• La Cámara de Diputados rinde homenaje a la histórica figura política, quien falleció a los 99 años, destacando su trayectoria en la defensa de la democracia y la igualdad, así como su papel como pionera en estudios económicos y su defensa de la autonomía de la UNAM.

 

Redacción/ CAMBIO 22

Con un minuto de silencio, la proyección de una semblanza y la lectura de su último discurso, la Cámara de Diputados despidió este lunes, en un homenaje de cuerpo presente, a Ifigenia Martínez Hernández, presidenta de la Mesa Directiva de dicho recinto legislativo y quien falleció el sábado pasado a sus 99 años.

Ifigenia Martínez culminó su vida después de protagonizar un momento histórico, reflejo de su trayectoria y de su lucha: entregar la Banda Presidencial a la primera Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, una mujer de izquierda y emanada de la lucha estudiantil.

“Fue la primera mujer que dirigió la Facultad de Economía, entre los años 1967 a 1970, en donde acompañó a las voces estudiantiles que en ese momento exigían libertad y democracia. En lo legislativo, tanto como Diputada como Senadora de la república, siempre reflejó seriedad, profesionalismo, consistencia y congruencia con sus convicciones”, expuso la Senadora del PRI, Anabell Ávalos Zempoalteca, de Tlaxcala.

“Una mujer de firmes convicciones, generosa y amable en su trato. Abierta siempre al diálogo y a la búsqueda de acuerdos, en el Partido Acción Nacional (PAN) lamentamos su fallecimiento, de la maestra Ifigenia Martha Martínez Hernández. Presidenta de esta Cámra de Diputados. Mujer de convicciones, luchadora social, y le expresamos nuestro más sentido pésame a sus familiares, a sus amigos, y a todas aquellas personas que tuvieron oportunidad de tratarla”, dijo por su parte la Senadora panista, María Guadalupe Murgía Gutiérrez.

Asimismo, destacó que Ifigenia Martínez fue pionera en los estudios de la redistribución de ingresos en México, destacó su papel en la defensa de la autonomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y cofundadora de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

“No solamente fue maestra en las aulas, fue una maestra en todo el sentido amplio de la palabra; sobre todo, para las mujeres. Tuve el gusto de conocerla cuando Herberto Castillo Martínez, mi padre, declinó a la Presidencia de la República en aquellos años de 1988, esos lejanos años. Ahí conocí a Ifigenia a un lado de Cuauhtémoc Cárdenas, cuando pasamos de una izquierda testimonial a un movimiento que se planteaba la toma del poder político. Ahí conocimos a Ifigenia y a Porfirio Muñoz Ledo, recorriendo nuestro país para cambiar la situación de México”, contó por su parte la Senadora de Morena, Laura Itzel Castillo Juárez.

“La maestra Ifigenia fue generosa. Abrió su casa, y desde ahí, en Coyoacán, en la biblioteca, se discutieron, de manera muy importante, lo que tenía que ser el futuro de México y se definió lo que tenía que pasar para trasformar a nuestro país. Cuando fue directora de la Escuela de Economía, y el 18 de septiembre de 1968, violando la autonomía de la Universidad, el Ejército entró en la UNAM, se enfrentó con ellos. Le dijeron:’Señora, usted que está haciendo aquí’. Y ella les contestó: ‘Más bien, ustedes qué están haciendo aquí. Yo soy maestra’”, rememoró la legisladora.

ÚLTIMO DISCURSO DE IFIGENIA MARTÍNEZ

Sergio Gutiérrez Luna, quien ahora será el presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, leyó el discurso íntegro que Ifigenia Martínez tenía preparado para la investidura de Claudia Sheinbaum Pardo, y que la luchadora social no pudo pronunciar por su salud.

Aquí, el último discurso de Ifigenia Martínez:

oy nos encontramos aquí, en este recinto solemne de la democracia mexicana, como testigos de un momento que marca un antes y un después en nuestra historia: la toma de protesta de la doctora Claudia Sheinbaum Pardo como la primera mujer Presidenta de México.

Su llegada a la Presidencia es la culminación de una lucha que hemos atravesado generaciones enteras de mujeres, quienes con valentía desafiamos los límites de nuestros tiempos. Hoy, junto con ella, llegamos todas y abrimos paso a una nueva era.

Yo misma, que he recorrido tantas batallas por la democracia y la justicia, me siento profundamente honrada de presenciar este triunfo histórico. En 1969, formé parte de la Corriente Democrática de izquierda en México, una lucha que, junto a muchas y muchos, iniciamos con la firme convicción de que el cambio verdadero era posible.

Hoy, esas convicciones han rendido fruto. No solo tenemos una Presidenta, sino que se vislumbra un presente donde las mujeres participemos en condiciones de igualdad en la construcción de futuros posibles y deseables para nuestra patria. Ser parte de esta transmisión histórica del Poder Ejecutivo y entregar la banda presidencial a la primera presidenta es uno de los mayores honores de mi vida.

Agradezco profundamente la confianza de mis compañeras y compañeros legisladores para desempeñar este acto simbólico, que representa no solo un punto de inflexión en la historia, sino también el triunfo de nuestros valores: igualdad, justicia y democracia.

Hoy, las mujeres, junto a los hombres, estamos listas para continuar construyendo el país que soñamos. El de un México libre e igualitario. Un país donde el liderazgo femenino dejará de ser la excepción, para convertirse en norma.

Desde esta soberanía, le decimos que no está sola. Que la lucha por la justicia y por la igualdad es de todas y de todos. Y que no descansaremos hasta lograr una democracia plena, donde no haya distinción de género, clase o condición. Que nuestras diferencias no nos dividan, sino que sean la fuente de propuestas y de soluciones compartidas a los distintos retos que enfrentamos.

Hoy, más que nunca, necesitamos tender puentes entre todas las fuerzas políticas, dialogar sobre nuestras divergencias y construir, juntas y juntos, un país más justo y solidario.

Es tiempo de altura de miras. Es tiempo de construir nuevos horizontes y realidades. Es tiempo de mujeres. Sigamos dejando huella.

Ifigenia Martínez vio la luz al mundo cuando en el país todavía no existía el derecho al voto para las mujeres. En 1946, egresó de la entonces Escuela Nacional de Economía de la UNAM, misma de la que fue Directora en los sesenta, la primera mujer en lograrlo.

Se convirtió también en la primera mexicana en obtener una maestría en economía por la universidad de Harvard, y en la primera en ser electa para ocupar un escaño en el Senado por el entonces Distrito Federal, donde también participó en la creación de la constitución local de dicha entidad.

En los ochenta, una década de crisis económica, Martínez, Porfirio Muñoz Ledo y Cuauhtémoc Cárdenas propusieron terminar con los dedazos para designar a los candidatos presidenciales. Al recibir una negativa, renunciaron al PRI y conformaron un frente único democrático que, tras el fraude electoral de 1988, derivó en el Partido de la Revolución Democrática (PRD) bajo el lema.

Fuente: Sin Embargo

redaccionqroo@cambio22.mx

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