Para un humano, un perrito de las praderas no destaca demasiado en cuanto a vocabulario se refiere. A cualquier observador puede parecerle que emiten una serie de sonidos repetitivos. Pero este no es un problema de la capacidad comunicativa de estos animales, sino de las limitaciones de las capacidades auditivas de nuestra especie.
Se sabe, por ejemplo, que los perritos de las praderas son capaces de discriminar entre un gran abanico de amenazas, incluso entre la misma especie. Su llamada será distinta en función del peligro: no describirán de la misma manera a un halcón que a un zorro. Y, aunque parezca mentira, incluso llamarán de una forma distinta a una persona que se aparezca con una camisa diferente.
Estas son las conclusiones de sendos estudios llevados a cabo por la comunidad científica. Los científicos reprodujeron sonidos en playback y analizaron los resultados son ayuda de programas informáticos. Los resultados desvelaron que estos animales son extraordinariamente concretas: llaman de forma distinta a un humano, un coyote y un perro. Cuando los autores del estudio regresaron y disparaban una escopeta o arrojaban semillas, los perritos de las praderas emitían un sonido completamente distinto.
No solo eso, estos roedores modificaban sustancialmente sus llamadas en función de los atributos que distinguen, como el color, el tamaño, la forma, incluso la velocidad. Por ejemplo, cuando soltaron varios perros domésticos cerca de la colonia, comprobaron estupefactos que cambiaban sus vocalizaciones en función del tamaño, la forma o la raza.
Para Constantine Slobochikoff, autor principal del estudio, todo apunta a que estos animales tienen sustantivos, como (“humano”, “perro”), y adjetivos (como ‘grande’, ‘azul’), así como modificaciones verbales y adverbiales, (como ‘correr rápido’, o ‘andar despacio’).
Igual que hacían con los humanos, también cambiaban radicalmente la forma de describir a los animales en los que notaban algún cambio. Así hicieron cuando los investigadores pusieron a prueba su capacidad discriminatoria, mostrándoles unas siluetas parecidas a coyotes y mofetas. Cuando las vieron, las identificaron al momento, aunque detectaron que se trataba de ejemplares modificados de alguna manera, con lo que cambiaron significativamente las llamadas identificativas.
Según explica Tom Mustill en su obra sobre la comunicación de los cetáceos y otros animales Cómo hablar balleno, Slobochikoff afirmaba que parecía que estos animales tenían un almacén de etiquetas descriptivas de vocabulario que usaban para elaborar una descripción de algo completamente nuevo.
¿Significa esto que los perritos de las praderas tienen un lenguaje perfectamente elaborado, similar al de los humanos? Difícil saberlo, habida cuenta de que no existe consenso científico sobre qué significa exactamente la palabra ‘lenguaje’. Incluso hay científicos que aseguran que esta es una particularidad exclusivamente humana.
Los científicos determinaron que ciertos animales, entre ellos los perritos de las praderas y diversos cetáceos, tienen capacidad innata para elaborar complejos sistemas de comunicación que, cuanto menos, se asemeja a nuestras frases. Si no los entendemos, apunta, es porque no somos capaces de escucharlos.