• Asi nos Vemos

 

Edgar Prz/CAMBIO 22

Estos días de asueto burocrático y de vacaciones por la Semana Santa, las actividades públicas no paran, siguen su mismo ritmo y su curso, aunque un poco más pausado, con la misma estridencia pero con menor penetración.

Se empiezan a inquietar beneficiarios de dependencias federales por la opacidad de las mismas. Este estado que está catalogado como turístico, está muy abandonado en la representación de la cuestión indígena. No se ha visto después de casi 7 años en el poder, inquietud por resolver el rezago, el olvido, el abandono de estás comunidades.

Se cuenta con una Delegación Federal del INPI, Instituto Nacional de Pueblos Indígenas, con un Centro Coordinador Indigenista y oficinas en varios municipios, para atender de manera efectiva, directa a los pueblos y comunidades indígenas. sin mayor burocratismo, con partidas presupuestales asignadas, con apoyos, con programas, con reglas de aprovechamiento, con programas de créditos y a fondo perdido.

Todo un sabucan repleto de asistencia, solo que la realidad supera la fantasía. Hace años que solo “ vegetan”, no hacen nada y hasta los edificios y sus instalaciones se les están cayendo encima. Arrastran como Instituto una falta de operatividad ancestral, hay opacidad en sus labores, nulos resultados. Su personal solo están sentados, aburriendose con la mirada perdida y hasta los argumentos de justificación por su inoperancia se les han acabado.

Es una verdadera lástima que estos lunares negros aún existan. Se “ suponía” que privilegiarían a las clases más necesitadas, a las más vulnerables, a las olvidadas por otros gobiernos, a tantas ilusiones creadas y anunciadas, que están más en riesgo de desaparecer que de operar.

Desde su creación tenía la misión de apoyar para elevar la calidad de vida de los pueblos indígenas, recordemos que el ex Presidente Andrés Manuel López Obrador fue uno de sus Delegados en el estado de Tabasco y esa experiencia de vida le sirvió para moldear su carácter y su pensamiento, acrecentó su preocupación por los más débiles, hacer planes, programas de rescate, de apoyo y se esperaba que esa noble dependencia que hacia como que medio avanzaba, mejore, se reestructure y recupere su esencia perdida. Había mucha expectativa que se fue desplomando con el paso de los meses y de los años.

Su obstinada obra del Tren Maya que aún no alcanza ni los términos medios de ocupación, le nubló la vista y le invirtieron toneladas de recursos económicos. Si solo un porcentaje de esos recursos se hubieran destinado a esa dependencia para ejercer, hoy estaría floreciente, sería lo que una vez fue, un crisol que iluminó la vida de los pueblos indígenas.

La gente le fue perdiendo la confianza al Instituto, sus actividades mermaron, disminuyeron y hoy los empleados solo viven de recuerdos y su sueño es lograr llegar a la jubilación. Ya no hay motivación para el trabajo, no hay recursos, están en inanición extrema. En la zona maya sus instalaciones son reclamadas de nuevo por la Selva, están enhierbadas hasta las puertas de las oficinas, sin pintar, desbaratándose, sucias lo que envía una postal de muerte inminente. La gente ya no acude a esas oficinas, el olvido ya les ganó. Aquel orgullo de ser sujeto de un programa, es solo anecdótico..

Ese panorama no es privativo del INPI, hay varias dependencias federales que desaparecieron por arte de magia, su operatividad es casi inexistente, por ejemplo la SCT, tenía brigadas de mantenimiento a las vías federales, han desaparecido, eso ayudaba ya que las carreteras continuamente recibían atención. Ahora las obras del TREN MAYA, desbarataron la carretera federal 307 en varios tramos muy marcados. No hubo aquel compromiso si afecto, reparo, no, se permitió que esa carretera sea por donde pasó todo el material y recordemos que son carreteras con varias décadas de uso. Ahora había que esperar que la SEDENA a quien la generosidad del gobierno les cedió la potestad, liciten la obra o asignen para empezar a repararla. No hay una Coordinación efectiva, no hay un marco rector, tuvieron que iniciar la reparación en virtud de los reclamos de automovilistas y después de un buen número de accidentes.

Hoy la SCT se suma a la lista de elefantes blancos, sus actividades fueron reasignadas y no se atienden, no se cumplen. Esta carretera 307 presenta un abandono tanto en su carpeta asfáltica como en mantenimiento de su camellón central. Se supone que al exterior se vende la imagen, lo bonito, lo hermoso del hermoso, domo que cuando los turistas van trasladados a sus centros de hospedaje, ven montes en los camellones centrales, en otras partes, la sequía ha hecho estragos y no existe una ornamentación, un control para sembrar arbolitos, deberían recurrir a Gino Segura y hacer un convenio con el, que reforeste y que ayude para tener una vista agradable, además es el Presidente de la Comisión de Turismo del Senado. Hay que pasar de las fotos a los hechos..

Urge qué el gobierno federal se replantee que va a hacer con estos residuos de dependencias, con los predios e instalaciones que tienen. Sino hay planes de rescate sería bueno donárselas a los Ayuntamientos, para darles uso y vida. El INPI en la Zona Maya bien podría servir para albergar a la Universidad Benito Juárez cuyas instalaciones se construyen muy lento, no hay presupuesto. Están obstinados en gastar el presupuesto y no miran a su alrededor, no saben lo que tienen y al avanzar van dejando rastros y estelas de olvidó, del nulo interés por aprovechar lo existente. Construyen y no cumplen con normatividades, con medidas adecuadas, por eso al poco tiempo sus Grandiosas Obras presentan fracturas y fisuras, en fin, hay que hacer un alto, revisar y caminar de manera integral, pueblo y gobierno juntos, nadie solo, nadie excluido, sino la brecha del distanciamiento se agranda aún más

Mejor seguiré caminando y cantando” A que le tiras cuando sueñas mexicano”…

 

redaccionqroo@diariocambio22.mx

GFB/MA

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