Carlos Barrachina Lisón

El fichaje de la pareja “Montes de Oca”/”Capella” se vendió a finales del 2018, como el tridente Messi, Mbappé y Neymar en el Paris Saint Germain. Parecía que Carlos Joaquín González, gobernador de Quintana Roo, había encontrado su “dream team”, para acabar con el crimen organizado, la impunidad, la corrupción, y lo que se presentara amenazante en el horizonte. Entre ellos dos y las cámaras de videovigilancia de Juan de la Luz Enríquez Kanfachi, el Cartel de Sinaloa, el CJNG, los Rojos, los Pelones, y todos los grupos que pretendieran desestabilizar Quintana Roo, podían ponerse a temblar.

La realidad ha sido totalmente diferente. La lucha de los diferentes grupos del crimen organizado por el territorio y la distribución de la droga se ha intensificado dramáticamente. En Quintana Roo se han alcanzado cifras históricas de homicidios, que sitúan al destino turístico como uno de los más peligrosos del mundo, poniendo seriamente en riesgo tanto la vida de los ciudadanos, como el propio futuro de los negocios turísticos.

Por si fuera poco, en lugar de reconocer el fracaso, y tratar de enderezar el rumbo, éstos, al estilo de la ministra plagiaria de tesis, no tienen “nada de que avergonzarse”, ni rubor para maquillar las estadísticas, utilizando las cifras de homicidios “culposos” para esconder la realidad. Se comete fraude en lugar de reconocer los asesinatos y clasificarlos como “dolosos”, como se hace en los sitios en donde no se hace trampa, y se tratan de enfrentar los problemas sin simulaciones. Para entendernos; hoy día en Quintana Roo, si un paisano aparece con siete tiros en la cabeza, es muy probable que la fiscalía señale en sus cuentas que el camarada “se suicidó” compulsivamente.

El fiscal de Quintana Roo, el ex secretario de Seguridad Pública, y el ex gobernador y su equipo cercano tienen un poco el complejo “Shakira”; se creen más cerca del Ferrari y del Rolex, que del Twingo, y el Casio. Sin embargo, como bien señala Piqué, en muchas ocasiones es mucho más eficiente el Twingo, o el Casio, que el ineficiente glamour de la farándula.

Ciertamente tenemos una clase política a la que no le gusta asumir responsabilidades, y que se cree por encima del bien, del mal, y de los mortales. Siempre se puede echar la culpa al otro, al pasado, o a las conspiraciones y sabotajes, como en el caso de Claudia Sheinbaum y su gestión del Metro de la Ciudad de México.

Con todos sus problemas, los viejos policías de Quintana Roo, con estudios muy limitados, y nacidos del pueblo, hicieron mucho mejor trabajo, que los finos licenciados de Tijuana y la Ciudad de México. Es absurdo pensar que sin policías locales, se puede gestionar la seguridad pública, ni en México, ni en Quintana Roo. En la administración de los “tres amigos (Montes de Oca, Capella, y Juan de la Luz), se desconfió de las policías locales, y se utilizó para fines políticos una policía estatal, y un supuesto “mando único”, que únicamente sirvió para concentrar poder, lucir uniformes de película, descuidar la profesionalización policial, y salir corriendo a la federación para pedir refuerzos y apoyo para mostrar una presencia armada disuasora que tampoco ha logrado modificar la tendencia. La falta de resultados salta a la vista.

A partir del año 2019, coincidiendo con la llegada de estos personajes, Quintana Roo supera los mil homicidios anuales y la manipulación de las cifras, hace que la fiscalía del estado reporte al Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública la mitad de los homicidios dolosos que ocurrieron realmente, escondiéndolos como si fueran suicidios, o muertes accidentales.

Esta ocultación se explica porque habitualmente se mide la violencia de un territorio analizando los calificados como dolosos, porque éstos reflejan la intención de querer matar a una persona. En la categoría de culposos se encuentran los muertos por accidente de tránsito, suicidios o muertes que se producen por un accidente o sin intención. Como se verá a continuación, Montes de Oca y Capella alteraron de tal forma los registros que a partir del 2019, para poder comparar los datos reales es necesario restar los accidentes de tránsito a los homicidios en general, si se quiere uno aproximar a conocer la realidad.

Al quitarle los muertos por accidentes de tránsito a los homicidios en general las cifras en Quintana Roo quedan como sigue: en el año 2015, 457 asesinados, que suponen una tasa de 24.6 por 100.000 habitantes. En 2016 son 183 (9.8); en 2017, 363 (19.5); en 2018, 797 (42.9); en 2019, 1,332 (71.7); en 2020, 1,207 (65); en 2021, 1,260 (67.8); y en 2022, faltando por contar el mes de diciembre, que todavía no se encuentra disponible en la información oficial, son 1,110 (60).

 

Los datos que presenta la fiscalía de Quintana Roo, y que se publican en el Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública como homicidios dolosos son los siguientes: En el año 2015, 227 homicidios dolosos, y una tasa de 12.1 por 100.000 habitantes. En 2016, 165 (8.9); en 2017, 359 (19.3); en 2018, 763 (41.1); en 2019, 679 (36.5); en 2020, 581 (31,3); en 2021, 585 (31.5); y faltando por contabilizar el mes de diciembre en 2022, 505 homicidios dolosos (27.1).

El año electoral del 2016 fue el menos violento en toda la serie que presento. En el 2017 y el 2018, se fueron incrementando los números de homicidios, pero no hay una diferencia significativa entre los calificados como dolosos, y la eliminación de los accidentes de tránsito del número total de muertos por homicidio. Es a partir de la gestión de Montes de Oca y Capella en el que se observa una grosera manipulación, que trata de vender al mundo, que en su gestión se producen la mitad de los asesinatos, de los que en realidad suceden.

La realidad es que las cifras de homicidios, han crecido de una forma impresionante en los últimos años, y que la gestión del aparato de seguridad del estado ha sido un rotundo fracaso. A partir del año 2018 Quintana Roo se puede considerar un estado muy violento, comparado con otras entidades federativas de México; concentrándose los homicidios especialmente en la zona norte de la entidad, en razón de la lucha de los grupos del crimen organizado por el territorio, o relacionado con la venta y consumo de drogas. La tendencia la alta criminalidad se dispara en el 2019 y se mantiene hasta la fecha con Tulum, Solidaridad y Benito Juárez como puntos especialmente calientes. A partir del 2019 aumentan los homicidios en el sur de Quintana Roo, relacionados por el control del territorio relacionado con el tránsito de drogas. Sin embargo, en este caso sí parece que en el año 2002 los números relacionados con muertes violentas se han reducido.

En este contexto, los responsables de la seguridad pública nos quieren engañar, y tratan de vendernos la idea de que el problema de asesinatos es menos de la mitad de grave de los que realmente es.

 

redaccionqroo@diariocambio22.mx

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