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  • El fenómeno mantiene a comunidades enteras sin sol por más de 60 días y obliga a sus habitantes a adaptarse a temperaturas extremas y efectos emocionales por falta de luz

 

  • Desde la resiliencia hasta la vida comunitaria, las enseñanzas inuit ofrecen claves para enfrentar incertidumbre, aislamiento y los retos del invierno en el hemisferio norte

 

Redacción / CAMBIO 22

Todos los años a mediados de noviembre, inicia un peculiar fenómeno provocado por la ausencia de luz solar por más de 66 días en regiones como Alaska, se trata de la noche polar. Este evento natural afecta a todas las comunidades localizadas al interior del círculo polar ártico y nos indica, a los que vivimos en el hemisferio norte, que ha llegado la temporada del invierno, ese momento del año donde la vida descansa y se prepara lentamente para renacer en la primavera.

La noche polar es provocada por la inclinación de la Tierra sobre su propio eje a un ángulo de 23.4º. Este fenómeno ocurre cada cierto periodo de tiempo y posibilita las estaciones. Por eso, siempre que llegamos a los últimos meses del año en el norte, sentimos frío, y en sitios como Alaska, desde noviembre el sol no alcanza la altura suficiente para atravesar el horizonte y desaparece durante varios meses.

Ya llegó la noche polar a Alaska y los esquimales tienen enseñanzas que darnos

Aunque en México no podemos verla, la noche polar aparece en varios lugares del mundo, en particular en las latitudes más extremas. Por ejemplo, en Svalbard, Noruega, hay al menos cuatro meses de oscuridad absoluta, así también en algunas poblaciones desconocidas de Siberia, en Rusia y al norte de Finlandia.

El síndrome de la noche polar

Durante estos meses, las personas tienen que adaptarse a vivir con temperaturas por debajo de os 40°, a usar luz artificial, tomar suplementos de vitamina D y tratar con sus terapeutas los efectos del llamado “síndrome de la noche polar”, un trastorno que ocurre en el cerebro por la falta continua de rayos de sol.

Ya llegó la noche polar a Alaska y los esquimales tienen enseñanzas que darnos

En 2025, la noche polar llegó formalmente el 18 de noviembre, poco a poco la luz se irá y las noches se harán eternas. Para muchos esto puede parecer un poco abismal y triste, no obstante, los esquimales han encontrado en esta aventura oscura la posibilidad de contemplar el cielo, admirar las auroras boreales e inventar culturas y filosofías que sin duda tienen mucho que enseñarnos.

La primera ciudad del mundo que recibe la noche polar

La noche polar se experimenta en diversas partes del mundo. Pero la primera ciudad en experimentar este fenómeno se llama Utqiagvik y se ubica al norte de Alaska, muy cerca del Océano Ártico. Durante el invierno, este lugar permanece durante las 24 horas en la oscuridad más profunda.

Entre la nieve y los cielos estrellados, esta pequeña comunidad ha sido el refugio de miles y miles de humanos a lo largo de la historia. De hecho, se han encontrado asentamientos humanos que datan del año 500 d.C.

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Por otro lado, la ciudad ha sido fundamental para diversos estudios científicos sobre la tundra. Utqiagvik significa “lugar donde se cazan búhos”. Esta palabra se hizo en honor a la herencia y la importancia de los iñupiaq, un pueblo profundamente resiliente, cuyas tradiciones y costumbres han perdurado a lo largo del tiempo.

Su legado se preserva en museos y se puede ver en las celebraciones de caza que se hacen todos los años en el pueblo. Y es que, sin importar el paso del tiempo, los habitantes de esta región han conservado una vida simple, dedicada a la supervivencia. Los hombres se dedican a la caza, las mujeres a mantener caliente el hogar y los niños atraviesan la ciudad enfundados en grandes abrigos a -40° para llegar a la escuela.

Lecciones de los esquimales para tener una vida más genuina

Ubicados entre el norte de Canadá, Siberia, Alaska y Groenlandia, los pueblos del Ártico son en sí mismos una lección de fraternidad y de resiliencia. Estos territorios, cubiertos por nieve la mayor parte del año, han sido habitados por los inuits, —palabra de las lenguas aborígenes que significa “personas“—, que no sólo han aprendido a vivir con un clima adverso, sino que han sabido encontrar la belleza en lo simple.

Ya llegó la noche polar a Alaska y los esquimales tienen enseñanzas que darnos

Durante varios años, este pueblo ha sido estudiado por numerosos antropólogos, que además de compartir su experiencia en los polos del mundo, han encontrado en sus enseñanzas un grupo de lecciones que nos permiten, entre otras cosas, entender cómo éramos los humanos antes de la tecnología y la era del egoísmo.

Aquí les dejamos algunas enseñanzas que podemos implementar en nuestra vida cotidiana.

1. Por encima de todo, primero está la comunidad

En las comunidades inuit no existen los logros individuales, sino de la tribu. Por eso, los cazadores buscan comida para todos y se construyen refugios en los que haya espacio, no sólo para la familia, sino para el que necesite un lugar. Aquí se comparten las victorias y se sobrevive juntos a los malos momentos.

Ya llegó la noche polar a Alaska y los esquimales tienen enseñanzas que darnos

2. El arte de la paciencia

Los Inuit usan una expresión para seguir adelante: “ajunngittuq”, que se traduce literalmente como: la decisión de nunca rendirse. Para ellos la paciencia no es una opción, es una manera de enfrentar una vida determinada por el clima extremo.

A veces hay que esperar a que las tormentas de nieve pasen, a veces hay que sentarse frente a un agujero de hielo hasta que la pesca del día concluya, a veces el sol tarda en salir un poco más. Ante lo que no se puede controlar, los esquimales recomiendan tomárselo con calma, estar tranquilos y sonrientes.

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3. Aprender a resistir

Un viejo dicho del pueblo sugiere: “No se puede resistir la tormenta, pero sí se puede construir un iglú”. Los inuits no gastan su energía luchando contra lo que no pueden cambiar y en lugar de quejarse, se adaptan de manera pacífica a las circunstancias inevitables.

4. Practica la comunicación respetuosa

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En las poblaciones del Ártico, ser respetuosos con los interlocutores y aprender a escuchar es una manera de mostrar empatía. Y es que, en una zona tan adversa, hay que buscar maneras sanas de conservar el delicado equilibrio social. Una forma es evitar la crítica directa y ponerse en el lugar del otro todo el tiempo.

Fuente: Sopitas

redaccion@diariocambio22.mx

KXL/RCM

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