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• Necesariamente Incómoda

 

 

Graciela Machuca Martínez/ CAMBIO22

 

Al conocerse este domingo 28 de diciembre el descarrilamiento de un convoy del llamado Tren Interoceánico en territorio de Oaxaca, que se trasladaba del Puerto de Salina Cruz al de Coatzacoalcos, con resultado de 13 personas muertas y al menos 98 lesionadas, surgió de inmediato en la memoria colectiva del pueblo de México las imágenes e impunidad del accidente de la línea 12 del Metro en la Ciudad de México, con decenas de víctimas mortales y lesionadas, sin que hasta el momento se haya investigado, por lo menos a la directora del Sistema Colectivo de Transporte, a quien se dijo que no se le podía llamar a declarar porque se violentarían sus derechos humanos.

Tanto aquel como este lamentable accidente lo que sale a relucir de inmediato es la negligencia, la corrupción y la impunidad que caracteriza la 4T, porque a pesar que especialistas y la misma Auditoría Superior de la Federación advirtieron de las anomalías en el proceso de rehabilitación de la hoy linea Z de Ferrocarril, ninguna instancia del gobierno federal, mucho menos del gobierno de Oaxaca, hicieron algo por exigir que la obra fuera evaluada para prevenir una desgracia como la ocurrida.

Las obras de infraestructura que se realizaron durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, fueron abiertas al público sin que se hubieran terminado, lo que se evidencia con los presupuestos destinados para su continuación en el ejercicio de 2025 y en el que se ejercerá en 2026, son miles de millones de pesos destinados para concluir obras inauguradas varias veces durante el periodo electoral de 2024 y en los últimos meses de su gobierno.

Son obras que se pusieron en servicio sin estar concluidas, solo para satisfacer el ego presidencial, de salir en la foto, sin importar que su operación ponga en peligro la vida de los usuarios como pasó en esta ocasión con el Tren Ingteroceánico, operado precisamente por la Secretaría de Marina, cuyas funciones constitucionales están en otra parte y no para administrar un ferrocarril es como si un conductor de locomotoras fuera comisionado para pilotear un barco de la Marina o un guardavías asumiera la función de cuidar la soberanía del mar territorial de México.

A las instituciones militares del país se les perdió el respeto desde que se les puso a desempeñar funciones de seguridad pública, a construir vías de ferrocarril, hoteles, aeropuertos; ahora tienen que responder por acciones y omisiones en tareas para las cuales no fueron creadas y que tampoco están respaldadas en preceptos constitucionales.

La clase política de la 4T, con el autoritarismo de López Obrador, han desvirtuado el quehacer de las fuerzas armadas del país, al encargarle la operación y la administración de millonarios presupuestos, que son dinero del pueblo, sin transparencia ni rendición de cuentas, porque por decreto presidencial se decidió que toda obra o acción tocada por los militares tienen categoría de seguridad nacional.

Hasta el momento, la 4T no ha demostrado tener la intención de investigar de fondo la negligencia en el desarrollo de las obras de infraestructura, porque en su momento nada se hizo para darle justicia a las personas que murieron en el accidente de la línea 12 del Metro en la Ciudad de México, como lo tiene presente la memoria colectiva del pueblo de México y ahora, con este nuevo accidente, no se tiene la esperanza de que se les haga justicia a los verdaderos responsables de la negligencia gubernamental, más aún, cuando uno de los hijos de Andrés Manuel López Obrador fue designado como asesor “honorario” de las obras del Tren Interoceánico, cuando no es especialista en el rubro ferroviario y es un hecho de corrupción cuando se acepta un cargo, por más “honorario” que sea, si no se tiene la preparación técnica para ejercerlo.

En Oaxaca, también se abrió a marchas forzadas la carretera que va de Mitla a Tehuatepec, por lo que gran parte de la ruta presenta irregularidades, a tal grado que por falta de planeación se construyó un tunel que a los pocos meses de operación colapsó, porque no se le permitió a los técnicos hacer su trabajo, por las prisas y no se tomó en cuenta que un cerro presentaba deslizamiento de tierra, miles de toneladas de tierra cayeron sobre el túnel, por lo que quedó inservible. Ahora tendrán que invertir más de 800 millones de pesos de dinero público para solucionar el problema que dejó incomunicadas, por esa vía a las regiones de los Valles Centrales de Oaxaca y la del Istmo de Tehuantepec.

Otra obra que fue inaugurada, sin estar terminada, para que Andrés Manuel saliera en la foto y para beneficiar la imagen de Claudia Sheinbaum es la carretera a la región de la Costa de Oaxaca, la cual en muchos de sus tramos parece una brecha, además, de los múltiples accidentes automovilísticos que han generado decenas de víctimas mortales, lesionadas y daños materiales multimillonarios, porque se puso en funcionamiento sin señalización, los trabajos de mala calidad han originado que la carretera se esté cayendo a pedazos.

En el caso del Tren Interoceánico el gobierno federal compró locomotoras y vagones que fueron mandadas a la chatarra en el Reino Unido por su tecnología obsoleta; la vía férrea de Salina Cruz a Oaxaca, después de décadas de no recibir un mantenimiento a profundidad, fue rehabilitada de la noche a la mañana por decreto presidencial, con la ilusión que sea una alternativa para el transporte interoceánico de mercancía, al Canal de Panamá. Con este lamentable accidente, por las condiciones reales de la vía, ninguna aseguradora querrá prestar sus servicios para proteger la mercancía que llegue a cruzar por esa vía.

Las empresas transnacionales que en un principio estuvieron interesadas en usar ese canal ferroviario para evitar al tráfico y el alto costo del uso del Canal de Panamá, hasta el momento, ya no han mostrado interés en enviar sus barcos procedentes de Asía para que descarguen en Salina Cruz y el tren traslade su mercancía a Coatzacoalcos, los pocos barcos mercantes que llegaron a Salina Cruz, se pasaron semanas para poder entrar al puerto y descargar, por la falta de infraestructura portuaria, ya que para el comercio internacional no solo bastan ocurrencias sino eficiencia.

Lo sucedido en Oaxaca debe servir como un llamado de atención respecto a la operación del Tren Maya, una obra que le está saliendo al pueblo de México mucho más cara que los beneficios, ya que además, de la desorbitante inversión presupuestal, se han expropiado tierras de propiedad privada y ejidal en beneficio de las empresas de la Secretaría de la Defensa Nacional que operan dicho tren y las obras inmobiliarias que se diseñaron para “vestirla”.

Personas expertas en el comportamiento de los suelos de la Península de Yucatán han advertido que por su fragilidad existe el riesgo de un accidente. Hasta el momento, los ocurridos, solo han sido catalogados por el gobierno federal como “percances de vía”.

Lo más preocupante del funcionamiento del llamado Tren Maya, además, de su inviabilidad financiera, es que el gobierno de Claudia Sheinbaum, sigue con el proyecto agregar el servicio de carga, para transportar hidrocarburos, principalmente, lo que representa una seria amenaza para el entorno ambiental de la región, porque un accidente del ferrocarril sería una catástrofe para las personas usuarias y un ecocidio en caso que uno de esos trenes de carga colapsara el endeble terreno que soporta la vía férrea.

 

 

 

 

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