En opinión de Eduardo Esquivel Ancona, el grano de maíz producido con biotecnología y el uso de herbicidas como el glifosato eleva el riesgo de padecer cáncer

 

 

Redacción/CAMBIO 22

El gobierno de los Estados Unidos pidió el pasado mes de mayo a México consultas formales bajo el acuerdo comercial del Tratado de Libre Comercio de México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) y al amparo del capítulo 9 de dicho convenio, por su decisión de restringir las importaciones de maíz transgénico y acusa a la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador de no basarse en la ciencia para adoptar esa medida.

Lo que se alega para no permitir adquirir maíz transgénico es que hay estudios que hablan de que ese grano producido con biotecnología y el uso de herbicidas como el glifosato eleva el riesgo de padecer cáncer, malformaciones congénitas y abortos, además la sobre producción de esta oleaginosa en la unión americana hace que se tenga almacenado el producto durante mucho tiempo, lo que también provoca otro tipo de males al cuerpo humano.

El jefe del ejecutivo mexicano ha repetido en varias ocasiones que ha dado instrucciones para que se haga un estudio sobre los daños que provoca en la salud el consumo de maíz transgénico y al mismo tiempo está modificando la política en el campo mexicano para aumentar la producción de este grano que es la base de la dieta de los mexicanos.

La controversia que hay entre los dos países se debe a que la administración estadounidense argumenta que la política de autosuficiencia alimentaria mexicana en general, y el decreto presidencial en lo particular que prohíbe que la nación azteca adquiera granos genéticamente modificados, debido a que para su producción se emplean herbicidas como el glifosato que causa daños a la salud, afecta a los productores de maíz transgénico de los Estados Unidos.

En 2020 el gobierno de la 4T prohibió producir o importar maíz genéticamente modificado para 2024. Aunque ante las protestas de su vecino del norte, hace unas semanas tomo la decisión de permitir la compra del grano para la alimentación de animales y procesamiento en diversas industrias hasta que se encuentre un sustituto.

Lo que busca el gobierno mexicano es que el maíz transgénico no se use, sobre todo para la elaboración de tortillas y harina de maíz, lo que se alega es que el país es autosuficiente en maíz blanco que no está modificado genéticamente, y que con este grano, se produzcan los alimentos para el consumo de los mexicanos.

México es el segundo comprador mundial de maíz amarillo modificado y el 95% de las importaciones de este producto agrícola provienen de los Estados Unidos, por lo que es difícil que se dejen de adquirir sin que se tengan consecuencias para la actividad pecuaria.

 

Fuente sdp noticias

redaccionqroo@diariocambio22.mx

AFC

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