Redacción/CAMBIO 22

Para los que habitamos en esta noble tierra por más de cinco décadas, sabemos y conocemos los rincones de todos y cada uno de los barrios, supermanzanas y colonias de Cancún.

En el contexto que en que se ha forjado una tierra de migrantes y de oportunidades para todos, salvaguardar nuestro patrimonio es alentar y construir nuestra identidad en esta tierra que nos ha dado todo.

En una entrega de esas maravillosas recopilaciones de nuestra historia que se publican en un sitio de Facebook, llamado Cancún del Recuerdo 52 Aniversario, hace un breve pero sustancioso recuento de la historia de este pequeño pero simbólico rumbo de nuestro Cancún.}

CONTEXTO URBANO

El parque del Crucero, se encuentra ubicado en la Supermanzana 63, en el cruce de las avenidas López Portillo y Tulum y es uno de los nodos urbanos más reconocidos por la mayoría de los cancunenses.

Un nodo es un punto de referencia en la ciudad, un espacio de confluencia vehicular y peatonal de relevancia para la movilidad de los habitantes. Por ende un nodo urbano, es un cruce de vialidades, de intereses, deseos y memoria compartida por los habitantes de una ciudad. Ya lo reza una de las frases del Monumento a José Martí, “Vengo de todas partes y hacia todas partes voy”, y el Crucero es eso, un lugar de encuentro en el cruce.

CONTEXTO ARQUITECTÓNICO

La presencia de un quiosco en el proyecto original de este parque, y que artera y alevosamente fue demolido por las autoridades estatales a pesar de haber acordado con la ciudadanía cancunense que no lo harían, fue doblemente valorado: en primer término como un ícono de los parques mexicanos, de pertenencia colectiva, de uso democrático, y en segundo término por estar presente en una ciudad moderna que parecería renunciar a tradiciones y formas históricas, pero que convive con formas tradicionales; y es que el parque del Crucero es una buen ejemplo de la multiculturalidad mexicana, y la presencia del quiosco, era como un elemento común para toda la diversidad popular nacional. Estos argumentos, de nada sirvieron.

 Las formas arquitectónicas de las desaparecidas jardineras y bancas debida a la renovación del 2019, de alguna manera evocaban la arquitectura tradicional y a la vez moderna de otros parques del Estado de Quintana Roo, como tratando de establecer una empatía con el resto de Quintana Roo. El trazo oblicuo mezclado con curvas, es característico de la tardomodernidad de la segunda mitad del siglo XX. La composición masiva de su desaparecida arquitectura, nos revelaba una influencia brutalista, como es común en la arquitectura de los años setentas y ochentas de los inicios de Cancún.

El moderno concepto de bancas y jardineras integradas en un solo elemento, obedecen a la arquitectura de su momento: las salas al interior de las casas, cuyo sofá y mesas laterales eran un solo elemento monolítico y fijo, hecho de concreto; también las bases de las camas de llegaron a hacer de concreto, a las cuales solo había que sobreponer un colchón, o cojines como en el caso de la sala.

Esta fisonomía no varió desde que fue concluida la obra en julio de 1986, es decir a permaneció durante 33 años de los 49 años que tiene Cancún, es decir el 67% de la historia de esta ciudad, hasta el 2019.

CONTEXTO PATRIMONIAL

El parque del Crucero es una expresión social de la multiculturalidad popular, y por tanto un rico aforo del patrimonio inmaterial de Cancún. Tiene lugar allí el encuentro de diversas etnias y tradiciones de México, la comida, la música, la vestimenta, costumbres, etc. confluyen, constituyendo un caldo de cultivo de lo que debe entenderse y reconocerse como uno de las realidades de Cancún.

El parque del Crucero se constituyó también de manera espontánea en el lugar para contratar a cientos de trabajadores, actividad muy intensa durante los años ochentas y noventas del siglo XX, cuando se construyeron grandes hoteles simultáneamente en la zona hotelera.

Actualmente es uno de los parques más concurrido de la ciudad, cuyos usuarios son atraídos de manera natural, a pesar de que no haya programas culturales constantes, como ocurre en el Parque de las Palapas.

Los árboles endémicos que existen en el parque del Crucero (algunos desaparecieron por la renovación), evocan un contexto natural: la selva quintanarroense; en algunos de ellos se podía reconocer las huellas del paso de huracanes. Estos árboles simbolizan la cultura de la supervivencia y la resiliencia social de la vida en el Caribe.

La expresión material, tiene su soporte en el imaginario colectivo, en la memoria, en la historia, en lo que contamos, en lo que transmitimos a la siguiente generación.

Este parque ya había sido salvaguardado en el año 2011 por grupos de vecinos y activistas cancunenses, lo cual nos habla de la resistencia a las imposiciones por parte de actores sociales que no valoran la identidad del sitio. En ese entonces, los propietarios de la plaza Cancún 2000 (Hoy plaza Las Tiendas), quisieron convertir el parque en un gran lobby de ingreso de su plaza, pero se logró en cambio una restauración de parque, sin duda una victoria ciudadana temporal.

CONCLUSIÓN

Creo que el primer parque del Crucero, fue víctima de la incapacidad de las autoridades para mantener limpios, iluminados y seguros los espacios públicos, y ante esta realidad, prefirieron imponer un parque deshumanizado que afortunadamente por la participación ciudadana hoy luce aceptablemente renovado, a costa de que el patrimonio cancunense sufriera una pérdida irreparable y la ciudadanía fuera burlada.

 

Fuente Cancún del Recuerdo/Francisco Romero
redaccion@cambio22.mx

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