Oda al Podcast: Evolución de la Radio
18 Feb. 2024
Jorge Bravo /CAMBIO22
La radio, el medio de comunicación sonoro que celebra su Día Mundial cada 13 de febrero y que ha sido parte de nuestra vida durante más de un siglo, ha experimentado una transformación radical en la era digital. Con la llegada del podcast y el impulso que le dio Spotify y otros agregadores de audio como una nueva forma de consumir contenido audible en línea, la radio tradicional se enfrenta a un competidor que lo supera en muchos sentidos.
Las personas quieren seguir escuchando noticias, historias y contenidos que acompañen su vida diaria, trayectos o ratos libres, pero ya no sólo sonidos impuestos por un medio, un gobierno o una estación de radio tradicional, queremos libertad. Se estima que para 2025 un tercio de la población mexicana escuchará al menos un podcast, según un estudio de PwC.
El Goliat de la radio tradicional y el David de los podcast modernos compiten por la atención auditiva del público. Ambos ofrecen un escaparate de sonidos, historias e intereses, pero sus claras diferencias delinean un nuevo horizonte en el mundo del entretenimiento sonoro.
La radio es un medio de comunicación que transmite información, música y divertimento en vivo o grabado a través del espectro radioeléctrico. Desde su invención, la radio ha sido un medio masivo que llega a millones de personas simultáneamente, con una programación estructurada, establecida y una línea editorial definida por la estación.
Durante décadas la radio ha sido una ventana a la actualidad, la música y la cultura. Pero para operar requiere de una concesión del Estado para usar y explotar frecuencias de radio. Es decir, se necesita una licencia, una cuantiosa inversión, estructura e infraestructura para llegar a los radioescuchas.
Esto ha dado lugar a una infinidad de podcasts de alta calidad producidos por expertos en sus respectivos campos, quienes comparten su conocimiento con el mundo, y que nunca serían tomados en cuenta por la radio o la televisión, que prefieren hacer negocio o transmitir contenidos tendenciosos.
En el vasto universo del podcast emergen alternativas brillantes y estimulantes. El podcast, un oasis de creatividad y conocimiento en un desierto de contenidos editorializados, ofrece libertad sin límites. En el podcast cada voz tiene su espacio. Es el refugio de los especialistas, quienes comparten su saber con pasión, dedicación y la mayoría de las veces de forma desinteresada. Desde expertos en tecnología hasta historiadores, comediantes y filósofos, pasando por nutriólogos y especialistas en psicología, el podcast es un océano donde cada corriente de pensamiento tiene cabida, a diferencia de la radio donde la exclusión y la discriminación, la publicidad y la propaganda, forman parte del sistema.
Mientras que la radio está limitada por su línea editorial comercial u oficialista, los podcasts ofrecen una plataforma para voces realmente nuevas y temas atractivos para las comunidades que a menudo son ignoradas por los medios de comunicación tradicionales. Los temas que no se abordan en la radio se pueden encontrar en los agregadores de audio, lo que permite a los oyentes explorar una variedad de temas y perspectivas.
En el podcast no hay censura, no hay agendas ocultas o al menos no son evidentes como sí ocurre en la radio. Los temas que la radio evita, los tabúes que esquiva, oculta o invisibiliza, encuentran un espacio y oídos atentos en los agregadores de audio, donde la diversidad es la regla y no la excepción.
Mientras que la radio construye audiencias masivas, heterogéneas y anónimas; el podcast atrae usuarios, seguidores leales y construye comunidades en torno a temáticas compartidas. El poder de la radio radica en el alcance de su tecnología de transmisión y en sus audiencias masivas. La fortaleza del podcast se encuentra en la calidad del contenido, la lealtad y la confianza que le otorgan los seguidores.
El podcast no es sólo un medio de entretenimiento, es una revolución auditiva. Es el renacimiento de la narrativa oral, la reinvención de la conversación. Es el eco de las voces que permanecían en la sombra, el amplificador de las ideas que se ahogan en el ruido mediático, la audioteca de conocimiento en el tsunami de desinformación y noticias falsas, alimento nutritivo para la mente en la anemia y la bulimia de los medios.
Fuente: EL ECONOMISTA
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