Los Bosques Tropicales en Riesgo ante el Calentamiento Global
22 Ago. 2025
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Un estudio revela que las especies más diversas del planeta no logran adaptarse ni desplazarse con la velocidad necesaria para sobrevivir a los cambios climáticos.
Redacción / CAMBIO 22
Los bosques tropicales de Perú y Bolivia no están cambiando al ritmo del calentamiento global. Las especies no se están desplazando hacia zonas más altas lo suficientemente rápido.
- Bosques tropicales no se adaptan al ritmo del calentamiento.
- Cambio climático más rápido que el desplazamiento de especies.
- Mayor riesgo en los bosques de niebla.
- Amazonía en aparente calma, pero vulnerable.
- Mortandad supera a la regeneración.
- Falta de dispersores y hábitats conectados.
- Urgente reducir emisiones y restaurar corredores altitudinales.

Los bosques más diversos del mundo no se están adaptando al cambio climático
Desde las tierras bajas de la Amazonía hasta las cumbres andinas, los bosques tropicales más biodiversos del planeta enfrentan una amenaza silenciosa pero creciente: no están adaptándose al ritmo del calentamiento global. Mientras las temperaturas suben, las comunidades de árboles no logran reorganizarse ni desplazarse altitudinalmente a la velocidad necesaria.
Este desfase, conocido como deuda climática, implica que la reconfiguración esperada de los ecosistemas –es decir, la llegada progresiva de especies adaptadas al calor y la retirada de las más sensibles– no está ocurriendo. El resultado no es solo una pérdida de biodiversidad, sino también un debilitamiento de los servicios ecosistémicos vitales que estos bosques prestan: regulación del clima, captación de carbono, generación de lluvia, polinización y dispersión de semillas.

Más de 40 años observando el cambio
El estudio más reciente, liderado por científicos de la Universidad Wake Forest, se basa en cuatro décadas de monitoreo de más de 66.000 árboles, pertenecientes a unas 2.500 especies, distribuidos en 66 parcelas permanentes que van desde la Amazonía baja hasta los 3.700 metros de altitud en los Andes.
La expectativa era clara: que las especies más tolerantes al calor fueran ganando terreno. Sin embargo, el fenómeno de termofilización –la sustitución progresiva de especies por otras más adaptadas al calor– apenas se está registrando. En su lugar, la mortalidad de especies sensibles parece estar teniendo un rol más protagónico que el establecimiento de nuevas especies.
Bosques de niebla, los más vulnerables
Los bosques montanos nubosos, situados entre los 1.200 y 2.000 metros, muestran las señales más alarmantes de reestructuración. Estos ecosistemas, caracterizados por su alta humedad y temperaturas moderadas, están viendo aumentos significativos en la mortalidad de especies adaptadas al frío, sin que nuevas especies ocupen su lugar.

Esto indica un desequilibrio en el recambio ecológico, agravado por factores como la fragmentación del hábitat y la disminución de dispersores animales. En los Andes, aunque existe una «escalera topográfica» que permitiría el desplazamiento altitudinal, los escalones faltan: sin conectividad ecológica, los árboles no pueden avanzar.
Una calma engañosa en la Amazonía
En las tierras bajas de la Amazonía, el panorama parece más estable. Pero esa aparente resistencia puede ocultar una vulnerabilidad estructural. En un entorno donde no hay más altitud a la que escapar, el incremento de calor extremo y sequías severas –como las de 2023, que dejaron niveles históricos de estrés hídrico en la región– podría empujar estos ecosistemas hacia puntos de inflexión.
Y no es solo una cuestión de árboles. La pérdida de fauna clave –como aves frugívoras, murciélagos y monos que dispersan semillas– también limita la capacidad de adaptación de las comunidades vegetales. La defaunación, sumada a la pérdida de bosques continuos, reduce drásticamente la capacidad de respuesta natural.
Adaptarse no es tan simple
La adaptación de los árboles tropicales al cambio climático es lenta por naturaleza. Requiere generaciones, espacio disponible, conectividad ecológica y un entramado completo de relaciones bióticas. Los árboles no migran por sí solos: necesitan viento, agua o animales que transporten sus semillas. Y necesitan tiempo, un recurso que el cambio climático está agotando.
Según el equipo de investigación, la acción más decisiva sigue siendo la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Mitigar la velocidad del calentamiento puede ofrecer una ventana crítica para que estos ecosistemas encuentren su equilibrio antes de cruzar umbrales ecológicos de no retorno
Fuente: Eco Inventos
AFC/MER




















