Renan Castro Madera/CAMBIO 22

Desde el mismo día que recobró su libertad Rafael Caro Quintero, convocó a su clan familiar para retomar el negocio del narcotráfico.

Sin embargo, la oposición de Aureliano Guzmán Loera “El Guano”, causó algunas diferencias en el cártel de Sinaloa, pues tanto Joaquín Guzmán Loera como Ismael el Mayo Zambada, habían accedido a permitirle operar, pero bajo la supervisión de sus antigüos subordinados.

Aureliano Guzmán Loera “El Guano”, hermano mayor del Chapo Guzmán.

Según fuentes de inteligencia la reunión se habría llevado a cabo en Tamazula Durango y ahí se decidió a rentarle las plazas de más de cinco municipios de Sonora, las Zonas Centro y Sur de Quintana Roo, Ciudad del Carmen Campeche, parte del istmo de Tehuantepec y el área de Palenque Chiapas, así como la zona del Papaloapan en Veracruz.

Todo caminó conforme lo planeado en dicha reunión de la sierra duranguense, inclusive El Mayo Zambada, le había recomendado pasar a retiro en esa zona duranguense para evitar la persecusión que había emprendido la DEA, desde el mismo día de su liberación.

Ismael, el “Mayo” Zambada.

Y es que el Chapo Guzmán, siempre estuvo agradecido con Caro Quintero, principalmente cuando fungió como parte de su equipo operativo, cuando formaban parte de la llamada “Federación del Narcotráfico” en los años ochentas del siglo pasado.

Caro Quintero, Don Neto y Félix Gallardo fundaron el Cártel de Guadalajara tras huir de Sinaloa, donde fue implementado el llamado Plan Cóndor que buscaba la erradicación de plantíos de marihuana.

Caro Quintero, siempre apoyó al Chapo Guzmán en las diferencias que mantuvo en ese entonces con los hermanos Arellano Félix y Amado Carrillo Fuentes “El Señor de los Cielos”.

El también llamado capo de capos, les había facilitado parte de su logística para consolidar al grupo que años más tarde llamarían el cártel de Sinaloa.
A su salida era tiempo de devolverle ese favor a Caro Quintero y por ello le concesionan parte de los territorios bajo el dominio de los sinaloenses.

Amado Carrillo Fuentes, alias “El Señor de los Cielos”.

Las diferencias entre los Guzmán Loera y los Caro Quintero, surgen tras el dominio y la expansión del cártel de Caborca en la zona de Sonora que coincide con la extradición del Chapo Guzmán a los Estados Unidos en 2017, y el crecimiento del grupo de los Chapitos, quienes aliados al grupo de Los Salazar, sus aliados en ese importante estado, incrementa las diferencias.

Los Chapitos.

Rafael “Caro” Quintero consolida en 2018 el Cártel de Caborca tanto en la logística como económicamente y desde ahí le declara la guerra contra el Cártel de Sinaloa y los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, herederos de la organización delictiva junto a Ismael “El Mayo” Zambada, quienes siempre se sintieron incómodos en su retorno “al negocio”.

José Gil “El Chino” Caro Quintero, Operador principal del Cartel de Caborca.

El viejo líder criminal, llamado el “Narco de narcos” de esa forma retoma su papel como un importante capo y comenzó la batalla por el control de Sonora frente a “Los Salazar”, brazo armado en esa entidad del Cártel de Sinaloa.

Los reportes indican que Rafel Caro Quintero, una vez liberado, al sostener las reuniones con Joaquín “El Chapo” Guzmán, quien de forma “amistosa” le recomendó no tratar de volver, porque el liderazgo ya no le correspondía, mientras que “El Mayo” Zambada le ofreció protección en un pueblo serrano alejado para vivir tranquilamente el retiro.

Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo de Sinaloa”

Caro Quintero no accedió y logró su apoyo para reestructurar su clan, en pago a los favores que había otorgado a los entonces jefes del cártel de Sinaloa, cuando iniciaban en el “negocio”.

Rafael Caro Quintero, Salió de la Carcel la madrugada del 8 de agosto del año 2013.

El viejo capo siempre consideró que por derecho de antigüedad podía regresar al mundo criminal sin pedir permiso ni pagar derecho de piso a quienes antes fueron sus subordinados en el extinto Cártel de Guadalajara. Empero la buena relación con Guzmán Loera lo comprometió a seguir las reglas que le habían impuesto.

Un error lo dejó libre

Acusado del secuestro y asesinato de Enrique “Kiki” Camarena, un agente de la DEA, Caro Quintero pasó 28 años en una prisión mexicana de alta seguridad, hasta que el 8 de agosto de 2013 fue liberado gracias a un amparo firmado por un Tribunal Colegiado en Materia Penal del Tercer Circuito del Estado de Jalisco.

Enrique «Kiki» S. Camarena Salazar ex agente de la DEA, Asesinado por el crimen organizado.

Ese día, Caro abordó una camioneta oscura y desapareció. Aunque pronto ofreció una entrevista y mandó a decir que “quería vivir en paz”, el “Narco de narcos” se dedicó durante muchos meses a recomponer su grupo criminal y tratar de quitar del camino a sus oponentes.

Pese a la amistad Caro Quintero, siempre consideró al Chapo Guzmán, como su obstáculo para recobrar el poder total.

Mientras purgaba su condena prisión, Rafael Caro Quintero, el “narco de narcos” sabía que para recobrar el poder, debía quitar del camino a quien se había quedado con su lucrativo imperio en el narcotráfico mexicano.

Ese hombre, ese enemigo que ahora se ostentaba como el máximo señor del narco, era su antiguo subordinado, Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, jefe del Cártel de Sinaloa. Quien además se convirtió en el dueño del Triángulo Dorado, el área comprendida por los estados de Sinaloa, Chihuaha y Durango.

Se cree que tras recuperar su libertad en 2013, Caro Quintero mantuvo reuniones secretas con otros importantes “colegas” en las que participó incluso Joaquín Guzmán Loera, su principal obstáculo.

En esa reunión, “cordial”, según indica la revista Proceso, se llegó a un acuerdo endeble: se sostendría la paz y Caro Quintero accedería a las concesiones como libre asociado en los estados de Sonora, Quintana Roo, Campeche, Chiapas y parte de Veracruz.

Sin embargo, el “Narco de Narcos” se mantuvo activo y usó su amplia experiencia para convocar múltiples juntas para “volver” al negocio.
En ese período, Caro Quintero supo agrupar en una misma empresa a integrantes de Los Zetas, del Cártel de los Beltrán Leyva y del Cártel de Jalisco Nueva Generación.

Caro Quintero durante sus días en libertad.

Con su experiencia, el viejo capo consiguió reunir a estas bandas bajo un plan común: recuperar el control del Triángulo Dorado, el territorio en manos de “El Chapo”.

Quintero creía tener derecho de antigüedad por lo que vio innecesario respetar los acuerdos con el Cártel de Sinaloa. Y lo hizo a su modo: en 2017 convocó a una reunión con sus sobrinos Juan Pablo y Sajid Emilio Quintero Navidad; y Jesús Salas Aguayo, el Chuyín, operador de La Línea. Con ellos echó a andar el Cártel de Caborca y su brazo armado La Barredora 24/7.

Al crecer en el negocio, Rafael Caro Quintero se encargó de hostigar a sus enemigos ,”El Chapo” y “El Mayo” en su propio territorio, por lo que Joaquín Guzmán Loera tuvo que enfrentar dos frentes: por un lado a las fuerzas federales y por el otro a las células del “narco de narcos” que se atrevieron a atacarlo en Badiraguato.

Con la irrupción del viejo fundador del Cártel de Guadalajara, El Chapo Guzmán vivió la disputa frontal por el Triángulo Dorado, en una guerra sin cuartel que envolvió a Sinaloa y Sonora en una ola de violencia.

Hoy se sabe que de igual forma desde principios de mayo de este año, de igual manera libra una batalla en Quintana Roo, con el cártel de Sinaloa que dirigen los Chapitos según se publicado en diversas narcomantas colgadas en varios municipios quintanarroenses.

Y todo ello, por el control de las rutas aéreas que funcionan en esta entidad y que representan millonarias ganancias semanalmente.

redaccionqroo@diariocambio22.mx

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