• Desmantelan red de trata que explotaba a mujeres y menores en pleno centro urbano.

 

Redacción/CAMBIO 22

CANCÚN, Q. Roo, 10 de mayo.- Una red de trata de personas operaba en la Supermanzana 66 en Cancún, bajo un esquema sistemático de explotación sexual que generaba ganancias ilegales superiores a los 40 mil pesos semanales.

Lo que parecía un par de inmuebles ordinarios escondía un negocio de esclavitud moderna: 26 mujeres, incluidas adolescentes, eran obligadas a ofrecer servicios sexuales a cambio de pagos ínfimos, de los cuales una parte era cobrada como “comisión” por una operadora del grupo delictivo.

La Fiscalía General del Estado de Quintana Roo, en coordinación con uniformados de la Guardia Nacional, ejecutó una orden de cateo el pasado 9 de mayo tras recibir una denuncia anónima que reveló el uso de dos propiedades como prostíbulos clandestinos.

En la intervención fueron rescatadas 21 mujeres mexicanas y cinco colombianas, entre ellas menores de entre 16 y 17 años, utilizadas como mercancía por una red que mantenía control económico y psicológico sobre ellas.

De acuerdo con la investigación de la Fiscalía Especializada en Combate a Delitos de Trata y Explotación de Niñas, Niños y Adolescentes, cada víctima era forzada a atender a clientes por 250 pesos, de los cuales 70 eran entregados cada dos días a una mujer que actuaba como recaudadora.

Se estima que, en conjunto, los explotadores recaudaban cerca de 160 mil pesos mensuales, producto de una estructura delictiva que operaba con precisión logística y sin visibilidad pública.

La operación, aunque exitosa en su ejecución, deja al descubierto un fenómeno criminal que se fortalece en la sombra: la trata de personas como una industria ilegal rentable, sostenida por la demanda, la impunidad y la vulnerabilidad social.

Las mujeres, muchas de ellas en condiciones económicas críticas o migrantes, eran aisladas y utilizadas bajo amenazas veladas o mecanismos de dependencia.

Las autoridades colocaron sellos oficiales en los inmuebles y trasladaron a las víctimas a la Fiscalía General del Estado, donde se iniciaron los protocolos de atención médica, psicológica y jurídica.

Hasta el momento no se ha informado sobre personas detenidas, aunque se presume que la operadora y los posibles cómplices ya están identificados.

Este caso reafirma que la trata de personas no es un delito lejano ni exclusivo de grandes redes internacionales: también se teje entre calles comunes, usando como fachada la normalidad de una ciudad turística.

En un país donde cada año miles de mujeres desaparecen o son explotadas, la acción institucional debe ir más allá de operativos: se necesita inteligencia, prevención y castigo efectivo.

 

 

 

redaccionqroo@diariocambio22.mx

RHM

 

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