• En ese tiempo en Chetumal se le relacionó con la ejecución de un “Taquero” en marzo del 2012

 

  • Cártel de Caborca en Quintana Roo: Investigaciones revelan alianza con Beltrán Leyva para controlar ruta aérea de cocaína

 

  • Presencia del Cártel en Chetumal: Eventos del 2012 vinculan a la familia Caro-Monge con el asesinato de taquero y operaciones ilícitas en Quintana Roo

 

Redacción/CAMBIO 22

Investigaciones federales y reportes de la DEA, aseguran que la familia Caro-Monge, fundadores del Cártel de Caborca, arribaron a Quintana Roo en el 2012, haciendo alianza con los Beltrán Leyva, para operar la ruta aérea de cocaína colombiana a través de una red de pistas clandestinas ubicadas en el Sur de la entidad.

Si bien su consolidación y dominio de las principales plazas de la entidad, ocurre durante la administración de Carlos Joaquín González (2016-2022) es evidente su presencia como se plasma en una serie de eventos que ocurrieron en el 2012, en la ciudad de Chetumal.

Según plasmó en un reporte el medio digital, Periodismo en Colectivo, en ese año se detuvo a José Gil Caro Monge, hijo del líder maximo del Cártel de Caborca, José Gil Caro Quintero, acusado de dar muerte al taquero Saúl Alonso Rey Soto, en la ciudad de Chetumal.

En ese entonces se dijo que los tres asesinos de Saúl Alonso Rey Soto, tras rendir su declaración preparatoria ante el Juzgado Segundo Penal, negaron los hechos con el pretexto de que fueron golpeados por policías por sacarles su declaración ministerial.

Uno de los imputados, en su declaración ministerial, dijo que iban a cobrarle al fallecido una deuda de 50,000 dólares, pero no indicó el nombre de la persona a quien el fallecido supuestamente le debía dicho monto.

José Gil Caro Monje, Alejandro Lua Osuna y Jonathan Jehovani Osorio Uriarte, fueron sacados del Centro de Readaptación Social (CERESO) de esta ciudad para ser conducidos detrás de la parrilla de práctica de la Segundo de lo Penal para rendir su declaración preparatoria.

Primero se les leyó la acusación en su contra por el delito de homicidio agravado; luego, fueron separados, y sólo uno quedó detrás de las parrillas de práctica.

El primero en el proceso fue Alejandro Lua Osuna, originario de Michoacán y de 18 años, a quien se le leyó su declaración ministerial, en la que dijo que llegó a esta ciudad hace unos 15 días, procedente de Guadalajara, por invitación de José Gil. Caro Monje.

Dijo que vino a Chetumal a viajar, pero que mientras estuvo aquí Caro Monje lo invitó a matar a un taquero y que a cambio le iban a pagar 20 mil pesos, con los cuales tenía pensado montar un negocio de ropa.

Agregó que al momento de los hechos tenía problemas con su arma, por lo que su compañero Jonathan Jehovani Osorio Uriarte fue quien disparó contra el taquero Saúl Alonso Rey Soto.

Luego de escuchar su declaración ministerial, se le preguntó al imputado si ratificaba su declaración rendida ante el Ministerio Público, pero para ello se le explicó qué significaba la palabra ratificar, y luego dijo que el contenido de su declaración ministerial es correcto.

Sin embargo, dijo más tarde: “Algunas son ciertas y otras no”, refiriéndose al contenido de su declaración ministerial.

Luego de esto, el imputado se reservó el derecho de responder las preguntas del fiscal, una de las cuales fue que dijera el motivo por el cual fue asesinado Saúl Alonso Rey Soto.
A continuación compareció Jonathan Jehovani Osorio Uriarte, de 22 años, a quien también se leyó su declaración ministerial, en la que mencionó que llegó primero al Distrito Federal desde Culiacán, Sinaloa, luego viajó a Cancún, y que el 20 de En marzo de este año viajó a esta ciudad por invitación de José Gil Caro Monje, porque supuestamente iban a iniciar un negocio de mariscos.

Pero también dijo que fueron los encargados de ubicar todas las droguerías para que se alinearan con ellas.

  • El día de los hechos dijo que José Gil Caro Monje lo invitó a ir a matar al taquero.

Este presunto delincuente, luego de escuchar la lectura de su declaración ministerial, reconoció su firma y huella dactilar como las que constan en el expediente y luego señaló: “Pero lo que dicen allí no es cierto”.

El imputado también se reservó el derecho de responder las preguntas del fiscal, entre las que le pidieron que dijera si conoce a Alejandro Lua Osuna, el primer delincuente que declaró.

Luego de esto, la defensa del imputado solicitó al juez que dé fe de los golpes sufridos por su cliente y este se desnudó detrás de la parrilla de práctica y mostró hematomas en varias partes de su cuerpo, siendo el más grande uno en su trasero. recto y mide alrededor de 20 centímetros de ancho y 30 centímetros de largo.

Con esto se dio por terminada la comparecencia de dicho presunto delincuente.

Finalmente compareció José Gil Caro Monje, de 20 años y originario de Guadalajara, Jalisco, a quien también se le leyó su declaración ministerial, en la que se deja constancia que dijo haber dado órdenes a los otros dos para que se dirigieran a la casa de Saúl Alonso Rey Soto para cobrar una deuda que asciende a 50 mil dólares estadounidenses.

Indicó que los tomó y les mostró la casa y que les iba a dar a cada uno 20 mil pesos por esa obra.

Luego de que el presunto delincuente escuchó su declaración ministerial, reconoció como su firma y huella dactilar las que aparecen en el expediente, pero salió con la declaración que le leyeron no es correcta porque los funcionarios judiciales lo golpearon y le pusieron una bolsa. en su cabeza.

La defensa también solicitó al juez que dé fe de las lesiones que tenía el imputado; Sin embargo, sólo mostró algunas abrasiones en el cuerpo.

Con esto finalizó la comparecencia de los imputados por el asesinato de Saúl Alonso Rey Soto.

La situación jurídica del imputado se resolverá dentro del plazo que establece la ley, que podrá ser un auto de prisión formal o un auto de libertad formal, dependiendo de las pruebas aportadas por la PGJE y la valoración del juez.

Cabe recordar que los tres sujetos fueron detenidos cuando huían a bordo de un automóvil tipo Pointer, placas UUL-34-25, en el barrio Arboledas de esta ciudad, luego de una persecución policial, luego de haber asesinado a Saúl Alonso Rey Soto. e hirió a su hijo Saúl Rey Galarza.

Los sangrientos hechos ocurrieron el sábado, alrededor de las 22:42 horas, cuando los tres sicarios que viajaban a bordo de dicho auto llegaron frente a la casa de Saúl Rey Soto, ubicada en la calle Chunyah 256, entre Colibrí y Perdiz, en la colonia Emancipación.

Los tres malvivientes, luego de bajarse de la unidad, ingresaron a dicho domicilio, donde al parecer discutieron con Saúl Rey Soto, quien fue baleado con un arma de fuego, al parecer calibre 38, mientras su hijo recibía proyectiles de arma de fuego. calibre 45.

Luego de los hechos, los tres malvivientes huyeron rápidamente hacia la avenida Maxuxac, donde fueron perseguidos por patrullas de la Policía Preventiva Municipal (PMP), en coordinación con otras corporaciones policiales.

Asimismo, los ocupantes de una ambulancia de la Unidad de Atención a Emergencias Médicas (UREM) de la Policía Preventiva Municipal escucharon vía radio las características del auto en el que huían los sicarios, el cual encontraron en la avenida Maxuxac. , por lo que comenzaron a perseguir el auto tipo Pointer en el que huían los delincuentes, hasta alcanzarlos en las calles Otilio Montaño y Guanábana, en la colonia Arboledas, junto a unidades de otras corporaciones policiales.

Pero antes de que la ambulancia alcanzara a los delincuentes, dispararon contra la unidad, sin lograr herir a ningún paramédico.

Los sicarios al verse acorralados se bajaron de la unidad y huyeron, pero no avanzaron mucho cuando fueron detenidos por elementos de la Policía Preventiva Municipal.

A los detenidos se les aseguró un arma de fuego, al parecer calibre 38.

Primero fueron trasladados a las instalaciones de la Policía Preventiva Municipal para el respectivo reconocimiento médico. Luego fueron puestos a disposición de la PGJE, que los llevó la noche del lunes ante el Juez Segundo Penal bajo el cargo de homicidio calificado.

 

 

Con datos de PERIODISMO COLECTIVO

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