El mandatario brasileño aseguró que el fenómeno de la extrema derecha “es mundial” y supone “un retroceso democrático”, pues representa un avance “del racismo, de la xenofobia y de una ‘agenda de costumbres’ que persigue a las minorías”.
Lula destacó en particular el crecimiento de la ultraderecha en Europa y en Estados Unidos, país del que dijo que era “símbolo de la democracia en el mundo” y que en enero de 2022 sufrió el violento ataque al Capitolio, promovido por activistas alineados con las ideas del expresidente Donald Trump.
Comparó los sucesos del Capitolio con el asalto a las sedes de los tres poderes del Estado ocurrido en Brasil en enero de 2023, lanzado por seguidores del expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro que no aceptaban su derrota en las elecciones del año anterior.
Según Lula, los líderes democráticos “no pueden permitir que prevalezca la negación de todas las instituciones que fueron creadas para mantener a la democracia” y deben unir fuerzas frente a un movimiento extremista para el que “lo que más vale es la mentira”.
En ese contexto enmarcó su propuesta de una reunión de líderes progresistas durante la Asamblea General de la ONU, en la que considera que deberá discutirse “cómo enfrentar” en conjunto a “ese crecimiento de la extrema derecha”.