• Javier Aguirre hizo ocho movimientos en la alineación con respecto al juego pasado contra Japón, el equipo mostró por lapsos cierta mejoría, pero después se le cayó todo el teatro y si bien el equipo resucitó sobre el final, tiene mucho por trabajar por la manera en la que se cayeron

 

Redacción / CAMBIO 22

Cada partido de México parece jugarse sobre trozos de carbón encendido, como si de ganar o perder dependiera el futuro del cuerpo técnico que encabeza Javier Aguirre. Si las críticas por empatar sin goles el sábado ante Japón inundaron de preguntas al Vasco, el 2-2 de este martes frente a Corea del Sur extinguió apenas el fuego por lo que respecta a esta fecha FIFA. Para esta selección, ya no es ninguna sorpresa. Desde hace varios procesos, el camino hacia la Copa Mundial ha estado marcado por la misma presión y grado de urgencia por obtener resultados. No sólo en territorio nacional.

Con más de 20 mil aficionados -la mayoría mexicanos- en el Geodis Park, el partido para el equipo mexicano estuvo lejos de ser un simple amistoso. Por lo menos en el inicio, los mediocampistas Lee Kang-in y Jun-Ho Bae lograron breves sacudidas en el arco de Raúl Rangel con disparos que pasaron cerca de la portería. Fue el momento en el que menos control y confianza mostraron los dirigidos por Aguirre, impulsados por su habitual localía en Estados Unidos, pero con serias dudas para jugar de forma más atrevida.

Empate dramático: México rescata un 2-2 ante Corea del Sur en amistoso |  Diario de Morelos - Noticias |

Cuando el nivel de los Tigres de Asia pareció ser tan peligroso, Raúl Jiménez encontró uno de esos servicios por aire que tanto le gustan. Rodrigo Huescas centró por derecha y el delantero del Fulham convirtió de cabeza el 1-0 (22).

Con una acción fuera del libreto, el Tricolor se puso por delante sin que el rival hubiera bajado la guardia. Jiménez no volvió a acercarse en el primer tiempo, tampoco Hirving Lozano ni Germán Berterame encontraron alguna salida al laberinto en el que Corea escondió la pelota.

Fueron apenas instantes fugaces, a menudo desactivados por fueras de juego o despejes de los defensores centrales, los que el representativo mexicano produjo en su intento por hacerse del control del encuentro. Pero no lo consiguió. El ingreso de Son Heung-Min, ex estrella internaiconal del Tottenham en la Liga Premier inglesa, inició el emboscada de los surcoreanos en la parte complementaria.

Son no sólo aportó a la ofensiva una colección de habilidades, sino que además se encargó de resolver los problemas de contundencia de sus compañeros en un lapso de 10 minutos. Primero empató los cartones con un zurdazo de volea que pasó como un rayo entre las manos de Rangel (65) y, después de una serie de idas y vueltas, participó en la jugada que finalmente definió Oh Hyeon-gyu para lograr una remontada con suficientes méritos (75).

Con más de 20 mil aficionados -la mayoría mexicanos- en el Geodis Park, el partido para el equipo mexicano estuvo lejos de ser un simple amistoso. Foto

Aguirre no supo cómo contrarrestar las ondas de tal terremoto. Reemplazó a sus delanteros titulares, varió en la manera de presionar y defender, pero terminó otra vez a los gritos contra los árbitros, con el desgaste propio de la desesperación.

Sólo el atacante del Milán, Santiago Giménez, después de una media vuelta que sacó el arquero Kim Seung-Gyu prácticamente del ángulo, evitó el desastre en un segundo intento desde la medialuna (90+4). México aún braceaba en la tempestad, se hundía al desperdiciar aproximaciones en el área contraria, hasta que acertó y resolvió el rompecabezas.

Como hace unos días ante Japón, la afición le reconoció el esfuerzo, aunque no el nivel que ha mostrado a menos de un año del Mundial. Si contra Japón se quedó sin goles, Corea del Sur -selección que participará en la siguiente justa mundialista y mantiene su condición como potencia de Asia- representó el final de un examen con efectos negativos.

 

 

 

Fuente: La Jornada

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KXL/DSF

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