‘Cantinflas’ y ‘Pepe el Toro’ de la ‘Época de Oro’ del cine mexicano; el ‘Chavo del Ocho’ y otros éxitos de la cultura popular nacional clavaron en la cabeza de los mexicanos un desprecio hacia el ‘Señor Barriga’, por pudiente, y un cariño especial hacia la vida en la pobreza fraternal.
Convenientemente, los políticos mexicanos han promovido la fácil dignificación de la miseria, antes que el difícil combate a esta condición mediante el trabajo.
Adicionalmente, algunos artistas mexicanos promueven una hipócrita defensa de lo que ellos llaman ‘comunismo’, mientras evocan la gloria de creadores norteamericanos y europeos y se empinan botellas de Rioja junto a potenciales clientes, a los que desprecian una vez que abandonaron el salón. La propaganda en contra de la riqueza es barata y poderosa; la competencia por el gusto del mercado es durísima, en cualquier ámbito.
Por eso celebro la creación de fortunas mediante el esfuerzo. Recientemente el columnista de Bloomberg, Juan Pablo Spinetto, refería la utilidad de contar con más millonarios latinoamericanos como Marcos Galperín, fundador de Mercadolibre; coincido y añadiría como ejemplo al mexicano Ricardo Amper, de Incode, que permite que ustedes se identifiquen con su rostro ante los bancos. Lamentablemente, en efecto, no todas las fortunas están limpias.

El mes pasado publiqué en este espacio el resultado de un análisis que estimó en unos 6 billones de pesos, o 320 mil millones de dólares, la cantidad de dinero que circula en las sombras nacionales, sea porque se paga en efectivo y el que lo recibe no entrega factura, o simplemente porque es dinero de criminales, algunos con fuero.
La narrativa en contra de la riqueza impide muchos diálogos constructivos acerca del tamaño de la economía nacional, si bien es pequeña frente a la de Estados Unidos o China, se acerca rápidamente a la de Canadá y supera ampliamente la de países como Noruega o Suiza.
En los 1.7 billones de dólares que cruzan entre manos en este país durante un año, hay millonarios ávidos de adquirir aquello que los diferencie del resto. Arte, autos, casas o un nuevo estilo de vida, de aventura o wellness, relacionado a veces con vivir cerca de playas, plantas y animales, huyendo del pavimento y la multitud.
Ahí hay una oportunidad grande en un país que también tiene un gran territorio que atrae hacia México a inmigrantes de amplio poder adquisitivo, que llegan a vivir, a invertir y a dar empleo.

¿El campeón en la atracción de prosperidad? Emiratos Árabes Unidos, de acuerdo con la consultora de migración para familias prósperas Henley and Partners.
Es un país peninsular cuyos gobernantes promueven como ‘la próxima mejor nación del mundo’, ofreciendo becas a mujeres y hombres jóvenes con talento; además de visas doradas para inversionistas, algunos de los cuales son millonarios comunes y corrientes.
El dinero en la mayoría de los casos es una medición del valor que entregamos a la sociedad y del que la sociedad entrega a cambio. Es una base de datos. A mayor valor, más dinero, mientras más dinero, más riqueza y potencialmente, más millonarios. No está mal.






















