• Ingeniera y Maestra en Administración de Negocios, María Milagros combina su labor en la pesca con su activismo por los derechos de las personas con discapacidad, mujeres y la comunidad LGBT+, abogando por una pesca sustentable y responsable para las futuras generaciones

 

 

Redacción/CAMBIO 22

María Milagros es pescadora, además de Ingeniera en Sistemas Computacionales y Maestra en Administración de Negocios con Productividad y Calidad. Trabaja en el Área de Planeación de la Universidad Politécnica del Valle del Évora, es presidenta de la Fundación Mexicana de Artrogriposis y es activista por los derechos de las personas con discapacidad, las mujeres y la comunidad LGBT+.

“La pesca ha sido una constante en mi vida, desde que nací de un padre pescador y estoy viviendo en una familia que es la actividad principal… qué bonito que en el futuro todavía exista y que exista de una manera sustentable y que exista de una manera sana. Hay que empezar a hacer acciones afirmativas desde ahorita y vivirlo con orgullo”, comparte la pescadora de La Reforma.

María Milagros: Ingeniera, activista y pescadora que lucha por un futuro  sustentable | Revista Espejo

Tiene 30 años y le pueden decir Mily. Es parte de una cooperativa semifamiliar, la integraron porque ayuda con la gestión de documentación para bajar los proyectos sociales. Su papá le pidió apoyo e inició realizando una base de datos, de ahí siguieron otras tareas y ahora tiene todo digitalizado y en orden para cuando se requiera información y documentación.

Interviene en las tareas que no implican salir al mar a pescar, en el resto de las actividades de la cooperativa, ahí está. Su intervención ha hecho posible que en la cooperativa las personas socias reciban diferentes apoyos gubernamentales.

Para las cooperativas es difícil acceder a apoyos y una de las causas es la regularización de la cooperativa. Cada año hay menos producto y la vida es más cara, por lo que en la comunidad hay retos que atender y generar empleos es uno de ellos, ya que el mar es un ingreso, pero no da para que sea el único. Los apoyos gubernamentales no cubren todas las necesidades que puede tener una familia y las y los jóvenes salen de la comunidad a estudiar, pocos se quedan en la pesca.

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La inspección y vigilancia en el mar no se ha reforzado, sabiendo que existe la pesca furtiva y la necesidad de salir a pescar para tener ingresos; haya o no haya veda las personas tienen que comer y si no se les sanciona, van a ignorar las vedas. Desgraciadamente quien ha puesto límites es el crimen organizado.

La precarización de las comunidades pesqueras ha propiciado mayor número de personas consumidoras de drogas duras. Está consciente de que las actividades del presente impactarán en el futuro y para vivir del mar también es necesario tener una visión de desarrollo sustentable y vivirlo con orgullo.

Ser pescador o pescadora requiere de mucho esfuerzo, las jornadas extenuantes y condiciones difíciles son para respetar el oficio y las personas que lo ejercen. El hecho de que la pesca no sea rentable, se suma a otros factores como la incidencia delictiva, homicidios y desapariciones de quienes salen a pescar.

 

 

Fuente: Revista Espejo

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