Las Cabañuelas y el Futuro Climático de la Península de Yucatán; Las Nuevas Generaciones se Enfrentarán a Muchas Crisis: Bernardo Caamal Itzá
18 Dic. 2025
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Necesariamente Incómoda
Graciela Machuca Martínez / CAMBIO 22
Como se ha transmitido oralmente de generación en generación, escrito en infinidad de ocasiones durante los últimos años, así como registrado por diversos medios digitales, las cabañuelas mayas, conocidas como Xok k’iin, continúan siendo una práctica viva en la Península de Yucatán, donde el colectivo Xok K’iin, liderado en los últimos 20 años por el ingeniero agrónomo maya Bernardo Caamal Itzá, realizan anualmente la observación y registro del estado del tiempo durante enero para predecir en cuanto a lluvias, sequías, ciclones que se presentarían durante el año en tierras penínsulares.

Este conocimiento ancestral, basado en la observación de fenómenos naturales, sigue siendo utilizado por campesinos y milperos para conocer la situación de la humedad y decidir el tipo de semillas a cultivar y de esa forma minimizar pérdidas, a pesar de los desafíos del cambio climático y la disminución del interés entre las nuevas generaciones.

En entrevista para Mayas sin Fronteras, Bernardo Caamal Itzá, nativo y residente de Peto, Yucatán, compartió sus experiencias en el manejo del conocimiento sobre el Xok k’iin, un método tradicional de predicción climática. La entrevista, que tuvo lugar en Peto, con el sonido de las campanas de la iglesia de fondo, hizo un balance de las predicciones del año 2025 y de las perspectivas para el 2026, destacando la importancia de este saber ancestral en un contexto de cambio climático. El nombre “Peto” mismo, derivado de la palabra maya “Pet Uj” (corona lunar), ya sugiere una conexión profunda con el pronóstico de lluvias y sequías.

–Bernardo, de acuerdo a tus conocimientos sobre el Xok k’iin, ¿Qué nos puedes decir sobre el balance del año 2025 que está terminando? ¿Qué tanto se cumplió de lo que esperábamos para la península de Yucatán?
–Para el año 2025, hablamos de un concepto de mamáancháak’ o lluvias irregulares, es decir, lluvias que caerían por partes, por manchones, no de forma uniforme. También mencionamos la posibilidad de ciclones. Curiosamente, el pronóstico de ciclones mostró lluvias irregulares por manchones, pero también ciclones sin lluvia, es decir, la presencia del ciclón sin movimiento de lluvia. El mamáancháak’ fue predominante y desastroso para la agricultura en general. Se hablaba de lluvia en Peto, pero ni siquiera en una colonia completa. En Mérida, llovió tal vez en el centro, pero no en la cuarta parte ni en la mitad de la ciudad. Esta situación se mantuvo desde principios de 2025 hasta finales de agosto, lo que generó problemas serios para los cultivos. Hubo gente que tuvo que hacer tres siembras para lograr algo.

–¿Hubo alguna región que se beneficiara de las lluvias?
–Sí, en el estado de Quintana Roo, algunos lugares se beneficiaron por la cercanía del mar Caribe, donde la lluvia fue un poco más uniforme, lo que estabilizó la cosecha. Sin embargo, en Yucatán, la situación fue más complicada.
–Además de la falta de lluvia, ¿enfrentaron otros problemas en la agricultura?
–Sí, tuvimos problemas con los pájaros que extraían la semilla y con los mapaches, que se convirtieron en una plaga. No entraban 10 o 20, sino manadas de 70 o 100 animales que se comían la semilla o destruían la cosecha cuando ya estaba casi lista. Esto se debe a la deforestación de gran parte de los montes altos de Quintana Roo y Yucatán, con la complacencia de autoridades y ciudadanos. Los animales del monte tuvieron que salir de su hábitat en busca de alimento, llegando a los plantíos, maizales y las milpas.

–¿Y qué pasó con los ciclones que se pronosticaron?
–Algunos movimientos de ciclones o lluvias fueron muy duros, pero se desviaron hacia Centroamérica y no llegaron a la península de Yucatán. Los que salieron del Pacífico y entraron en territorio mexicano también fueron irregulares, pasando de sequías a inundaciones severas en algunas partes, con pérdidas humanas. Esto mostró el nivel al que hemos llegado debido a causas humanas.
–¿Algún cambio en la situación climática hacia finales de año?
–La perspectiva cambió desde el mes de septiembre. Vimos un ciclón vigoroso que se dirigía a la península, pero no llegó; se detuvo alrededor de Jamaica. Sin embargo, esa vigorosidad que se empezó a mostrar desde septiembre, en el último cuatrimestre de 2025, generó poderosos movimientos ciclónicos. Uno de ellos fue desastroso, y los meteorólogos incluso hablaron de una evolución tan rápida y velocidades no medidas, algo nunca antes observado en 20 o 30 años. Esto muestra un cambio vertiginoso en las condiciones atmosféricas.

–¿Cuáles fueron las consecuencias de esta irregularidad climática?
–Septiembre trajo una merma en la producción, la alimentación y los ingresos. El problema es la irregularidad climática, que puede traer lluvias intensas que inundan o sequías extremas con ondas de calor por encima de los 45 grados, haciendo la vida insoportable. No todos tienen aire acondicionado o pueden pagarlo. También vimos cortes eléctricos y apagones frecuentes, lo que generó marchas y cierres carreteras por comunidades. El país no está preparado para esto, ni los ciudadanos ni las autoridades.
–¿Cómo afectaron estas condiciones a los cultivos, específicamente?
–Las temperaturas por encima de los 45 grados provocaron abortos florales en las plantaciones de limones. Los monocultivos no son adecuados para la península, ya que extraen agua en lugar de promover a la lluvia, agotando los mantos acuíferos. Las autoridades no tienen un proceso adecuado para autorizar o vigilar estas plantaciones.

–Entonces, ¿cómo describirías la parte climática de septiembre en adelante?
–En septiembre en adelante fue dura. Los ciclones empezaron a normalizarse, algunos trajeron lluvias a la península, pero el ciclón en sí no llegó. Lo que vimos fue mamáancháak’ o lluvias esporádicas con movimientos ciclónicos. Por ejemplo, en Mérida, en junio o agosto, una lluvia repentina parecía un ciclón, derribando letreros y árboles, inundando colonias. Eran como mini-ciclones o pequeños tornados. Esto fue caótico entre mayo y septiembre en varios lugares de la península.
¿Alguna mejora en las lluvias después de septiembre?
–De septiembre en adelante, las lluvias se medio regularizaron. La gente sembró y se lograron algunas cosechas. La persistencia campesina fue admirable. Quienes sembraron en septiembre, octubre y noviembre, y quienes tuvieron lluvias persistentes en algunos manchones, tuvieron buenos resultados. En cuanto al cultivo de las jícamas, por todos lados se observan, lo que demuestra que el conocimiento antiguo sobre cultivos resistentes a la falta de humedad sigue siendo relevante.

–En términos generales, ¿cómo fue la producción agrícola?
–En la parte agrícola, no nos fue al 100%, pero se logró salvar más del 70% en algunos lugares, y en otros, el 60%. Hubo cosecha a pesar de todo, porque las lluvias se mantuvieron en esta última etapa crucial.
–¿Y qué hay de la apicultura?
–A la apicultura le fue muy bien. Los manchones de lluvia activaron la producción en algunos lados. Las lluvias erráticas son interesantes para la apicultura porque no lavan la flor. El único problema fue el precio de la miel. En general, podemos hablar de una irregularidad lluviosa.

–¿Han realizado alguna evaluación de estos eventos?
–Hemos realizado tres eventos de análisis con el colectivo: el 2 de mayo, a mediados de junio y en septiembre. La evaluación general de este último cuatrimestre la haremos a finales de este mes.
–¿Qué se espera para el 2026?
–Todavía no hemos hecho los registros para 2026, los haremos en el mes de enero. Sin embargo, estamos observando algo interesante. En los pronósticos del Xok K’iin, para el mes de diciembre, se muestra que después del 10 de diciembre, habrá lluvias esporádicas y en algunas regiones de interés. También se espera un frente frío fuerte después de la segunda quincena de diciembre, lo que nos daría un cierre de año con un frío interesante. La posibilidad de lluvia se mantendrá en los días cercanos a la navidad.

–¿Cómo evalúas el cumplimiento de los pronósticos de las cabañuelas para 2025?
–Podemos decir que se cumplió nuevamente en un porcentaje cercano al 70%. Hubo algunos detalles que no sucedieron, como la posibilidad de ciclones con lluvias, que no se pronosticó. También hubo pequeños ajustes en las lluvias de julio. Aunque no se cumplió al 100% en todas partes, logramos un porcentaje cercano al 70%. Lo interesante es que los movimientos que estamos observando son producto de todo lo que he señalado. La gente vive una crisis tremenda, una crisis de valores. La educación nos forma de manera muy especializada, sin ver el panorama social. Las generaciones anteriores, como la mía de los años 60’s, fuimos formadas para adaptarnos y sobrevivir. Las nuevas generaciones muchos no están preparadas para esto. Es crucial que los sectores del sureste entiendan que no pueden dejar los recursos naturales en manos de unas cuantas personas. El pueblo debe retomar el poder, no solo desde una perspectiva oficial, sino desde la familia. La familia debe rediseñar lo que quiere, porque la fragmentación familiar es un problema grave. El cambio climático es implacable y no bastará solo con dinero. Necesitamos una suma de posibilidades y planear con todos los actores: familiares, políticos, periodistas. Necesitamos hechos, no solo palabras. Una nueva generación de jóvenes se enfrentará a muchas crisis, falta de conocimientos locales y un cambio climático tremendo, en un país acechado por las grandes potencias. Hay mucho por hacer desde nuestras trincheras para salir adelante.
GPC/RCM




















