Óscar Rébora: “El Funcionario que se Dispara en el Pie”
26 Ago. 2025
JuanJo Sánchez / CAMBIO 22
Oscar Rebora Aguilera, titular de la Secretaría de Ecología y Medio Ambiente de Quintana Roo, ha decidido lanzarse al ruedo político como si fuera un activista sin responsabilidades institucionales. Desde sus redes sociales proclamó que será “el primero en detener” el proyecto Perfect Day en Mahahual si implica riesgos ambientales. Lo dijo así sin más, como si su papel fuera oponerse a la gobernadora Mara Lezama, quien ya presentó públicamente la inversión de 600 millones de dólares como un paso clave para detonar la economía regional y reposicionar al Caribe Mexicano como referente turístico. Y como ya sabes que #MiPechoNoEsBodega en estas lineás #TeLoCuento.
Esta declaración no es ingenua ni inocente, pentonta o tonteja tal vez si. Rébora intenta venderse como el gran defensor del medio ambiente, aunque para eso sacrifique coherencia política y técnica. Él mismo admite que el proyecto aún no existe formalmente ante ninguna autoridad ambiental, que no hay Manifestación de Impacto Ambiental y que lo único que hay son “dibujos” y un anuncio en medios. Entonces, ¿Qué sentido tiene advertir que lo detendría?

Mientras la Gobernadora construye (o por lo menos trata) un mensaje de certidumbre —crecimiento económico, generación de empleos, desarrollo sostenible—, Rébora improvisa un discurso contradictorio que parece ponerlo del lado opuesto de su propia administración. Se comporta como un novato que no entiende que un secretario de Estado no puede jugar a ser influencer ecológico sin generar ruido político y dudas sobre la capacidad de su gobierno para operar proyectos estratégicos.
El proyecto Perfect Day no es cualquier cosa. Royal Caribbean ya anunció que contempla la creación de infraestructura turística de alto impacto: parques acuáticos, piscinas, restaurantes, playas privadas, clubes y hasta el río artificial más largo del mundo. Con una capacidad para recibir hasta 21 mil visitantes por día, se estima que el flujo turístico en la región podría crecer de 2.6 millones en su primer año hasta 5 millones para 2033.
No es solo un tema de turismo, sino de economía regional. La inversión promete generar más de mil empleos en su etapa de construcción y otro tanto para su operación. Es decir, un potencial impulso para la zona sur del estado que, históricamente, ha quedado rezagada frente a Cancún y la Riviera Maya.
La gobernadora Mara Lezama ha sido enfática: todo desarrollo deberá garantizar sostenibilidad y beneficios para la comunidad local. Su visión busca equilibrar inversión y protección ambiental, no improvisar discursos polarizantes. Esa es la diferencia entre liderazgo político y oportunismo personal.

Pero no podemos engañarnos. Ni el discurso de Rébora ni las promesas de la naviera resuelven el verdadero dilema: ¿Qué tanto de esta inversión se quedará en Mahahual y en manos de su gente?
La experiencia demuestra que estos complejos de lujo funcionan como burbujas económicas. Los turistas consumen dentro de ellos, utilizan sus propios servicios y rara vez pisan las calles de las comunidades cercanas. Es un modelo de turismo cerrado, que concentra la derrama en los grandes consorcios y deja migajas para la economía local.
Por eso, el debate serio no es si Perfect Day debe construirse o no, sino cómo garantizar que se traduzca en beneficios reales para la población, que se generen cadenas productivas locales, que los comercios de Mahahual puedan participar y que no se repita la historia de destinos que crecen hacia afuera, pero no hacia adentro.
Lo que Óscar Rébora Aguilera hace es desviar el debate y convertirlo en un show personal. Su función no es buscar protagonismo en redes, sino diseñar políticas claras de protección ambiental, establecer criterios técnicos para evaluar proyectos y garantizar procesos transparentes de consulta y revisión.

En su afán de verse como “el guardián de la naturaleza”, Rébora no solo queda en ridículo, también pone en entredicho la disciplina política del gabinete estatal. Porque cuando un funcionario habla sin medir el peso de sus palabras, manda el mensaje de que no entiende su cargo, ni sus límites, ni la magnitud de lo que está en juego.
Quintana Roo necesita una Secretaría de Medio Ambiente que trabaje, no que se exhiba. Que regule, no que improvise. Que acompañe el desarrollo con rigor técnico, no con frases de autopromoción. Y necesita funcionarios que estén a la altura de la gobernadora, que sostengan con hechos su visión de crecimiento sostenible.
Óscar Rébora Aguilera se está comportando como un improvisado que cree que un post en Facebook sustituye trabajo técnico, planeación y política de Estado. Mientras la gobernadora Mara Lezama mueve capitales, atrae inversión y defiende la economía de la zona sur, él juega a “ponerse al frente” de causas que ni siquiera entiende en su dimensión.
El mensaje es claro y sin rodeos: si no está preparado para defender el desarrollo con criterios ambientales serios, que se haga a un lado antes de hundir la credibilidad de la Secretaría de Medio Ambiente y de paso sabotear la agenda del propio gobierno que lo sostiene. Porque para guardianes de pose, bastan los influencers. Quintana Roo necesita funcionarios de verdad.
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