La Puntilla: La Urbanización Inacabada que Sigue Esperando su Proyecto Integral en La Habana
29 Jun. 2025
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Esta península privilegiada entre Miramar y el Almendares acumula décadas de abandono y fragmentación urbana
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Su historia revela intentos fallidos de convertirla en parque público, zona residencial y epicentro cultural del jazz
Redacción / CAMBIO 22
Como muchas ciudades del mundo, La Habana creció a partir de su núcleo fundacional urbanizando fragmentos del territorio aledaño sin una secuencia continua. Es decir, la ciudad no creció como una onda expansiva, sino que los nuevos barrios surgieron cuando cada terrateniente decidió reconvertir su finca en un trozo de ciudad. Luego, como una gran colcha de retazos, los fragmentos se enlazaron creando el gran tejido urbano que hoy tenemos como capital.
Actualmente, la mayor parte de La Habana metropolitana está construida, lo que nos ofrece un plano predominantemente urbano. Podrá el curioso encontrar fragmentos verdes e imaginar los muchos bosquecillos o descampados que antaño quedaban intercalados entre los barrios. Aviva la imaginación la imagen del Reparto Chaple, cuya despejada vista hacia la ciudad y la bahía, a 68 metros de altura sobre el nivel del mar, era un privilegiado mirador para los vecinos colindantes, pues hasta la década de 1910 sus casonas no ocuparon la Loma de Luz. Entiéndase que sus alrededores habían sido urbanizados desde 1860, quedando despejada solo la elevación. Pero en 1914 se aprobó su construcción mediante plano ejecutado por el arquitecto Francisco Centurión.
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Otro caso es Miramar, que en 1911 inició su urbanización en la Calle 0 hasta 36. Los repartos que le siguieron junto a litoral fueron Alturas de Miramar y Playa de Miramar, aprobados en 1924 y 1925. Sin embargo, estaban situados partir de la calle 60. Es decir, en medio quedaba un gran recuadro correspondiente a la finca La Osa, que no se urbanizó hasta la década de 1940; aunque ya la cruzaban la 5ta Avenida y la prolongación de la calle 42 hasta el mar.
Otro fragmento de esta zona que quedó descubierto por mucho más tiempo fue La Puntilla, pequeña península situada en el lado oeste del río Almendares, que se proyecta sobre su desembocadura. Con vistas al río, al litoral de El Vedado y al mar, ha sido muy celebrada por su potencial paisajístico y privilegiada localización, ya que desde inicios del siglo XX quedó en una posición céntrica si se considera la gran expansión de La Habana hacia el oeste. A pesar de estas cualidades y siendo un terreno llano de fácil construcción, no tuvo proyecto aprobado hasta 1951, 40 años después que Miramar.
Las primeras ideas para La Puntilla defendían su condición como parque público. Asociado o no al proyecto del Bosque de La Habana, se consideraba que podía tributar directamente a los vecinos de Miramar y de El Vedado, quienes accedían a ella fácilmente a través del Puente de Pote y con el tranvía. Hubiera sido un parque marítimo muy útil y singular para una ciudad tan falta de espacios verdes y zonas de recreo al aire libre.
Incluso el urbanista francés J.C.N. Forestier, en su gran plan para el antiguo municipio La Habana —que no comprendía La Puntilla—, incluyó un proyecto de parque en esta pequeña península que no llegó a realizarse. Con un trazado monumental de amplias avenidas y jardines situó en la misma punta un monumento a Cristóbal Colón y junto al río un “Parque de los Marinos”. También propuso la construcción de edificios para el Estado Mayor de la Marina de Guerra, de la Marina Mercante y de la Aviación, así como un Museo de la Marina. El diseño arquitectónico de estos inmuebles estaría inspirado en La Chorrera, enlazando visualmente ambas riberas de la desembocadura. Por último incluía un “Gran Hotel” y helipuertos.

Llegada la década de 1950, La Puntilla seguía descubierta, con las ruinas de un par de industrias que allí existieron y nada más. La idea de parque público fue desechada y se trazaron cinco calles adaptadas a la accidentada figura del terreno, definiendo cinco amplias manzanas. En paralelo a la costa se prolongó la Avenida 1ra de Miramar que dobla en la punta para convertirse en 3ra, llamada en este tramo Avenida del Río. A la derecha de la calle 0, frontera oeste del nuevo reparto, surgieron las calles A, B y C.
Antes del triunfo de la Revolución había muy pocos lotes construidos. Llama la atención que, a pesar de las grandes cualidades paisajísticas y localización del reparto, no se construyeron palacetes ni inmuebles de arquitectos relevantes. El edificio más destacable fue el complejo de propiedades horizontales Riomar (1957). Primaron los edificios de apartamentos de dos, cinco y ocho plantas de estilo racionalista, funcionales y discretos. Tampoco se construyeron parques, marinas u otros servicios. La única función diferente a la vivienda fue la de centro nocturno, con el Johnny’s Dream Club.
Este cabaret ofreció en sus inicios espectáculos musicales de muy variados estilos, sobre todo de rock and roll. No obstante, en la década de 1970 se definió por su predilección hacia el jazz convirtiéndose, según la musicóloga Rosa Marquetti, en “el auténtico epicentro del jazz en La Habana y en un espontáneo y no programado experimento de resistencia musical”. En esa época se llamó Río Club, aunque para el público habanero siempre ha sido El Johnny’s.
Sitio privilegiado para la buena música, coadyuvó al desarrollo del género. Según el saxofonista Nicolás Reinoso, quien fuera parte de la generación asidua al Johnny’s, este club “no era céntrico en el sentido exacto, pero era ideal: estaba fuera del circuito de clubes nocturnos, con una excelente disposición arquitectónica y la capacidad idónea para conciertos y descargas, en un barrio tranquilo, con un vecindario bastante adecuado para esos intereses musicales”.

Después de la lenta ocupación de la década de 1950, en los años 60 La Puntilla se declaró zona congelada, lo que prolongó su aspecto de reparto inacabado. En los 80 volvió a activarse con la construcción de seis edificios de microbrigada y el inmenso bloque que ocupa la manzana de la punta. Diseñado por el arquitecto Raúl González Romero, estaba destinado a los funcionarios de la misión económica de la URSS en Cuba. En la década siguiente acogió las oficinas de la corporación CUBALSE.
El último inmueble fue el Centro Comercial La Puntilla (1999), de los arquitectos José Antonio Choy, Carlos de la Regata, Liliana Martínez y la ingeniera María Isabel González Rego. Esta tienda, premio UNAICC 2002, es probablemente la mejor de la capital construida en tiempos de Revolución, y la más armoniosa inserción arquitectónica del Reparto La Puntilla.
A pesar de ello, la imagen general del reparto se había devaluado por los nuevos edificios de vivienda construidos, que no se han multiplicado en los lotes vacíos por la declaratoria de 1999 de la 5ta Avenida y sus alrededores como zona de protección. Como el resto de la ciudad, La Puntilla se deteriora aceleradamente por la falta de mantenimiento e inversión, agravada por su localización en la costa. Así queda abandonada e inacabada, aún pendiente de un proyecto integral que consiga poner en valor su excepcional relación con el paisaje.
Fuente: Diario de Cuba
GPC/GCH





















