• El equipo está integrado por cinco mujeres, esposas, amas de casa e hijas de pescadores, que se dedican a monitorear las reservas marinas y recursos pesqueros

 

 

Redacción / CAMBIO 22

¡Cierra los ojos! ¿Qué pasaría si por vez primera nos olvidamos de todos las leyendas y mitos negativos que giran en torno a las sirenas? Probablemente, tendríamos historias increíbles de seres fantásticos que exploran los mares y océanos con el objetivo de que exista un equilibrio entre la flora y la fauna marina jugando un papel de guardianas.

Si bien, en los relatos antiguos y las películas actuales la figura de la sirena se reduce a un ser siniestro o una niña que se encuentra en búsqueda de su príncipe azul, hoy en día existen mujeres que reivindican su papel en ambientes históricamente dominados por hombres y transforman la realidad de los mares mexicanos enfundadas con aletas y trajes de buzo.

Elsa Cuellar, Esmeralda Albañez, Elba López, Mitzi Leal y Sulema García en entrevista con El Heraldo de México hablaron sobre su grupo fundado en 2019 conocido como “Sirenas de Natividad”, mujeres dedicadas a realizar buceo comunitario y ciencia ciudadana. El equipo actual tiene cinco integrantes, todas amas de casa, esposas e hijas de pescadores, que se dedican a monitorear las reservas marinas y recursos pesqueros en la Isla de Natividad perteneciente a Baja California Sur.

La Sirenas de Natividad buscan ser inspiranción para todas aquellas mujeres que desean estudiar o trabajar los mares de México

Cooperativa de pescadores: el origen de las sirenas de la Isla de Natividad 

Para entender el surgimiento de estas buzas científicas, el Biólogo Marino Arturo Hernandez, a quien ellas se refieren como su mentor, explica que desde hace 20 años la Cooperativa de Buzos y Pescadores que labora en la Isla de Natividadcomenzó a notar eventos de mortalidad en las especies que pescaban, es decir, en el abulón y la langosta. Incluso, por la propia iniciativa de la comunidad establecieron “zonas de no pesca”que cerraban y abrían en determinado tiempo con el objetivo de que existiera un proceso de recuperación para volver a intervenir en el área.

Tiempo después, la cooperativa decidió profesionalizar sus acciones respecto a las“zonas de no pesca”y unió fuerzas con Comunidad y Biodiversidad (COBI), una asociación civil donde laboran hombres y mujeres científicos dedicados a promover la conservación marina y el manejo sustentable de la pesca. De la mano de biólogos marinos, las y los trabajadores de Isla Natividad desenmascararon la problemática de mortalidad de las especies y construyeron estrategias para hacer frente a los impactos climáticos como olas de calor y pérdidas en bosques de algas.

“Desde que comenzamos a trabajar en la isla con científicas de COBI, las mujeres de la comunidad lo tomaron como inspiración y cuestionaron su papel en la industria de la pesca. Me decían: ‘Porque hay mujeres en los monitoreos si a mi toda la vida me dijeron que eran cosas únicamente para hombres’. A partir de ahí se acercaron a nosotros para poder participar en las actividades, capacitamos alrededor de 14 mujeres y actualmente 5 se encuentran en activo realizando acciones de monitoreo en el mar”, señaló el especialista Hernández Velasco, también integrante de COBI.

¿Qué son los monitoreos que realizan las sirenas?

El monitoreo que realizan las Sirenas de Natividad consiste en lo siguiente: acuden al área con su equipo de buzo, se sumergen, apuntan en una bitácora lo que ven debajo del agua respecto a peces e invertebrados del hábitat para después esa información ser analizada por la misma cooperativa y tomar decisiones en beneficio de su comunidad y su fuente de trabajo.

El trabajo de estas buzas mexicanas han servido en la comunidad para detectar “zonas de no pesca” permanente para cuidar las reservas marinas y no provocar la desaparición de especies. El trabajo de las Sirenas de Natividad las ha llevado a colaborar con entidades académicas como la Universidad de Stanford y la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS).

Otro aspecto a destacar es que siempre, al frente de los monitoreos había personal de COBI, sin embargo, durante la pandemia por coronavirus, se tuvo que pasar el liderazgo a las mujeres de Natividad, quienes ahora realizan toda la logística de sus misiones marinas. ¡Y no solamente eso! Ahora también capacitan a mujeres de otras comunidades mexicanas para que existan más grupos de mujeres buzas que trabajen en pro de sus lugares de origen.

Las Sirenas de Natividad rompiendo roles de género: cómo es ser mujer en la Isla de Natividad 

A pesar de que ella creció en la Isla Natividad y tiene la pesca en la sangre por pertenecer a una familia de pescadores y posteriormente entablar lazos matrimoniales con un pescador, para Esmeralda Albañez era muy difícil e incluso inimaginable estar al frente de una embarcación ya que su familia siempre la alejó de las actividades marinas debido a que se tenía la falsa creencia que eran trabajos únicamente para hombres.

“Mi papá siempre preparó a mi hermano para que se relacionara con el mar y en un futuro fuera pescador. Por el contrario, a nosotras nos inculcaron más las ideas de permanecer en el hogar y cuidar a los niños. Yo durante mi adolescencia me preguntaba, si la herencia de mi padre era ser pescador, yo por qué no podía aspirar a esos conocimientos, incluso llegué a alegar con mis cuñados de que las mujeres sí podíamos ser buzas”, relata Esmeralda con una sonrisa en el rostro.

En el equipo de las Sirenas de Natividad, también corre sangre sinaloense a través de Elba López, quien explica cómo es ser mujer en un ambiente dominado por hombres. El salir del papel de ama de casa, dejar a los niños encargados y enfundarte en tu traje de buzo para explorar el mar. Ambas coinciden que el ser buzas representa un esfuerzo del 200%.

Elba reconoce que sus inicios como buza en la Isla de Natividad fueron difíciles, ya que los hombres no están acostumbrados a que una mujer tome la batuta y el liderazgo de un equipo en acción. Incluso en un principio, relata, los hombres les realizaban chistes sobre como a las primeras de cambio se iban ahogar.

“Los hombres terminan su jornada de monitoreo, llegan a casa, se quitan el traje y a descansar. Pero nosotras no terminamos ahí, no solamente tenemos que revisar las bitácoras de al menos 8 personas, tenemos que llegar a hacer la comida para nuestras familias, cuidar a los hijos y no se digan las labores del hogar. Ahí es donde surgen dudas, cansancio y te enfrentas a la adversidad”, comenta Elba López.

Actualmente, las dos integrantes de Sirenas de Natividad, se sienten orgullosas de su trabajo y de convertirse en pioneras de esta actividad. De inspirar a las mujeres de la isla para que se vuelvan sirenas o cualquier trabajo que ellas decidan ejercer. Ellas han tomado ese papel de voceras para hacer ver a las mujeres que pueden realizar cualquier cosa, e invitan a las familias a apoyar los sueños de sus niñas, no sabotearlas, al contrario, abrazarlas e impulsarlas a lograr lo que decidan hacer con sus vidas.

El futuro de la Isla Natividad y el legado de las sirenas 

La Isla de Natividad tiene una extensión de tres kilómetros de ancho por siete de largo, es habitada por unas 500 personas dedicadas directa o indirectamente a la pesca por al menos cuatro generaciones. Se encuentra entre las 16 islas de la Reserva de la Biosfera Vizcaíno, conocida por áreas de sierras, planicies y lagunas.

Fenómenos como “El Niño” que provoca el calentamiento de las aguas ha hecho que los lugareños de la Natividad tomen las contingencias como una oportunidad para seguir aprendiendo sobre el cambio ambiental y la importancia de gestionar los recursos. Así como reconocer su papel como agentes activos para contener los impactos del calentamiento global.

Para Elsa Cuellar, Sirenas de Natividad, le ha dado la gran satisfacción que muy pocas personas llegan a conseguir: conocer el fondo del mar, explicar cómo se comportan los ecosistemas marinos y ayudar a cambiar la realidad de una comunidad pesquera. Al visualizar el futuro en 10 años, ella observa al grupo más consolidado con nuevas generaciones de buzas y a las actuales integrantes como mentoras, capacitando a mujeres en toda la República Mexicana. 

“Por el ritmo de vida que se tiene, algunas tal vez ya no estaremos en Natividad, pero en nosotras recae la responsabilidad de no dejar caer el proyecto y construir un legado en las nuevas sirenitas que existen en la isla y que nos ven como una inspiración. Nos veo con reconocimiento internacional, como una asociación civil que comanden puras mujeres, sustentable y preocupada por lo que sigue sucediendo en el mar”, declara Elsa Cuellar.

Mitzi Leal relata que para ser buza no basta con las técnicas y el conocimiento, también se debe tener una buena alimentación y condición física para aguantar el peso del traje. Ella tiene una niña de 4 años, quien ya se pone su visor para imitar a su mamá. La buza desea que su hija siga con su legado y se pueda convertir en una profesional y estudiar una carrera relacionada con las Ciencias Marinas.

“Somos los ojos de los pescadores”: la lucha de las sirenas por preservar los mares

“Actualmente me he convertido en lo que no pude hacer hace años. Yo quería estudiar una carrera relacionada con el mar, lamentablemente no se pudo, pero con esta oportunidad de Sirenas de Natividad, he conseguido esa satisfacción y reconocimiento no solamente de tu familia, también de las niñas y niños de las escuelas que nos preguntan acerca de nuestro trabajo. Ahí es donde podemos seguir sembrando semillas porque nosotras no seremos eternas”,comparte Mitzi Leal.

Uno de los sueños de Sulema García es que Sirenas de Natividad se vuelve independiente, que no dependa de una cooperativa y con ello, puedan obtener sus propios recursos y brindar más capacitaciones para todas aquellas mujeres que desean sumarse al proyecto mexicano que a su vez está inspirado en “Las Haenyeo”, buzas de Corea del Sur que se dedican a la pesca de marisco.

Cada año, revela Sulema, durante al menos 15 días, la Sirenas de Natividad vuelven a la acción mediante un transecto de 30 metros y en dos metros de ancho contamos peces, algas y kelp. Ahí es donde observan el estado del fondo marino y detectan por metro qué es lo que encuentran, tales como caracol, arena, grava o piedras gigantes.

Sulema concluye, somos“los ojos de los pescadores”vemos lo que ellos a veces no ven. Destaca que cada vez la cooperativa tiene que viajar más lejos para pescar, por lo que si ahora no ponemos atención, la situación en los mares mexicanos puede ser alarmante para las nuevas generaciones.

Fuente: El Heraldo de Mexico

redaccion@diariocambio22.mx

LRE

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