Máximo Ken: El Espíritu Sanador que Perdura en el Alma de Yucatán
9 Abr. 2025
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Su figura ancestral resurge entre los cerros y rituales como símbolo del conocimiento medicinal y místico heredado por generaciones.
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Oxkintok, el sitio arqueológico donde habitó, es también portal sagrado de una tradición que aún vive en la medicina maya y el espiritismo yucateco.
Renán Gabriel Castro Hernández/ CAMBIO 22
Yucatán, México.– En el corazón espiritual de Yucatán, entre ruinas milenarias, plantas sagradas y palabras que curan, el nombre de Máximo Ken sigue resonando como un eco poderoso del pasado, figura central en la medicina tradicional maya, su legado no solo ha sobrevivido al paso del tiempo, sino que ha tomado fuerza en el sincretismo del espiritismo yucateco.
Un protector ancestral de los pueblos
Máximo Ken es recordado como un curandero de gran sabiduría y poder espiritual, venerado por generaciones en la región de Maxcanú, su historia, transmitida por la tradición oral y reconocida por espiritistas y yerbateros actuales, lo posiciona como un protector de los pueblos, invocado aún hoy en rituales de sanación conocidos como la santigua.
En Maxcanú, una comunidad con profundas raíces mayas, el espiritismo ha encontrado un terreno fértil para su práctica y evolución, a diferencia de otras localidades donde los h-menes o chamanes tradicionales predominaban, en Maxcanú las espiritistas, en su mayoría mujeres, han asumido roles centrales en la sanación y guía espiritual de la comunidad. Estas practicantes incorporan en sus sesiones a espíritus protectores, siendo Máximo Ken uno de los más invocados.
Su presencia en las ceremonias no solo refuerza la conexión con las tradiciones ancestrales, sino que también simboliza una forma de resistencia cultural y reafirmación de la identidad maya en el contexto contemporáneo.
Este ritual incluye el uso de plantas sagradas como el sipché, acompañadas de objetos antiguos con carga espiritual —entre ellos, artefactos arqueológicos hallados en cerros y ruinas— que se pasan sobre el cuerpo del paciente mientras se recitan plegarias para alejar enfermedades, el “mal de ojo”, y los “malos vientos”.
Oxkintok: el hogar sagrado de los hermanos Ken
La vida de Máximo Ken está profundamente ligada al sitio arqueológico de Oxkintok, cuyo nombre significa “Tres Soles de Pedernal” en lengua maya. Este centro ceremonial, ubicado al sur de Maxcanú, es uno de los más antiguos y enigmáticos del estado. Su estructura más famosa, el laberinto Satunsat, es señalada como el lugar donde vivieron Máximo y su hermano Jacinto Ken, ambos conocidos por sus visiones y poderes proféticos.
De acuerdo con la Revista Universitaria de la UADY, ambos hermanos no solo sanaban con hierbas y oraciones, sino que predecían eventos sociales, naturales y políticos, incluyendo el surgimiento de tecnologías modernas y conflictos entre hermanos como señales del deterioro espiritual del mundo moderno.
El espiritismo yucateco: un puente entre dos mundos
Desde finales del siglo XIX, el espiritismo en Yucatán ha crecido como una vía de resistencia cultural y expresión de espiritualidad profunda. Aunque inicialmente adoptado por la élite meridana influenciada por el espiritismo europeo, pronto fue asimilado por las comunidades mayas rurales, quienes lo adaptaron a su cosmovisión ancestral.
A diferencia del h-men tradicional, muchas de las espiritistas yucatecas son mujeres que fungen como médiums, canalizando la voz de espíritus protectores como el propio Máximo Ken, para realizar limpias, sanaciones y consejos espirituales. Su figura se manifiesta frecuentemente en trances y sesiones espirituales, donde continúa enseñando desde el más allá.
Crítica social a través del mito
Las historias sobre Máximo Ken y su hermano también cumplen una función crítica: denuncian la ambición, la corrupción y el olvido del mundo espiritual.
Sus profecías alertaban sobre la llegada de vehículos, telégrafos y aviones no como maravillas, sino como señales de pérdida de valores y fraternidad. Advirtieron que la restauración de Oxkintok llegaría con ayuda extranjera, y con ella, el riesgo de que el pueblo perdiera su conexión sagrada con la tierra.
Un legado vivo
La figura de Máximo Ken encarna la resistencia cultural del pueblo maya, que ha encontrado en el espiritismo una forma viva de mantener su identidad espiritual.
Hoy en día, su imagen, su nombre y su poder siguen presentes en las casas de curación, en los montes y hasta en las nuevas generaciones de sanadores.
Oxkintok, por su parte, no solo guarda piedra y arquitectura, sino también memoria espiritual, esa que sigue viva gracias a la voz de los espíritus y la fe de los pueblos que no han olvidado.
Frase destacada:
“Máximo Ken no murió, se volvió espíritu. Y desde ahí, sigue sanando y guiando a los suyos.”
Con información del Sistema de Noticias CAMBIO 22
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