Las Cuidadoras Primarias: Pilares Invisibles de la Sociedad que Requieren Verdadera Inclusión
9 Feb. 2024
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El dilema de las cuidadoras primarias en México. ¿Trabajar o cuidar? Una realidad ignorada que requiere acción.
Mari Rouss Villegas/CAMBIO22
En México, el 85% de los hogares donde hay personas con discapacidad o enfermedades crónicas degenerativas son encabezados por mujeres. Nosotras, como mujeres, nos enfrentamos a un dilema aterrador: cuidar o trabajar para sobrevivir. En muchos casos, nos vemos obligadas a asumir ambos roles simultáneamente. Las cuidadoras primarias somos un eslabón fundamental en la sociedad, pero tristemente somos ignoradas. No contamos con protección legal, asignación de fondos para programas de apoyo ni inclusión en diversos ámbitos, desde las escuelas hasta los espacios públicos y privados.
Es fácil hablar de diversidad e inclusión cuando no se requieren cambios reales. Adaptar los espacios, abrir las mentes y destinar recursos económicos para abordar el tema de las cuidadoras principales requiere un compromiso genuino con la equidad. En ciudades que discriminan a las personas con discapacidad, donde parece que solo aquellos con cuerpos hegemónicos pueden habitar plenamente el entorno urbano debido a su movilidad física (caminar, ver u oír), quienes estamos al cuidado de personas con discapacidades nos encontramos atrapadas en un ciclo de dependencia donde parece casi imposible soñar con tener independencia propia
La realidad es que la inclusión de las cuidadoras primarias va mucho más allá de discursos vacíos o políticas superficiales. Es necesario tomar medidas concretas para superar las barreras físicas, sociales y económicas a las que nos enfrentamos a diario. Debemos adaptar tanto los espacios públicos como los privados para que sean accesibles para todas las personas, sin importar su condición física o cognitiva.
No se puede negar ni minimizar la importancia de las cuidadoras primarias. Son el pilar fundamental que sostiene a aquellos que más lo necesitan en momentos de vulnerabilidad. Su labor implica no solo brindar cuidado físico, sino también apoyo emocional, supervisión médica y coordinación de servicios. A pesar de su inestimable contribución, no se les reconoce ni valora adecuadamente en nuestra sociedad.
Una de las áreas principales donde se hace evidente la invisibilidad de las cuidadoras primarias es en la legislación. Las políticas públicas a menudo pasan por alto sus necesidades y derechos, dejándolas desprotegidas frente a situaciones como la falta de licencias remuneradas por enfermedad o la ausencia de programas financieros de apoyo para su labor. Esta falta de reconocimiento legal perpetúa su vulnerabilidad económica y social, dejándolas en una situación precaria.
La escasez de oportunidades laborales es otro desafío significativo al que se enfrentan las cuidadoras primarias. Muchas veces se ven obligadas a abandonar o reducir su participación en el mercado laboral para poder cuidar adecuadamente a sus seres queridos. Esto no solo tiene un impacto en sus ingresos económicos, sino que también limita su crecimiento profesional y socava su seguridad financiera a largo plazo. La discriminación laboral basada en el género y la falta de políticas que permitan conciliar el trabajo con la vida familiar agravan aún más esta situación.
Además de enfrentar obstáculos legales y laborales, las personas que se dedican principalmente al cuidado de otros a menudo luchan por ser incluidas en la conversación pública sobre igualdad y derechos humanos. Rara vez se escucha su voz en los debates sobre políticas sociales o de género, lo que perpetúa su marginalización y dificulta encontrar soluciones efectivas a los desafíos que enfrentan. Es crucial reconocer su experiencia y darles un lugar en la mesa para que puedan defender sus derechos y necesidades de manera efectiva.
Hablar sobre la invisibilidad y las dificultades que enfrentan quienes son responsables del cuidado principal requiere un enfoque integral que abarque cambios legislativos, políticas laborales inclusivas y una mayor conciencia pública. Es fundamental reconocer y valorar su trabajo, implementar medidas para apoyar su bienestar económico y fomentar su participación activa en la sociedad. Solo así podremos construir una sociedad más justa y equitativa donde estas personas sean reconocidas como las heroínas invisibles que realmente son
Fuente : LA LISTA
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