• Una mochila, 41 dosis y un detenido revelan la persistente batalla en las calles con la que luchan las autoridades policiales

 

Redacción/CAMBIO 22

CANCÚN, QRoo, 23 de mayo de 2025.- La escena fue tan rápida como reveladora: en una calle olvidada de la región 236, entre callejones poco iluminados y muros cubiertos de grafitis, la rutina de un presunto microtraficante fue interrumpida por una patrulla que no lo buscaba, pero lo encontró. Jesús René “N”, un joven cuya historia aún está por contarse, fue detenido con una mochila repleta de pequeñas dosis que, según las autoridades, representan un eslabón más de una red de narcomenudeo que no deja de afianzarse en las periferias de Cancún.

Los hechos ocurrieron en la calle 122-B, una zona residencial en el municipio Benito Juárez que mezcla viviendas humildes con lotes baldíos y que en los últimos años ha comenzado a mostrar señales del enraizamiento de actividades delictivas de bajo perfil, pero de alto impacto social.

Según el reporte oficial, los agentes de la Secretaría de Seguridad Ciudadana del Estado realizaban un recorrido de rutina cuando notaron a un hombre que manipulaba pequeñas bolsitas de plástico.

La reacción del sujeto al notar la presencia policiaca fue inmediata: intentó esconder lo que tenía entre sus pertenencias.

La intervención fue inevitable. La revisión arrojó el hallazgo de una mochila negra que contenía 33 bolsitas con marihuana, siete más con presunta cocaína y una adicional con fragmentos similares a cristal, además de 190 pesos en efectivo, una libreta roja –posible bitácora de distribución– y dos teléfonos celulares.

Más allá del decomiso, lo que captó la atención de los agentes fue la aparente organización del contenido: cada sustancia etiquetada, bien clasificada, como si se tratara de un sistema pulido de venta al menudeo.

La detención fue canalizada directamente a la Fiscalía Especializada en Combate al Delito de Narcomenudeo, una instancia que ha intensificado sus procesos en zonas consideradas como “focos rojos” por el crecimiento de estos puntos de distribución.

Aunque el detenido fue presentado como un presunto implicado, el trasfondo del suceso deja preguntas más complejas: ¿cuántos más operan en silencio en barrios como este? ¿Qué redes, por pequeñas que parezcan, alimentan la cadena del narcotráfico desde estos puntos de venta directa? ¿Y cuántos jóvenes, como Jesús René “N”, han terminado convirtiéndose en peones de un negocio donde la vida vale menos que una dosis?

Las autoridades insisten en que cada detención representa un golpe al narcomenudeo.

Sin embargo, los vecinos de la región 236 ven la situación con más escepticismo que esperanza. “Cada semana agarran a uno, y a la siguiente ya hay otro. No se acaba”, comentó un habitante que pidió anonimato.

Mientras tanto, la libreta incautada podría convertirse en una pieza clave. No solo por los posibles nombres, rutas o cantidades que contenga, sino porque podría trazar el mapa de un delito que, aunque se presenta como menor, siembra violencia, adicción y miedo en las calles de Cancún.

La historia de una mochila llena de drogas y de un joven capturado podría ser solo el prólogo de algo más grande. La verdadera pregunta es: ¿cuántas mochilas más están aún en circulación?

 

 

 

redaccionqroo@diariocambio22.mx

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