La Tortuga de Tres Lomos: un Símbolo de la Cultura Maya en Peligro de Extinción

Por Miguel Ángel Fernández/CAMBIO 22

CHETUMAL, 31 de octubre – La tortuga de tres lomos, también conocida científicamente como “Staurotypus triporcatus” y en lengua maya como “Jolom kok Áak” o “Pool keep Áak”, es una especie nativa de México que habita en la Costa Maya de Quintana Roo.

Este singular reptil se caracteriza por su caparazón con tres protuberancias o “lomos”, que le dan un aspecto robusto, semejante a una “armadura natural”. Sin embargo, se encuentra amenazada y en riesgo de desaparecer debido a la destrucción de su hábitat y el tráfico ilegal, según la asociación Proyecto Aak Mahahual.

La tortuga de tres lomos habita en sistemas de corrientes lentas de agua dulce, donde cumple un rol ecológico esencial como depredador. Su alimentación es principalmente durofaga, es decir, se enfoca en consumir organismos con caparazón, como invertebrados acuáticos y moluscos. También se le ha documentado cazando otras especies de tortugas del género “Kinosternon” y, en ocasiones, peces como el pez diablo, una especie invasora.

Esta especie tiene un importante vínculo con la cultura maya. En la cosmovisión de esta antigua civilización, las tortugas como el guao de tres lomos estaban asociadas al dios de la lluvia, Chaac.

Los mayas observaban los movimientos de esta tortuga para anticipar lluvias o periodos de sequía, creyendo que tenía el poder de predecir el clima. Además, aprovechaban distintos recursos que ofrecía el guao: utilizaban su carne como alimento, sus caparazones para fabricar herramientas y adornos, y el aceite de sus huevos para fines medicinales.

La asociación civil Proyecto Aak Mahahual ha difundido que su supervivencia está en riesgo y que es urgente implementar medidas de conservación.

Esta tortuga está clasificada como amenazada bajo la norma NOM-059-SEMARNAT-2010 en México y en la Lista Roja de la IUCN, debido a la creciente pérdida de su hábitat y la presión de su explotación.

La conservación de esta especie no solo es vital para la biodiversidad de la región, sino también para preservar una parte importante de la cultura y tradiciones mayas.

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