Alfredo González Castro / CAMBIO 22

En el rompimiento que hubo entre Morena y los ministros de la Corte (que derivó en una crisis política e institucional) algunos impartidores de justicia tuvieron una cuota importante de responsabilidad porque fracturaron también un pacto que habían suscrito entre ellos.

Ocho de las y los ministros habían acordado renunciar en bloque, el martes pasado; sin embargo, a la hora de buscar hacerlo oficial, Juan Luis González Alcántara Carrancá y Margarita Ríos Farjat se desistieron y pidieron que cada uno lo hiciera como mejor le conviniera.

Tal decisión terminó por hacer añicos un frágil bloque de ministros que se había conformado para hacer frente a la embestida del oficialismo y, derivado de eso, ahora también está en riesgo de no ser votado y avalado el proyecto contra la Reforma Judicial.

 

 

Está a punto de naufragar, no sólo por lo que aprobó el Senado, sino porque el ministro está perdiendo el apoyo de varios de sus colegas. Algunos lo responsabilizan de haber sembrado la discordia, razón por la que analizan dejarlo sólo en su aventura de dar entrada a controversias constitucionales de la oposición.

Pero no fue quien dio el primer paso a la división. La ministra Ríos Farjat fue la primera que metió el desorden cuando propuso que cada uno anunciara su renuncia como mejor pudiera.

De hecho, en la cúpula del Poder Judicial existe la idea de que ella y su colega Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, no votarán el proyecto del ministro González Alcántara Carrancá, quien hasta ayer sólo contaba con el apoyo de cinco de sus colegas “rebeldes”.

 

 

El documento, que propone dar entrada a las impugnaciones del PRI y PAN, se discutirá el 5 de noviembre, pero todo apunta a que está destinado a no ver la luz en la Sala Superior del máximo tribunal, porque Alcántara Carrancá, dicen en la Corte, pintó su raya antes de tiempo.

TODO CAE POR SU PROPIO PESO y eso fue lo que ocurrió con la senadora Cynthia López, quien renunció a las filas del PRI, por un desencuentro con Alejandro “Alito” Moreno.

Y es que, de acuerdo con influyentes miembros de Morena, es cuestión de horas o días para que la legisladora capitalina pase a las filas del partido guinda, en donde le darán cobijo después de haberse ausentado de la sesión en la que se votó la “supremacía constitucional”. Amor con amor se paga, dicen.

 

 

SI NO HAY CAMBIOS DE ÚLTIMA HORA, en noviembre, Jorge Romero y Luisa Gutiérrez llegarán a las dirigencias nacional y local del PAN, y uno de sus principales desafíos es hacer entrar al redil a panistas que cada vez se pinta más de color guinda.

Entre los panistas es un secreto a voces que algunos alcaldes y diputados de la CDMX están coqueteando con Clara Brugada, para evitar que revivan cuentas pendientes. Aunque una consigna del nuevo gobierno es retomar las investigaciones sobre el llamado Cártel inmobiliario.

EL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL, igual que otras instituciones, como la Corte y el INAI, entró al club de las divisiones y los pleitos internos.

 

 

Seis consejeros electorales (Dania Ravel, Claudia Zavala, Carla Humphrey, Arturo Castillo, Jaime Rivera y Martín Faz) promovieron y avalaron una controversia constitucional para restar facultades a la presidenta del organismo, Guadalupe Taddei.

Pero con base en lo que me dijo la consejera Zavala, esto no es un pleito. Lo que hicieron, argumenta, es parte de las atribuciones que tienen ella y sus colegas como parte de un órgano colegiado. Sin embargo, en el gobierno y en la presidencia del INE, lo tomaron como un agravio y un desafío porque no han dejado a Taddei nombrar a funcionarios de primer nivel desde que llegó al organismo.

Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: “Los buenos acuerdos no se logran por consenso; se logran cuando uno de los dos se cansa de negociar”.

 

 

 

Fuente: El Heraldo de México

redaccion@diariocambio22.mx

GAVC / MA

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