Libertad de Expresión, un Derecho Humano Incómodo para el Poder en México

Graciela Machuca Martínez

La Libertad de Expresión es uno de los derechos humanos incomodos para los grupos de poder formales o de facto, integrantes de la clase política cuando están en la oposición se desgarran las vestiduras para defender su Libertad de Expresión, pero basta que tengan asegurado el triunfo para ser gobierno, cuando en automático, de un día para otro cuestionan las libertades de pensamiento, opinión, expresión y prensa. El Derecho a la Información se convierte en el enemigo a vencer.

En México, las libertades de pensamiento, opinión, expresión y prensa han sido denostadas por los grupos políticos en el poder. Hablemos a partir del México Independiente, de la reforma, el porfiriato, la Revolución y ya no digamos durante el México postrevolucionario cuando el Partido Revolucionario Institucional y sus partidos satélites se convirtieron en el sistema de censura más avanzado en la supuesta democracia que nos gobernó por más de siete décadas.

Al menos 30 millones de mexicanos, el primero de julio de 2018 decidieron que esa etapa del país ya tenía que terminar y votaron por una “nueva” opción política para que gobernara el país de ese año al 2024, pero la decisión trajo efectos retrogradas, porque el nuevo gobierno decidió vulnerar el principio de progresividad en materia de Derechos Humanos que contempla la misma Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Para empezar, entre los derechos humanos violentados por el actual gobierno federal son las libertades de pensamiento, opinión, expresión y prensa, porque estos derechos perturban los intereses autócratas de la clase política en turno, al igual que sucedió cuando los actuales gobernantes formaban parte del Partido Revolucionario Institucional, del cual emigraron a un nuevo movimiento social para resurgir como demócratas.

Desde los tiempos del PRI, en México se ha hecho periodismo independiente, incluso comercial que ha sido la voz de los sectores sociales inconformes con el estado de cosas.

En la historia del periodismo mexicano tenemos excelentes trabajos de opinión e investigación que han aportado severos y evidentes cuestionamientos a los gobiernos en turno y que sin duda sirvieron a la clase política gobernante actual a justificar su lucha en busca del poder. Negar esos trabajos periodísticos, que durante los últimos años fueron comprobados con información pública gubernamental obtenida a través de solicitudes de información a los organismos autónomos creados para tal efecto.

Si buscamos evaluar el trabajo que realiza la prensa en estos momentos en el país, llegamos a la conclusión que para nosotros no ha cambiado nada, los gobiernos nos siguen tomando como sus enemigos, como enemigos de la patria, porque simplemente no avalamos su forma de gobierno y la defensa de sus intereses.

La función social del periodismo es cuestionar el quehacer gubernamental, porque su obligación es cumplir con las leyes, trabajar en beneficio de la sociedad, la cual le dio el mandato de gobernar. Para aplaudir su trabajo el gobierno tiene a su servicio a la propaganda.

Ya avanzada de la tercera década del Siglo XXI en México, el gobierno federal en turno está retrocediendo al buscar eliminar todo indicio de la transparencia y la rendición de cuentas, principios de la democracia que en México ha costado muchas luchas ciudadanas, incluso vidas humanas.

Recordemos que fue hasta el año de 1977 cuando a propuesta de Jesús Reyes Heroles, durante el gobierno de José López Portillo se adicionó al Artículo 6 de la Constitución Federal la parte que dice: El Estado garantizará el Derecho a la Información.

Pero fue hasta el año 2002, ya en el gobierno de Vicente Fox Quesada que una iniciativa ciudadana logó colocar en la agenda constitucional del Derechos de Acceso a la Información Pública Gubernamental. Fue hasta el año 2008 cuando se legisló con mayor amplitud la transparencia y la rendición de cuentas, principios que incomodaron al poder, pero solo la participación ciudadana e incluso de grupos políticos hoy en el poder se logró iniciar con la construcción de una cultura de transparencia y rendición de cuentas, a la par del sistema anticorrupción, al cual no se le han dado las herramientas necesarias para actuar en contra de la clase gobernante que se enriquece a costa del patrimonio de la nación.

Si bien es cierto que a los gobiernos panistas de Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojoza, además, del priista, Enrique Peña Nieto, no les hacía gracia transparentar y rendir cuentas de lo que hacían en la administración pública, quizás por guardar las formas y por la presión internacional minimizaron sus intervenciones en el control de los organismo autónomos de transparencia y rendición de cuentas, pero el actual gobierno no tiene límites, porque sin tener una propuesta de avanzada, quiere destruir las instituciones que de una u otra manera sirven de contrapeso a su afán dictatorial de conducir el país.

El Derecho a la Información son las facultades jurídicas que tienen todas las personas para investigar, recibir y difundir, sin límites de fronteras, toda la información que sea de su interés, por lo tanto se ha convertido en un derecho instrumental, porque le sirve a la sociedad para poder ejercer sus demás derechos como es el de la Salud, la Educación, el Trabajo, la Vivienda Digna, Vivir en un medio ambiente sano, acceso a la justicia, entre todos los demás contemplados en el catalogo de la Declaración Universal de Derechos Humanos aprobada, también por México el 10 de diciembre de 1948.

La clase gobernante tiene muy claro que inhibir la Libertad de Expresión le garantiza sociedades desinformadas sobre como ejercer con plenitud sus derechos humanos. Una sociedad informada le exige al gobierno que cumpla con el mandato que se le entregó, exige que se le proporcionen servicios médicos y educativos de calidad, pero un pueblo que no pueda ejercer su derecho a la información, no podrá exigir educación, trabajo, vivir en un medio ambiente sano, acceso a la justicia, que los gobernante no se roben el dinero del pueblo, La Libertad de Expresión nos permite crecer como pueblo, como nación, como humanidad. Si este derecho no se ejerce con plenitud las masas se moverán al ritmo de la voz dictatorial.

MRM