• Organizaciones culturales de la colonia inundada -Culturas de México- en Chalco ahora se enfocan en apoyar a los damnificados.

 

Redacción/Cambio22

Hace un mes Ale Méndez y Cheva Severiano pensaban cómo hacer proyectos culturales en la colonia donde viven,en Chalco. Hoy en día reparten víveres y negocian entregas con la gente de protección civil en una de las colonias más afectadas por las inundaciones que azotaron el suroriente de la megalópolis en agosto.

La colonia Culturas de México se ha vuelto emblemática por las inundaciones de este año, provocadas, en parte, por los asentimientos irregulares, la falta de planeación urbana, el cúmulo basura en los drenajes y hasta la falta de respuesta del gobierno. Las narrativas de siempre en una de las colonias más pobladas del Estado de México, con alrededor de 21 mil personas, según MarketDataMexico.

Pero antes y después de las inundaciones Culturas de México fue y será otra cosa. Un hervidero emergente de cultura milenaria plasmada en más de 80 murales gestionados por Corredor Cultural y Red de Trabajo Comunitario Culturas de México, fundado por Méndez, además de las actividades de las redes de acción de Severiano a través de la Coordinación Indígena de Chalco (CIC).

“En esta colonia la mayoría de la gente es indígena,” comenta Cheva Severiano, de 48 años, poeta y parte del equipo que creó la norma de la escritura del idioma mazateco publicada por el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI). “Las etnias  Mazateca, Mixteca, Mazahua, Zapoteca, Purépecha, Otomí, Náhuatl y Triqui están representados en el colectivo.”

Severiano es una poeta publicada en dos idiomas, perita traductor en mazateco y parte de varias redes de poetas indígenas.

“Lo que pasa es que muchas personas, como siempre, hemos migrado de un lugar a otro, de nuestros lugares de origen a la ciudad. ¿Por qué? Por cuestiones de trabajo. Muchos que vienen de otros estados, lo hacen para buscar pues trabajo, buscan superarse, por otras cosas que en sus lugares de origen no encuentran”, comenta Severiano

La zona inundada es parte del eje Valle de Chalco- Chalco que, según Severiano, tiene la mayor representación de población indígena del la Zona Conurbada del Valle de México.

En línea con las tradiciones de liderazgo de mujeres en las zonas populares de México, ellas dos han asumido un rol importante en amortiguar la catástrofe que había cubierto hasta 18 calles el 22 de agosto..

“Hemos distribuido 80 comidas hoy,” dice el voluntario Sergio Sorcia quién está cocinando birria y chicharrón en salsa verde en el Salón de Fiesta Leonardo’s. “Y faltan otras 100.”

Sorcia es voluntaria porqué la organización de ciclistas de Xico en Valle de Chalco a quienes se habían vinculado con Méndez en las Festivales del Corredor Cultura que se había organizado. Tiene doctorado de la Universidad de Essex con una tesis sobre el impacto de narcocorridos en la vida diaria de la gente en México.

Muchos niños no han salido de la casa en días y sufren los estragos emocionales y psicológicos del encierro. Hay gente que no pueden salir para comprar despensa.

“Nuestra familia no ha salido en dos semanas,” dice Gumaro Vivanco, que esta viendo hacia el diluvio frente de su casa mientras dos bombas arrojan agua desde su domicilio hacia la calle inundada. “Tenemos que vigilar las bombas.”

Otras familias han tenido que salir de la planta baja donde están sus casas y pedir posada con sus vecinos del primer piso.

“Perdimos todo los muebles,” dice Isabel Vázquez, preso en un segundo piso con sus dos nietos desde la inundación. “Estamos aquí arriba con cuatro familias en el espacio de dos. No hubo donde meter nuestros muebles. Estamos aquí sin nada.”

La cocina que tiene Severiano atrás de su tienda de abarrotes ya ha despachado, más o menos a 700 personas en tres días.

“Un amigo, Eduardo “Lalo Paletas” Diaz, trajo jitomate hoy. Yo y otros pusimos arroz,” comenta Severiano. “Yo he organizado a algunas señoras para ayudar a hacer la comida.”

El hecho de que organizaciones culturales son protagonistas en actividades de apoyo en emergencias en la periferias de la Ciudad de México no es casualidad, según Antonio Nieto, estudiante del doctorado en Ciencias y Artes en Diseño en la UAM Xochimilco y vecino de Valle de Chalco.

“Gente del sector cultural tienden a ser más empática y sensible, creo, por su quehacer,” comenta Nieto.

“Es común en estos tiempos ante la ausencia de un Estado que deja que tu colonia se inunde cada año y hasta la infraestructura crítica del DIF y la Cruz Roja. Además el sistema económico obliga a ser cada vez más individualista con menos tiempo libre y más riesgo de perder el trabajo. Por eso las redes comunitarias que se quedan muchas veces son culturales. Los vecinos que ayudan a un gestora como Alejandra Méndez para organizar un festival también la ayudan a organizar el apoyo a damnificados en un desastre.”

Una señora mayor viene lentamente apoyada por su hijo y una caminadora hasta la entrada del centro de acopio improvisado en el salón de fiestas Leonardos, que está ubicado sobre una calle polvosa. Un tercer hombre carga sobre su hombro una gran bolsa de ropa.

“Yo siempre que pasan cosas he querido apoyar,” comenta Modesta Martínez, 90. “Este centro está cerca para que al menos pueda caminar hasta aquí y ver cómo lo entregan. Dios quiere que ayudamos al prójimo.”

El proyecto del Corredor Culturas de México surgió hace dos años con el regreso de Alejandra Mendez, 30, a su casa familiar en la Colonia Culturas con una rodilla rota. Empezo a dar clases en el centro comunitario de su casa. Por considerar el centro comunitario estéril empezó a convocar a grafiteros para pintarlo y así fue creciendo el proyecto de dar una identidad indígena a la colonia con sus calles nombradas con etnias indígenas

“Poco a poco empezaron a conectarse, a convocar a varios compañeros de diferentes áreas, que no solamente eran del muralísmo y graffiti,  sino también de la rama de artesanías, talleres, psicólogos, maestros,”  comenta Mendez durante el Segundo Festival Corredor Culturas de México antes de la inundación. “También los vecinos se hacían participar del espacio público, eso es lo que se incentiva, que la comunidad participe en los procesos culturales que se pretenden como cuidado de sus espacios, participación en donación, o compartir algún alimento.” 

Ahora está negociando entregas nocturnas de víveres a vecinos por lancha con agentes de protección civil hacia las calles más alejadas de la colonia inundada.

“Lo que me parece interesante del proyecto del Corredor Culturas de México es la cuestión de darle una identidad gráfica a una comunidad,” comenta Nieto. “Las personas mismas tienen sus propios gustos y criterios artísticos y les gusta que hay algo que ellos consideran bonito sobre su barda. Muchas de estas colonias tienen muy poco tiempo como 40-50 años. Y da gusto tener algo que dice ‘yo soy de aquí.’ ”

La hija de Severiano, Xóchitl Karen Soriano, para su bicicleta frente de los murales que embellecen el centro comunitario Juan Soriano de la colonia en un día soleado antes de las inundaciones. Varios de sus amigos y vecinos del barrio participaron en los murales como los grafiteros Mictlan, Jenny y Higer.

“La discriminación sigue igual, no ha cambiado,” comenta Soriano “Hay que crecer consciencias. Siento que en la gente se va inculcando que deben de hablar su lengua, que no deben de apenarse.”

Este semana, el centro comunitario donde Xóchitl Soriano paró su bicicleta un albergue con ambulancias y camionetas del ejercito a la orilla de un lago.

Un recorrido por las partes inundadas de la colonia mostró que la gente había pasado por inundaciones antes y hubo muchos gestos de solidaridad y hasta buen animo. Pero todavía no hay claridad cuándo desaparecerá el agua. Y con el tiempo el  esta es más insalubre con moscos y larvas que causan ronchas.

Aún las áreas no inundadas de la colonia están afectadas por el caos vial alrededor de las áreas inundadas.  Agrega a este hervidero una larga historia de discriminación y abandono por el gobierno, aún falta esperar el tamaño de los problemas sociales que podrían surgir. Vecinos de las colonias aledañas Jacalones y Emiliano Zapata ya bloquearon la carretera México-Cuautla el miércoles por la inacción del gobierno y el lunes vecinos bloquearon la carretera México-Puebla. El riesgo de la politización siempre está presente.

Este es el contexto que las organizaciones culturales amortiguan.

Mientras los nopales y papas en salsa verde salen y los murales coloridos brillan en las calles, los damnificados al menos sabrán que no están solos.

Y eso podría hacer toda la diferencia.

 

 

 

Fuente: Pie De Pagina

redaccion@diariocambio22.mx

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