Olivia Vázquez/CAMBIO 22

CANCUN, Q. ROO, 11 de Septiembre.- A pesar de que Cancún es el líder internacional en turismo por su oferta de sol y playas, los cancunenses cada vez más pierden terreno para poder acceder a las playas públicas y en este periodo de pandemia, han visto como se reducen estos espacios para ingresar y disfrutar del mar.

Zonas como el Mirador de Cancún, la playa de San Miguelito, Pez Volador o el mismo puente Nizuc, donde se tenían acceso libre, se ven reducidos a pasillos de acceso sin posibilidad de estacionamiento. Condóminos o propietarios de terrenos han ido cercando y ahuyentando a la población para que encuentre todas las dificultades y desista de la intensión de poder ingresar.

En el caso de la zona hotelera, se tenían un promedio de 14 accesos a playas públicos, de los cuáles, sólo seis alcanzaban cierta dotación de infraestructura para el disfrute de la población y del turismo que llega a hospedarse en algún hotel del centro sin playa. El resto se ha convertido en pasillos o andadores sin posibilidad de estacionarse y sin dotación de algún servicio.

Este proceso de deterioro se ha intensificado en los últimos cinco años, con un desdén hacía la población y una elección hacia el desarrollador a quien se le permite hacer en la zona continental lo que desea, incluso cerrar el paso a la población.

Tres años atrás, previo a la pandemia, playas como Pez Volador, perdieron totalmente la posibilidad de estacionamiento cuando condóminos del lugar colocaron fantasmas de concreto que impiden ahora estacionarse alrededor de la glorieta que oculta la entrada de esta playa pública.

Otras playas, como la Chac Mool, Caracol, Las Perlas y Ballenas, entre otras, quedaron reducidas a andadores peatonales para poder accesar sin posibilidad de estacionamiento, pues las empresas o concesionarios de estas zonas federales, se han apoderado de espacios que permitían el estacionamiento para la población.

Entre estos concesionarios están restaurantes de gran lujo, empresas de parques temáticos, hoteles y hasta inmobiliarios que deciden no querer al turismo local ni nacional cerca de sus casas de lujo frente al mar.

Zonas que utiliza la población local por lo general, como San Miguelito, fueron ya bardeadas por el propietario del terreno en enero pasado y sólo un pequeño espacio quedó abierto para el cruce al mar de la población, pero una sola reja o puerta, terminará con el acceso público.

En el caso específico del Mirador o Playa Delfines, la más conocida internacionalmente por su mirador y las letras panorámicas que ofrece al espectador, la vista libre al mar se redujo previo a la pandemia con la construcción de la barda perimetral de la cadena hotelera que adquirió el predio a un costado, lo que redujo al menos 30% el gran ventanal.

Del otro lado del Mirador, luce un predio abandonado de un hotel cuyo propietario podría vender este predio en cualquier momento y tapar la otra parte de la vista al mar.

En el caso de Punta Nizuc, de plano fue desmantelado su inmobiliario turístico durante la etapa de pandemia y ahora sólo una pequeña calle permite el acceso pero concluye con una cadena para ingresar a un restaurante concesionario que permite el acceso a la punta donde se conecta el mar con la laguna.

Con ello, los cancunenses han perdido más que el acceso al mar, también sus derechos a disfrutar de estos recursos naturales, pues para llegar a estos accesos, la única forma es el transporte público y con el riesgo de que ya se le haya puesto puerta.

 

o.vazquez@diariocambio22.mx

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