Renán Castro Madera/CAMBIO 22

El martes pasado mediante sendos mensajes en redes sociales entre las actuales autoridades municipales de Isla Mujeres en contra de su antecesor, han revelado el descaro y desvergüenza de quién hoy y en el pasado han llevado a ese importante municipio a enfrentar su principal ola de inseguridad en más de ocho años.

Tanto Atenea Gómez Ricalde cómo Juan Carrillo Soberanis, tienen el descaro de responsabilizarse de un efecto que ellos mismos han creado producto de su absurda complicidad con lo más granado de la cúpula partidista de esta entidad quienes los han encumbrado pese a su probada incapacidad.

Y que decir de su reprobable estrategia en materia de seguridad por decir lo menos al conjuntarse con un Mando Único Policial, que tan sólo sirvió para llenar los bolsillos de quienes se fueron y que hacen lo mismo los que llegaron.

Al hablar de los confrontados y convenencieros políticos isleños, desacreditados hasta la saciedad, resulta de risa loca leer este intercambio epistolar que utilizan para distraer a la concurrencia de la real y verdadera problemática que padecen los ciudadanos y ciudadanas insulares que en nada han visto cambio alguno con la alternancia en el poder.

Ambos personajes de la fauna política local no ocultan su descaro para responsabilizarse de los pesares que atraviesan los isleños a raíz de la penetración del crimen organizado en el municipio.

Se insultan, se degradan y se “santifican” cómo es la costumbre principal utilizada por los Ricalde Magaña, quienes viven de la política basamentado en una descarada y falsa moral que nadie les cree pero que los ha llevado a escalar lo más alto del poder quintanarroense.

Convenencieros cómo pocos y descarados cómo varios, hoy se apremian a infiltrarse en el círculo cercano de Mara Lezama, quien se deja apapachar por la más pequeña de la dinastía para aceptarla en la 4T a raíz de la traición cometida al PAN, con el afán de seguir viviendo y lucrado con la absurda voluntad de una disminuida clase política local.

La desaparición de cuatro pescadores en esa demarcación quintanarroense se encuadra en una constante que se alimenta de la complicidad de las autoridades en turno.

No hay otra explicación para entender el avance de la espiral de violencia que marca y se extiende sin control si no contaran con la protección oficial que le brindan las autoridades en turno.

Poco o nada interesa el fenómeno del crimen organizado que hoy manda en ese importante municipio turístico de nuestra entidad, tanto en su parte insular cómo en su zona continental.

Las desapariciones forzadas en esa zona son una constante que hoy forman parte relevante en las cifras que acumula el Secretariado Nacional de Seguridad Pública para vergüenza y mala imagen del Quintana Roo turístico que exhibe a los tres niveles de gobierno.

Los intercambios de insultos y descalificaciones en nada cambiarán el curso de la violenta etapa que le ha tocado vivir a los habitantes de Isla Mujeres y seguirán abundando los Ricalde Magaña en tanto la complicidad de los partidos políticos en el poder sigan alimentándose de personajes oportunistas que nada aportan para mejorar la vida de sus gobernados.

 

 

alazan1031@gmail.com

MRM

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