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• “Este emblemático sitio histórico recuerda el momento en que el último emperador mexica fue aprehendido, marcando el fin de una era y el inicio de la colonización.”

 

Redacción / CAMBIO 22

La caída de la Gran Tenochtitlán marcó el fin del poderoso imperio mexica, el cual se dio tras la captura de Cuauhtémoc, el último tlatoani, al norte de lo que hoy conocemos como Tepito. En dicho lugar se construyó una iglesia católica para conmemorar el histórico suceso.

Cuauhtémoc, último huey tlatoani de Tenochtitlán, contaba con un gran ascendencia familiar pues era hijo del tlatoani Ahuízotl, octavo señor de México y de la princesa Tlillacapantzin. Incluso se sabe que era descendiente del gran Nezahualcóyotl.

 

 

Desde la llegada de los españoles, Cuauhtémoc siempre vio con malos ojos el recibimiento que les dio Moctezuma. Junto a Cuitláhuac, lograron expulsar a los españoles de Tenochtitlán en la ahora llamada “Noche Victoriosa”.

Tras la muerte de Cuitláhuac por viruela, Cuauhtémoc se convirtió en tlatoani y llevó la resistencia mexica hasta las últimas instancias.

 

La captura de Cuauhtémoc

Tras un fulminante sitio español, dejó sin alimento ni bebida a los habitantes de Tenochtitlán y Tlatelolco. Sin mencionar que a su vez enfrentaron una abrumadora plaga de viruela, que dejó miles de muertos en ríos y calles.

 

 

Mexicas y tlatelolcas quedaron arrinconados en la ciudad gemela de Tenochtitlán, Tlatelolco. Tras la avanzada del español Gonzalo de Sandoval con doce bergantines. Así, García Holguín, comandante de un bergantín, logró distinguir la canoa de Cuauhtémoc, quien fue apresado inmediatamente junto con los señores Coanacoch de Texcoco y Tetlepanquetzal de Tacuba. Hecho que representó el final de la guerra y la caída de la alianza que dominó el Valle de México por décadas.

De esta forma, Cuauhtémoc, le pide al conquistador que lo mate con su daga, a lo que Cortés, ajeno a las tradiciones guerreras mexicas, sólo lo toma prisionero. Escena que Matos Moctezuma reinterpreta como una petición por parte del vencido tlatoani a ser muerto en sacrificio, como le correspondía como guerrero.

Fue así que el 13 de agosto de 1521, tras miles de muertes de mexicas y tlatelolcas, cayó su último bastión, Tlatelolco.

De acuerdo con el INAH, el lugar donde Cuauhtémoc fue capturado por los invasores, se construyó el templo de la Inmaculada Concepción Tequipeuhcan.

 

 

El lugar en Tepito donde “inició la esclavitud indígena”

De acuerdo con el Centro de Información del Patrimonio de la Ciudad de México (CIPCDMX), la parroquia de la Concepción Tequipeuhcan o Tequipeuhca fue inicialmente una capilla construida en el siglo XVI bajo la jurisdicción de la Parroquia de Santa Catarina, perteneciente a la orden franciscana.

Con el pasar de los años, en 1699, la capilla tuvo modificaciones, pues se amplió la nave del inmueble. Así se quedó hasta el 6 de junio de 1902, fecha en el entró en vigor un edicto que elevó la capilla a la categoría de parroquia. En 1934 el párroco Mario Rodríguez Saavedra mandó derribar el cobertizo de lámina que cubría la fachada y amplió la entrada.

La parroquia de la Inmaculada Concepción Tequipeuhcan se encuentra al norte de Tepito de la colonia Morelos en la Alcaldía Cuauhtémoc. Específicamente se encuentra en lo que hoy conocemos como esquina de Tenochtitlán y Constancia.

 

 

Entre lo más llamativo la antigua parroquia colonial, en la entrada del templo se logra ver una placa que dice

“Tequipeuhcan (lugar donde empezó la esclavitud). Aquí fue hecho prisionero el Emperador Cuauhtemotzin la tarde del 13 de agosto de 1521”

 

 

Como bien describe la placa, Tequipeuhcan se traduce del nahuatl al español como “lugar donde empezó la esclavitud”, mientras que Tepito originalmente “Teocal-tepiton” se traduce al español como “pequeño templo”.

De acuerdo con el sitio web de la alcaldía Cuauhtémoc, fue nombrado así debido a que se encontraba un templo pequeño que aún en la época colonial se le denominaba San Francisco Teocaltepiton o Tecuahltepiton y que por contracción fonética quedó sólo en Tepito.

 

 

 

Fuente: El Sol de México

redaccion@diariocambio22.mx

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