“Los Chapitos” se Apropian del Liderazgo del Cártel de Sinaloa y se Diversifican en el Mundo Criminal para Incrementar su Poderío
23 Dic. 2022Redacción/CAMBIO 22
El control del tráfico de drogas sintéticas en México; la expansión a lo largo de la Frontera México-Estados Unidos hacia Sonora, Chihuahua y Baja California; rentas de la pesca y la minería ilegal, del tráfico de migrantes, y más; sin mencionar que sus seguidores en las redes sociales rayan en el fanatismo.
Los Chapitos entienden una regla de oro del negocio: La diversificación es la clave de la riqueza.
Forjando su propio camino
El video es chistoso. Filmado desde el interior de un vehículo, muestra a un agente de policía mexicano con una armadura de cuerpo entero que se acerca y golpea la ventana.
El hombre que va sentado en la silla del pasajero la abre y grita: “¡A la verga! ¡Un Power Ranger!” Y prosigue: “Somos la Chapiza, viejo”. Aunque la mirada del agente no puede verse por la máscara, levanta una mano conciliadora y dice, “Todo bien, gracias, todo bien”, y se aleja.
Las consecuencias son aterradoras. La sola mención de La Chapiza hizo que un agente de policía se alejara y dejara tranquilos a potenciales delincuentes después de ser ridiculizado.
Esta no es más que una pequeña muestra del culto a la personalidad y la influencia desarrollada por Los Chapitos, como se conoce en conjunto a los hijos del excapo del Cartel de Sinaloa Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo“.
Los hijos pródigos
Desde la caída de su padre y su extradición a Estados Unidos en 2017, Los Chapitos buscaron refundar el Cartel de Sinaloa a su imagen y semejanza.
La primera prueba real de su poder, que pasaron sobrados, fue lo que se conoció como el Culiacanazo. En octubre de 2019, tropas mexicanas rodearon la casa de Ovidio Guzmán López en Culiacán, capital del estado de Sinaloa, noroeste de México.
Lo capturaron momentáneamente, y la movilización contra las fuerzas armadas que siguió fue instantánea. Cientos de hombres se desplegaron por toda la ciudad, equipados con vehículos blindados, armamento pesado y lanzacohetes.
Tomaron como rehenes a varios soldados del Ejército. Tiradores de Los Chapitos incluso tomaron control de un complejo habitacional para familias de militares.
Y por orden del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), Ovidio fue dejado en libertad rápidamente.
Este se convirtió en el episodio estrella de Los Chapitos. En el aniversario, se organizaron fiestas para celebrar la vergonzosa reculada del gobierno. En las redes sociales abundaron los mensajes de burla para AMLO.
Ese fue un microcosmos que describe el modus operandi de Los Chapitos: violencia, oportunismo y RR. PP.
En diciembre de 2021, el gobierno estadounidense elevó la recompensa de US$20 millones por información que llevara a la captura de los cuatro hijos: Ovidio y Joaquín Guzmán López, Iván Archivaldo Guzmán Salazar y Jesús Alfredo Guzmán Salazar. También fueron sancionados en conjunto por el Departamento del Tesoro estadounidense mediante la llamada Ley de Grandes Capos.
Se ganaron con creces esa designación en 2022. Este año, Los Chapitos demostraron su habilidad para trabajar con autonomía, al lograr el control de la mayor porción del tráfico de fentanilo y metanfetaminas en el centro y el norte de México, aprovechándose sin piedad de las debilidades de sus rivales y realizando maniobras estratégicas para expandirse.
En primer lugar, han establecido su propio estilo de gobernanza criminal en las zonas de Sinaloa bajo su control, incluida la capital, Culiacán, y otros lugares de Sonora y Chihuahua, un estilo que se aparta bastante del modelo de negocios de su padre.
“Si la gente necesitaba ayuda [con El Chapo], recibía ayuda. Si alguien tenía un problema de salud y ellos se enteraban de eso, les conseguían ayuda. Y de esa sensación de protección surgió una sensación de gobernanza”, explicaba Marcos Vizcarra, periodista mexicano con amplia experiencia en el cubrimiento del crimen organizado.
Pero la lealtad al territorio no es el estilo de Los Chapitos
“Han creado un entorno supercapitalista”, observó Vizcarra. “Solo ven producción; solo ven mano de obra y nada más”.
Ese énfasis se evidencia en los decomisos de laboratorios de drogas sintéticas en México. Entre mayo y junio de 2022, las fuerzas de seguridad mexicanas decomisaron 72 instalaciones clandestinas en las que se producían básicamente metanfetaminas, según el secretario de defensa Luis Crescencio Sandoval. 65 de esas se ubicaban en Sinaloa, incluidos los municipios de Cosalá, Culiacán, Elota y Badiraguato, todos ellos con fuertes conexiones con Los Chapitos.
Las economías criminales locales también constituyen una fuente de ingresos constante para financiar su expansión. “Los Chapitos se han centrado principalmente en el mercado de sintéticos, aunque el mercado [de marihuana] de Culiacán ha sido una fuente de ingresos fijos para ellos”, señaló Luis Chaparro, periodista mexicano especializado en criminalidad y autor de varios artículos sobre a Los Chapitos para VICE News.
Y agrega que Los Chapitos también tienen rentas del tráfico ilegal de totoaba, pez cuya vejiga natatoria es muy apetecida en Asia y se ha extraído de manera indiscriminada hasta llevar la especie al borde de la extinción en México, sin hablar de la adquisición de varios contratos de construcción con el gobierno en Sinaloa, Sonora, Durango y Chihuahua.
Según Vizcarra, Los Chapitos también han impuesto un control férreo sobre el microtráfico en su territorio, que ha obligado a los expendedores a trabajar para ellos y castiga a los clientes que osan comprar de expendedores no asociados con ellos.
Los Chapitos no parecen interesados en la extorsión. No se tiene noticia de pagos regulares. En lugar de eso, adoptan prácticas comerciales impuestas a la fuerza.
“Hay que acomodarse a sus métodos, a sus precios, a sus horas. Adáptese y puede vender. Si no trabaja con ellos, será eliminado”, comentó Vizcarra.
Los hijos cara dura
Pero los chicos Guzmán no se contentaron con el territorio natal. Este año tomaron ventaja en la pelea casada con el Cartel Caborca, que controla rutas de drogas cruciales en el estado de Sonora.
En febrero de 2022, hombres armados que trabajaban para Los Chapitos sitiaron el municipio de Caborca, cerca de la frontera México-Estados Unidos, con una caravana de docenas de vehículos. Por horas, la caravana ocupó la ciudad ante la incapacidad de la policía local de repeler el ataque, hasta la mañana siguiente.
Eso probó su capacidad de atacar el corazón de Caborca. Pocos meses después, a mediados de julio, la suerte también estuvo de su lado cuando Rafael Caro Quintero, el presunto fundador del Cartel Caborca y uno de los hombres más buscados en Estados Unidos, fue capturado.
Los Chapitos asestaron un golpe de inmediato. En los días que siguieron a la captura, fueron asesinadas más de una veintena de personas en Caborca y las poblaciones aledañas.
“Gran parte de los contactos en la policía, los círculos de protección con los que contaba el Cartel Caborca, tenían relación directa con Caro Quintero. Veremos a muchos de esos jefes locales de policía y comandantes regionales mantenerse leales o cambiar de bando [para Los Chapitos]”, comentó por esos días el analista mexicano sobre temas de seguridad David Saucedo, en El Universal.
Otro blanco para ellos ha sido la Ciudad de México, que por años se ha librado de lo peor de los excesos de los carteles en el país. En julio, 14 hombres supuestamente delegados de Los Chapitos fueron detenidos en la capital.
Llevaban escarapelas con una rata en caricatura, que por mucho tiempo se ha interpretado como símbolo de Ovidio Guzmán, a quien se conoce como “El Ratón”.
Esta fue, al parecer, la continuación de una campaña de años por entrar a la capital, aprovechando la actual debilidad de la Unión Tepito, el mayor cartel de Ciudad de México. Antonio Nieto, autor de Cartel Chilango, libro sobre el crimen organizado en la capital, informó sobre una serie de presuntos encuentros entre los delegados de Los Chapitos y la policía mexicana desde 2020.
En esas entrevistas, prometieron no atacar a la policía si dejaban que Los Chapitos expandieran su negocio con tranquilidad. Puede o no ser coincidencia, pero después de la celebración de esas reuniones, varios operativos contra la Unión Tepito casi ponen de rodillas al cartel.
Y finalmente, en Chihuahua, una alianza indiscutible con la peligrosa banda local conocida como Los Salazar dio a Los Chapitos el control indirecto del tráfico de cocaína y drogas sintéticas a través de ese estado hasta la frontera con Estados Unidos.
Los Chapitos no han tomado el control absoluto del Cartel de Sinaloa. Varias facciones siguen siendo leales al antiguo socio de su padre, Ismael Zambada García, alias “El Mayo”, y a su tío, Aureliano Guzmán Loera, alias “El Guano”.
Pero se han abierto un nicho muy rentable en el mundo criminal de México, usando tanto alianzas como la fuerza bruta.
Narcoinfluencers
Ahí es donde brillan Los Chapitos. Son los chicos más “padres” de las redes sociales entre su culto de seguidores. El numeral #Chapiza es una verdadera marca de los hermanos. Dieron pistas sobre una de las economías criminales más interesantes de México, el cultivo de amapola en el Triángulo Dorado, epicentro de la producción de drogas en la confluencia de los estados de Chihuahua, Sinaloa y Durango. La Chapiza es un término usado para referirse a hombres, más comúnmente sicarios, asociados con Los Chapitos.
Los videos presuntamente muestran a traficantes del Cartel de Sinaloa patrullando la zona y presentan sus estilos de vida y su trabajo diario, sus armas, las interacciones con uniformados de las fuerzas de seguridad, y el uso de avionetas para el transporte de drogas. Las conversaciones grabadas en los videos indican que el grupo tiene alianzas criminales en países como Panamá y Colombia.
Los videos muestran el respeto y el temor que inspira la asociación con Los Chapitos. El incidente mencionado del Power Ranger tuvo casi cinco millones de visualizaciones. Los desfiles en caravana en honor de la Chapiza han alcanzado cientos de miles de visualizaciones. Un narco-corrido (las canciones que glorifican a delincuentes mexicanos) llamado Somos La Chapiza sirve de banda sonora de muchos otros videos en TikTok.
La marca Chapiza incluso pasó de ser un numeral a verse en narcomantas (pancartas de amenaza a carteles rivales). El impacto de la marca Chapiza en ámbitos ajenos a las redes es tema de debate. “La Chapiza es una marca que se hizo viral principalmente en las redes sociales, pero significaba poco en las calles”, opinó Chaparro.
Otros pueden incluso haber intentado lucrarse de la fiebre.
“Los grupos enfrentados en el Cartel de Sinaloa lo han usado e incluso han pedido a otros que dejen de usarlo”, añadió.
Pero aunque el atractivo del estilo de vida narco no es nuevo, y muchos traficantes han tenido presencia en las redes sociales, Los Chapitos en 2022 se erigió como un cartel más de moda, más audaz y más deseable.
Venden metanfetaminas, fentanilo y cocaína. Pero también venden un estilo de vida. Son narcoinfluencers.
Por su pericia comercial capitalista, su expansión agresiva, su valoración de las relaciones públicas, Los Chapitos son el campeón criminal de InSight Crime para 2022.
Fuente: InSight Crime
redaccionqroo@diariocambio22.mx
MRM