12 millones de personas en el país carecen de acceso al agua, según el estudio Aguas en México, ¿escasez o mala gestión?

Redacción/CAMBIO 22

La falta de agua le roba el sueño a Guadalupe Estrada. Hace años que en su casa de Ecatepec, un municipio de la zona metropolitana del Valle de México, llega agua dos veces a la semana durante unas cuantas horas. Las noches de los martes y los jueves deja abierta la llave de su cisterna y está alerta toda la madrugada. En cuanto cae el primer chorro, se levanta a llenar una decena, o lo que alcance, de cubetas y botes, además de la pileta.

El resto de días tiene insomnio por las recientes noticias sobre el bajo nivel de las presas del Sistema Cutzamala, que abastece de agua a la Ciudad de México y Estado de México. Como ella, 12 millones de personas en el país carecen de acceso al agua, según el estudio Aguas en México, ¿escasez o mala gestión?, del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco).

“Si ya es preocupante así, no sé qué haremos si la falta de agua empeora”, dice la señora de 68 años.

Ella tiene motivos para preocuparse. La Comisión Nacional del Agua (Conagua) reportó el pasado 15 de marzo que las presas del Sistema Cutzamala están al 48.5% de su capacidad de almacenamiento. Se trata del peor nivel del que se tiene registro, pues se ubica 23.2% por debajo del promedio histórico.

En los primeros meses del año, en teoría, las presas deberían tener un nivel superior a 70% para garantizar un abastecimiento seguro de agua en la época seca, que son los ocho meses sin temporada de lluvias.

Pero, ante los bajos niveles de las presas, en el país aumenta la probabilidad de que este año se registre una sequía más grave que la de 2022, que afectó profundamente a la ciudad de Monterrey, en Nuevo León. Durante 2021 se reportaron las mayores sequías de los últimos 40 años. El problema crece por el aumento de las temperaturas.

“Lamentablemente, el pronóstico es que sí puede haber más sequías, al menos más que el año pasado”, menciona Sandra López, investigadora del Imco.

Al 28 de febrero de 2023, el 50.16% del país contaba con condiciones de sequía de moderada a extrema, de acuerdo con datos de Conagua. La región más afectada es la noroeste, que abarca a Nuevo León y Tamaulipas, con el 91.4% de su superficie con sequía de moderada a extrema.

“Vamos a estar en una situación muy, muy seria. Lo que pasó en Monterrey el año pasado se puede replicar en muchas otras ciudades”, advierte José Luis Luege, extitular de la Conagua.

Las otras regiones afectadas por la sequía son la parte centro occidente (Jalisco, Aguascalientes,Guanajuato, Colima y Michoacán ) con el 81.9% de su superficie en esta condición; la norte (Chihuahua, Coahuila, Durango, Zacatecas y San Luis Potosí) con el 64.5%, y la centro-sur (Querétaro, Hidalgo, la Ciudad de México, Estado de México, Morelos, Tlaxcala y Puebla), con 54.5%.

En esta última es donde se encuentra el Valle de México, una zona en alerta ante las condiciones que padece: alta población, escasez de lluvia, presas por debajo del nivel y sobreexplotación.

La degradación del Sistema Cutzamala

Un problema del bajo abastecimiento de agua es la degradación del Sistema Cutzamala por tres motivos principales. El primero es un efecto del cambio climático, que ha causado que en los dos últimos años llueva menos. Cuando en México el agua de lluvia acumula menos de 720 milímetros se considera un año seco, explica Luege, actual presidente del centro de estudios Ciudad Posible.

Esto causa sequías que van desde moderadas y severas hasta excepcionales, como ocurrió el año pasado. La sequía excepcional ocurre si no llueve lo suficiente y, además, se pierde la humedad del suelo.

“Entonces, se refleja en pérdida de cultivos, se mueren los animales, las plantas, y el daño que provoca esta sequía excepcional no se recupera en un año. Puedes tener pérdidas irreversibles”, explica el experto.

Otro motivo es la tala ilegal que devasta los bosques de Michoacán y del Estado de México, importantes en el ciclo de agua, ya que su vegetación y suelo retienen agua que se filtra y abastece a los acuíferos. Un problema adicional son los asentamientos humanos irregulares en torno a los canales de agua.

Además de disminuir el abastecimiento de agua a las ciudades, las sequías afectan la producción agrícola, de granos como maíz, trigo, sorgo o cebada y las cuencas lecheras.

Una débil atención al problema

Ante los bajos niveles de las presas, la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, anunció a principios de marzo que la capital recibiría este año 24% menos agua que en 2019. Para hacer frente a esta crisis, presentó la Estrategia de Atención ante la Temporada de Estiaje 2023, con la apuesta en la rehabilitación de pozos, la mejora de las principales fuentes de abastecimiento y una campaña para el ahorro en el consumo de agua.

A decir de José Luis Luege, esas medidas son insuficientes, pues atienden el problema en el corto plazo, pero carecen de una visión de largo alcance y, sobre todo, dejan de lado que la escasez de agua es un tema de seguridad nacional. Asegura que se requiere recuperar el bosque, restaurar ecosistemas y reordenar los crecimientos urbanos.

También urge modernizar la red hidráulica del Sistema Cutzamala porque, debido a la antigüedad de la infraestructura, 40% del agua que se distribuye por esta red se pierde en fugas o en tomas clandestinas. Si la proporción de pérdida de agua baja a 10% se ahorrarían muchísimos litros.

Pero se requieren una inversión millonaria y voluntad política para renovar el sistema. En los últimos años ha ocurrido lo contrario. De 2013 a 2020, el presupuesto de la Conagua se redujo prácticamente a la mitad y se recuperó este año.

A futuro, una opción es tomar el agua tratada para potabilizarla, pero para ello es necesario mejorar el tratamiento de las aguas residuales y depositarlas en espacios amplios de lagunas. Algo importante porque actualmente 80% de los cuerpos de agua del país presentan algún tipo de contaminación por descargas de aguas residuales no tratadas.

Entre 2013 y 2020, señala López, disminuyeron las inspecciones a las concesiones de agua para evitar las descargas contaminantes: pasaron de 10,915 a 1,936.

“Y debido a la pobre calidad del agua en la mayoría de las cuencas, México es uno de los países número uno en consumo de agua embotellada del mundo”, apunta.

El olvido de los acuíferos

El 70% del abastecimiento de agua del Valle de México proviene de acuíferos y, sin embargo, 115 de estos pozos profundos están en un estado crítico de sobreexplotación, de acuerdo con el estudio del Imco. Además, no existe una política pública para su protección, coinciden los expertos.

El crecimiento demográfico desmedido es una de las principales causas de esta sobreexplotación, sobre todo de los acuíferos del norte y centro del país. La región de Lerma-Pacífico es la que tiene más acuíferos sobreexplotados. Le siguen los de Río Bravo y la Península de Baja California.

“No hay un programa para atender este fenómeno”, señala la investigadora.

“Hay una omisión, omisión total de las autoridades. O sea, la mayor atención del gobierno federal y de los gobiernos estatales debería estar en la pérdida de aguas subterráneas, que son la principal fuente de abastecimiento de la Ciudad de México y de otras ciudades”, sostiene Luege.

Sin una política efectiva, Guadalupe Estrada continuará desvelándose por almacenar la poca agua que recibe en su casa, incluso, sin sequía, porque la disponibilidad de agua por habitante ha disminuido. Según el Imco, en 1960 era de 10,000 metros cúbicos, en promedio, por persona, y al día de hoy es de 3,200 metros cúbicos por persona.

 

 

 

Fuente Expansión

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