Modelo Educativo de los Años 50’s ha Provocado la Descomposición del Tejido Social en Comunidades Mayas de la Península
9 Jun. 2025
Redacción / CAMBIO 22
José María Morelos, 9 de junio.- La desconexión generacional entre los jóvenes y las prácticas tradicionales mayas, así como la fragmentación del tejido familiar y social, son parte de las consecuencias del modelo educativo implementado desde los años 50’s en México, advirtió el ingeniero agrónomo e investigador, Bernardo Caamal Itzá, originario de Peto, Yucatán.
Durante una reflexión sobre los cambios sociales en la región maya, Caamal Itzá explicó que muchas familias llegaron a Quintana Roo provenientes de Yucatán en busca de tierras fértiles para el trabajo agrícola, especialmente en el sistema tradicional de la milpa. Sin embargo, al insertarse en un modelo educativo ajeno a su cosmovisión, las nuevas generaciones comenzaron a distanciarse de las raíces culturales y del conocimiento comunitario.
“Los abuelos de los años 50’s entraron a la escuela, y sus hijos crecieron alejándose de la milpa. Ya los nietos, nacidos en los años 80, viven completamente ajenos a lo que sus bisabuelos construyeron al fundar comunidades como José María Morelos”, señaló el especialista.
Caamal Itzá sostuvo que hoy en día muchos jóvenes enfrentan serias dificultades para construir un proyecto de vida, pues han sido formados bajo un sistema que privilegia la supervivencia económica por encima de los valores comunitarios. “La educación actual enseña a sobrevivir, no a vivir. Ya no hay diálogo de saberes, los jóvenes buscan empleos temporales y no piensan en su vida a largo plazo. Mientras tanto, el conocimiento de los ancestros queda relegado, abandonado”, lamentó.
Asimismo, alertó sobre los riesgos que enfrentan los jóvenes ante la falta de integración familiar: “Están solos, y en ese abandono, la droga, el alcohol y el suicidio se presentan como salidas inmediatas. Es el reflejo de una ruptura profunda provocada por un modelo impuesto hace más de 40 años y que hoy muestra sus consecuencias”.
Por ello, hizo un llamado urgente a retomar el modelo de vida de las comunidades mayas, donde la familia, la convivencia y los saberes compartidos eran el eje del bienestar. “Hay que mirar otra vez hacia la familia maya. Ahí está la riqueza verdadera: en los valores, en saber sembrar, cocinar, convivir. No se trata de idealizar el pasado, sino de rescatar lo que nos enseñaba a vivir con dignidad”, subrayó.
Finalmente, el investigador planteó que el reto actual es reconstruir el tejido social y recuperar los principios comunitarios que alguna vez sostuvieron la vida en los pueblos mayas. De lo contrario, advirtió, el modelo basado solo en la productividad económica llevará a más exclusión y crisis social.
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