Lo anterior, explica, se debe a la falta no sólo de infraestructura, también de personal, pues sólo se dispone de 3.1 por ciento de los trabajadores de salud; 1.8 de los médicos especialistas; 6.5 de las enfermeras y 3.7 por ciento de los residentes de especialidades médicas.
En cuanto a la depresión, Lorena López Pérez, directora de Gestión de los Servicios de Atención Siquiátrica, señaló que la pandemia de covid-19 dejó graves repercusiones en la salud mental y aumentó los problemas sicosociales de la población, que “tienen alta correlación con la generación de episodios depresivos, que fueron ocasionados por el incremento en los niveles de estrés por el miedo a contagiarse y por el aislamiento social”.
Dicha situación, apuntó, provocó cambios en la alimentación, en los patrones de sueño y dificultades en el núcleo social, pues en adolescentes “se observa aumento en el consumo de sustancias sicoactivas y actos violentos”.






















