Al menos “dos mil 011 viviendas fueron destruidas y dos mil 800 resultaron dañadas”, añadió.
Los servicios de emergencia comenzaron sus labores de auxilio el sábado en Baglán, donde la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), otra agencia de la ONU, indicó anteriormente a la AFP un balance provisional de 200 muertos.
“La OIM mantiene [la cifra de] 200 muertos por ahora”, indicó un portavoz de la agencia.

Numerosos balances contradictorios circulan desde el viernes, cuando fuertes lluvias provocaron riadas de lodo que arrasaron súbitamente miles de viviendas y hectáreas de cultivos.
Las autoridades decretaron el estado de emergencia en las extensas regiones del noreste afectadas por las inundaciones.
El portavoz del Ministerio del Interior, Abdul Mateen Qani, habló por su parte de “131 muertos y más de un centenar de heridos”.
“Aún hay muchos desaparecidos”, afirmó sin dar cifras.
Las inundaciones de esta primavera excepcionalmente lluviosa afectaron también a otras provincias de Afganistán, uno de los países del mundo más vulnerables al cambio climático, e igualmente uno de los peores preparados para sus consecuencias, según los científicos.

El relator especial de la ONU para los derechos humanos en Afganistán, Richard Bennet, estimó en X que estas inundaciones “eran una clara señal de la vulnerabilidad de Afganistán ante el cambio climático”.
La portavoz de la Unión Europea, Nabila Massrali, declaró por su parte sentirse “conmocionada” ante la pérdida de “cientos de vidas”.
Desde mediados de abril, las inundaciones repentinas han causado un centenar de muertos en diez provincias del país.
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Igualmente han destruido cientos de viviendas y anegado numerosas tierras agrícolas, en un país donde el 80 por ciento de sus más de 40 millones de habitantes dependen de la agricultura para sobrevivir.




















