La Mujer que Dejó Todo para Vivir sin Dinero
4 Feb. 2025
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Renunció a su trabajo, cerró sus cuentas bancarias y lleva una década fuera del sistema financiero
Redacción/ CAMBIO 22
Luego de tener un trabajo estable Jo Nemeth decidió cambiar su vida por completo, a sus 46 años dejó su trabajo y cerró sus cuentas bancarias. El dinero que tenía se lo dejó a su hija Amy, a sus 18 años y decidió tener una vida sin dinero.
La decisión fue tomada en el año 2014, tras leer dos libros, uno de ellos sobre una pareja que recorrió Australia en bicileta y el segundo sobre el irlandés Mark Boyle, que vivió tres años sin dinero.
Jo Nemetha aseguró a ‘The Guardian’ que comenzó a sentir una “creciente desesperación” por el sistema económico que tenía el mundo y el “daño que le estaba haciendo a otras personas y al planeta”.
“Tenía un buen trabajo, pero sentía que no estaba contribuyendo positivamente. Al contrario. Tenía que conducir todo el tiempo, no tenía tiempo de cultivar mis alimentos y encima de eso me sentía estresada e infeliz, trabajando para pagar las cuentas”, señaló.
La decisión de vivir sin trabajo y sin dinero llegó en 2015 cuando abandonó todo y decidió mudarse a una casa que ella misma construyó con materiales donados.
“Ya tenía cosas como sartenes o cepillo de dientes. Descubrí que realmente no necesitaba mucho para estar cómoda”, aseguró Nemetha.
Para vivir, Jo Nemetha cosecha sus propios alimentos y realiza trueques con personas, lava ropa, cuida niños y hace otro tipo de actividades que ayuden a su comunidad. Le pide a conocidos que le guarden artículos que obtienen de hoteles como jabones, pasta de dientes y champú.
La mujer le pide a una amiga con una cafetería que le guarde servilletas no utilizadas o con gotas mínimas de café para que las use en vez de papel higiénico.
“Mucha gente me pregunta cómo logro mantenerme limpia. Cuando la gente escucha que estoy viviendo sin dinero, piensan que voy a estar descuidada o sucia. Por el contrario, ahora utilizo productos descartados que nunca imaginé que iba a usar”.
Finalmente, la mujer seguró que intercambiar bienes y servicios fue una tarea difícil, pero que podo a poco ha superado los obstáculos que le pone el dinero.
“Me siento más segura que cuando ganaba dinero. Ahora tengo tiempo para construir esa ‘moneda social’. Ayudar a la gente, cuidar a amigos enfermos o a sus hijos, ayudar en sus huertos. Ese es uno de los grandes beneficios”.
Fuente: El Tiempo
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