JuanJo Sánchez/CAMBIO 22

Mientras las luces de los reflectores brillan en el pabellón del Caribe Mexicano en la FITUR 2025, una oscura sombra envuelve el corazón de Quintana Roo. El turismo, esa joya que sustenta la economía estatal, se exhibe como la salvación absoluta mientras la realidad cotidiana del estado se desmorona bajo el peso de la violencia, la impunidad y la indiferencia de nuestras autoridades. Y como ya sabes, estimado lector, que Mi Pecho No es Bodega, en estas líneas te lo cuento.

No se puede negar que Quintana Roo tiene 12 destinos turísticos que son un sueño hecho realidad para los visitantes. Sin embargo, bajo esta fachada de playas de ensueño, cultura vibrante y tradiciones milenarias, existe un tejido social que está al borde del colapso.

Mientras la gobernadora Mara Lezama corta listones en España, el crimen organizado corta vidas en Playa del Carmen y Chetumal, dejando a las familias quintanarroenses atrapadas en un estado de miedo constante.

Los hechos no mienten. En Solidaridad, cuatro ejecuciones en apenas tres días pintan un cuadro aterrador de cómo la violencia sigue escalando sin control.

En Chetumal, un custodio es privado de la libertad y su cuerpo aparece envuelto en bolsas negras en plena calle.

¿Dónde está la estrategia de seguridad? ¿Dónde está el compromiso de nuestras autoridades por protegernos? Parece que ese compromiso se perdió en el vuelo hacia Europa.

Lo más indignante es la desfachatez con la que los representantes del estado viajan al extranjero bajo la bandera de la promoción turística. Diputadas como Euterpe Gutiérrez y Paola Moreno, ambas de Morena, también decidieron darse una vuelta por la FITUR.

Si bien la primera puede justificar su presencia como presidenta de la Comisión de Turismo, ¿Qué hace allá una presidenta de la Comisión de Justicia?

La “Nueva Era de Turismo” que tanto se pregona parece estar diseñada solo para embellecer el escaparate que se presenta al mundo, mientras en casa se ignoran las urgencias de un estado que grita por ayuda. Cada peso gastado en estos viajes es un peso que no se invierte en mejorar la seguridad, en fortalecer el tejido social o en brindar oportunidades reales a las comunidades marginadas.

Maya Ka’an, ese destino que tanto presumen como el más prometedor del 2025, es una muestra clara de cómo se explota la riqueza cultural y natural de las comunidades mayas sin asegurarles un verdadero beneficio. El turismo comunitario, que podría ser una herramienta de desarrollo, corre el riesgo de convertirse en otro caso de depredación disfrazada de progreso. (les suena la famosa “Ley Despojo”)

Mientras tanto, el resto del estado sigue siendo un campo de batalla. Las familias no solo lloran a sus muertos, sino también la indiferencia de un gobierno que parece más preocupado por la opinión internacional que por el bienestar de su pueblo. ¿De qué sirve promocionar nuestras bellezas naturales si el precio es la descomposición social?

Quintana Roo no necesita más fotos sonrientes de sus funcionarios en ferias internacionales. Necesita acción, necesita soluciones, necesita un gobierno que ponga primero a su gente. La belleza del Caribe Mexicano no puede seguir siendo una cortina de humo que oculte la cruda realidad.

Y como siempre, querido lector, la verdad duele, pero no por eso deja de ser necesaria. Porque mientras algunos están ocupados promocionando un paraíso irreal, el verdadero infierno se vive aquí, en cada rincón de nuestro querido rinconcito de cielo… Quintana Roo.

 

 

 

redaccion@diariocambio22.mx

HTR/RCH

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