“OVO” del Cirque du Soleil Deslumbra en el Palacio de los Deportes con un Mundo de Insectos, Luz y Acrobacia
13 Nov. 2025
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Con 53 artistas en escena y más de 25 nacionalidades, el espectáculo combina danza, equilibrio y humor en una fantasía inspirada en la naturaleza
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El nuevo show del Cirque du Soleil invita al público a un viaje visual y sonoro donde la vida de los insectos se convierte en arte, color y movimiento
Redacción / CAMBIO 22
En un cielo oscuro, sin ninguna luciérnaga, en medio del bosque, con el ruido únicamente de grillos se encuentra un mundo lleno de insectos que salen a escena cada que existe un acto insólito que altera la normalidad de su entorno.
Todo comienza con dos abejas dentro de flores gigantes; al momento de que vuelan, este pequeño mundo comienza a emerger, pasando un huevo gigante que yace en medio de la nada.

Los clowns hacen lo suyo, provocan risa y llevan al espectador a conocer poco a poco a cada insecto que habita en dicho espacio. Así comienza “OVO”, el nuevo espectáculo del Cirque du Soleil que inició funciones este 12 de noviembre en el Palacio de los Deportes y se extenderá hasta el 23.
La danza comienza desde los primeros actos, así como los actos circenses, todos vestidos de algún tipo de insecto como catarinas, abejas, chapulines, grillos, mariposas, arañas, orugas, ciempiés, escarabajos, hormigas, entre otros.
El escenario es circular, hay cuatro flores gigantes que engalanan el espacio, con cuatro plantas color verde cercanas que equilibran la vista y combinan con la parte del fondo.
El show se divide en dos partes, de aproximadamente 50 minutos cada uno y en el que integran cerca de ocho números de baile, acrobacia y equilibrio.
Las catarinas son las primeras que se encargan de sorprender a los asistentes con malabarismos con los pies; ruedan varias rebanadas de kiwis y las dominan con movimientos tipo “bicicleta” invertida.

También se presentaron números de danzas aéreas tanto en solitario con la música de fondo de un violín y en pareja, en donde los ojos de los asistentes se mantuvieron en las alturas, presenciando una historia de amor.
El show lleva por nombre “OVO”, que en portugués significa “huevo”, es por ello que no podía faltar este elemento. Se jugó en diversas ocasiones con varios “huevos”, algunos los cargaron, otros hasta ojos falsos les pusieron.
Uno de los momentos más impactantes fue cuando las luces del recinto se apagaron y solo el brillo de las “luciérnagas” destacaba.
El atuendo del malabarista brillaba y combinaba con los “yoyos” brillantes.
En los momentos en los que se tenían que montar ciertos elementos en el entarimado, los payasos se encargaron de amenizar con rutinas de comedia, incluso hasta hicieron partícipe al público. Levantaron a una chica espectadora y bromearon, mientras ella portaba un gorro y alas de catarina.

El momento más arriesgado del primer acto fueron los contorsionistas con vestuarios de chapulines, tres hombres y siete mujeres, ellos las recibían en cada extremo de las tres torres que se colocaron, mientras que ellas volaban por los aires, haciendo splits.
Para seguridad de todos colocaron una red negra que los mantenía seguros por si caían.
Para el segundo acto, la música brasileña envuelve al fanático, mientras que los deja atónitos con los seis acróbatas que prueban su dominio corporal en dos tubos.
Hubo mucha más fiesta, baile, dinamismo y actos más arriesgados e impresionantes como el de un acróbata que probó su equilibrio sobre una cuerda, mientras era transportado en una canoa.
Luego de 125 minutos de show, con un intermedio de 20 minutos, el show concluyó con actos de flexibilidad, mortales, saltos en pared y maniobras en el aire.
En total son 53 artistas en escena, de 25 nacionalidades distintas; son 100 personas las que conforman el espectáculo entre técnicos, talento y productores.
Fuente: El Sol de México
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