Redacción/ CAMBIO 22

París, 22 de julio de 2024 – La historia de Isabella Boyer, nacida en París como hija de un chef pastelero africano y una madre inglesa, es una novela de emociones y éxitos que trasciende continentes. A los 20 años, Isabella, dotada de una belleza única, se casó con Isaac Singer, el influyente fabricante de máquinas de coser que tenía el doble de su edad. Tras la muerte de Singer, Isabella se convirtió en una de las mujeres más ricas del país, un estatus que le abrió las puertas a una vida llena de aventura y prestigio.

Viuda y con una fortuna considerable, Isabella emprendió una vida de viajes y sofisticación. Se casó con el violinista holandés Victor Robstett y, con este matrimonio, ascendió al título de condesa. Su destacada presencia en la alta sociedad europea y americana la convirtió en una figura influyente en eventos internacionales.

 

Fue en uno de estos eventos que Isabella conoció al escultor francés Frédéric Bartholdi, el creador de la Estatua de la Libertad. Impresionado por su historia y su belleza, Bartholdi decidió utilizar su rostro como modelo para la icónica estatua que hoy se alza en Nueva York, representando el sueño americano y la libertad.

Isabella Boyer se casó por tercera vez y falleció en París en 1904 a la edad de 62 años. Aunque su vida terminó en la ciudad donde nació, su legado perdura en el rostro de la Estatua de la Libertad, un símbolo eterno de libertad y orgullo para Estados Unidos.

 

 

redaccion@diariocambio22.mx

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