El presidente anunció la creación de una megafarmacia en tiempo récord, pero ha entregado el proyecto a Birmex, empresa que contrata a terceros por el servicio de distribución de medicinas.

 

 

 

 

Redacción/CAMBIO 22

En un tercer intento por acabar con el desabasto de medicamentos en el país, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha ideado un nuevo plan: la creación de una megafarmacia estatal que distribuya insumos médicos a todos los hospitales públicos de México.

La estrategia está en marcha. El gobierno federal pagará 2,000 millones de pesos a Liverpool por los almacenes que mantiene vacíos en el municipio de Huehuetoca, Estado de México.

Ahí operará el Centro Federal de Almacenamiento y Distribución de Insumos para la Salud (Cefedis), nombre oficial de la superfarmacia del Gobierno, que el presidente planea inaugurar antes de que concluya este año.

“En diciembre vamos a inaugurar ya la gran farmacia que va a contar con todos los medicamentos que se requieren, todos los medicamentos”, declaró el 21 de noviembre.

Sin embargo, expertos del sector apuntan que no basta con abrir un almacén. La distribución de medicamentos es una de las logísticas más especializadas, que algunas farmacéuticas han tardado años en implementar, y el Gobierno ha dejado en manos de la paraestatal Birmex (Laboratorio de Biológicos y Reactivos de México).

Aunque esta empresa estatal ya se encarga de la entrega de vacunas y de algunos medicamentos, sigue contratando a terceros privados para la distribución. Esto pone en duda si Birmex realmente podrá operar un proyecto tan ambicioso con sus propios recursos humanos y presupuestales, y si la megafarmacia de López Obrador será una realidad en el corto plazo.

La farmacia más grande del mundo

Durante este sexenio han sido frecuentes las protestas de pacientes por la falta de medicamentos. Desde familias de niños con cáncer, personas que requieren fármacos psiquiátricos y hasta mujeres con cáncer de mama se han manifestado ante el desabasto.

Según López Obrador, la escasez ocurría muchas veces por prácticas irregulares de farmacéuticas y distribuidores. Ordenó sacarlas del mercado y creó el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), que compraría medicamentos a través de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS).

Ante las fallas en el modelo, regresó la compra consolidada a la Secretaría de Salud, desapareció el Insabi y anunció que Birmex estaría a cargo de la distribución de los insumos.

Ahora da un paso más con la idea de crear la farmacia “más grande del mundo”. La intención del presidente es que desde este almacén se entreguen los medicamentos en menos de un día, a través de camiones y hasta por vía aérea.

“Esa gran farmacia, ese gran almacén, va a tener un sistema de comunicación y de transporte para que, si falta un medicamento en una comunidad, en un pueblo, en un municipio, en un estado, sea un centro de salud, un hospital, en 24 horas se tenga el medicamento, porque van a estar todos los medicamentos que se utilizan para atender todas las enfermedades”, ha explicado López Obrador.

Para consolidarse como el principal distribuidor de insumos para la salud, Birmex amplió sus operaciones al hacerse cargo de las entregas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), la mayor institución de seguridad social, desde octubre de 2023.

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En una entrevista reciente, Zoé Robledo, director general del IMSS, confirmó que la paraestatal sería ya su única distribuidora, dejando fuera a los proveedores privados.

“Birmex es ya nuestro operador logístico en el Seguro Social. Es decir, la distribución de los medicamentos ocurre con Birmex a partir de octubre de este año. Ahora (es) nuestro único distribuidor”, declaró a la revista Expansión.

Para Robledo, esta decisión demostraba que Birmex tiene una gran capacidad de almacenamiento y distribución de fármacos, que incluso podría ampliar a otras instituciones de salud, como IMSS-Bienestar y el ISSSTE a través de la megafarmacia.

Es un gran proyecto y lo vamos a ver en funcionamiento en muy poco tiempo”.

El problema es que para cumplir con la distribución a los hospitales del IMSS, Birmex continúa contratando los servicios de operadores logísticos privados.

La experiencia de Birmex

Durante 2023, la paraestatal de biológicos ha adjudicado de manera directa al menos cinco contratos por 407.5 millones de pesos para la distribución, recolección, resguardo, almacenamiento y hasta para la planeación y operación de la logística de entrega de medicamentos, material de curación, vacunas y otros insumos de salud.

Los contratos para transportar los fármacos por vía terrestre y aérea, en algunos casos, a hospitales de IMSS-Bienestar en Nayarit y Sonora y entregar vacunas a los 32 estados del país.

Se han adjudicado a las empresas Logística y Transporte para la Industria de la Salud, Médica Farma Arcar, Marken Limited, Pharma Tycsa y Almacenaje y Distribución Avior, según consta en los contratos publicados en la plataforma de compras públicas de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

Birmex ha explicado que recurrió a estas adjudicaciones porque necesitaba realizar el servicio con eficacia y eficiencia a fin de hacer uso racional de sus recursos y evitar “la pérdida de tiempo” y “no afectar la salud pública de los derechohabientes”. En los documentos de la contratación detalla que también requería transportes especializados para la entrega, con control de temperatura, unidad refrigerante y red de frío.

“La distribución de medicamentos no es como entregar papitas y refrescos”, comenta un proveedor gubernamental de estos servicios que prefiere mantener el anonimato por temor a ataques del Gobierno.

Dice que, además, es una clara muestra de que las dependencias de salud no han logrado entregar los medicamentos sin recurrir a las empresas privadas, pese a los intentos de dejarlas de lado porque todavía carecen de los recursos e infraestructura necesarios para distribuir una cantidad inmensa de insumos. Tan sólo en la última compra consolidada, el Gobierno adquirió 2,175 millones de piezas.

El propio Birmex reconoció en agosto de 2022 en su informe de labores que no había logrado establecer completamente un programa nacional de distribución de medicamentos por la complejidad que esto implica.

Los retos de la megafarmacia

A decir de Gilberto Castañeda, investigador del Departamento de Farmacología del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), lo anterior ilustra el gran reto para la operación de la “superfarmacia” de López Obrador.

Se necesita un gran equipo de transportes equipados debidamente, una logística limpia para registrar entradas y salidas, y evitar que los insumos caduquen, como ya le ha pasado a este Gobierno con algunas vacunas anticovid.

También debe asegurar que los costos de la operación sean competitivos con los del mercado, que tiene más experiencia, o el Gobierno terminará gastando más dinero en una entrega de medicamentos fallida.

Actualmente, Birmex opera cinco almacenes que pueden manejar 1.2 millones de piezas diarias, aunque la demanda del IMSS, IMSS-Bienestar e ISSSTE es de 4.3 millones de piezas.

“El plan es ambicioso, pero para concretarse al 100% necesitará de mucho tiempo. No creo que pueda operar completamente en unos cuantos meses”, menciona.

A la farmacéutica PiSA, por ejemplo, que cuenta con un sistema propio de logística y que justamente puede entregar insumos en 24 horas, le ha llevado años.

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Su red de distribución opera con siete almacenes y un Centro de Distribución Nacional de 60,000 metros cuadrados, ubicado en el municipio de Tlajomulco, en el estado de Jalisco. Opera con 250 unidades de diferentes capacidades, medidas en toneladas, y 100 transportes al día.

“Con el objetivo de satisfacer la demanda de productos y servicios integrales para el sector salud público y privado”, describe el laboratorio mexicano.

Cuenta, además, con 14 plantas de manufactura de 1,500 productos, 20,000 colaboradores y, aun así, todavía no logra distribuir por si sola toda su producción. Alcanza hasta ahora, alrededor de 99% y espera que en 2025 llegue al 100%, de acuerdo con Alberto Alemán, director de Proyectos Corporativos de PiSA.

Esta farmacéutica con 70 años de experiencia estima que llevaría cuatro años ampliar su capacidad de distribución en 1%. En cambio, el presidente López Obrador con el proyecto de la megafarmacia arranca desde cero y planea tener toda la capacidad a más tardar en 2024, con tres almacenes.

¿Remedio contra el desabasto?

El presidente López Obrador ha detallado que la megafarmacia operará con un sistema de comunicación que permita identificar las necesidades de insumos médicos de las clínicas y hospitales del país, así como un sistema de transporte para distribuir los fármacos de inmediato.

Dicho sistema sería similar al que ya implementa el IMSS en sus unidades médicas, conocido como Sistema de Abasto Institucional (SAI), que le ha permitido rastrear el número de recetas que se surte completamente y los insumos que requiere un hospital. Sin embargo, este sistema lleva al menos 20 años operando en el Instituto.

Es por esto que algunos expertos en salud dudan que la superfarmacia opere en el tiempo récord marcado por López Obrador y que logre acabar de una vez por todas con el desabasto de medicamentos mientras las compras de insumos no se realicen con antelación y eficacia.

“No resolverá el tema de desabasto de medicamentos, si no se regulariza el sistema de compra de los mismos”, subraya Andrés Castañeda, coordinador del colectivo Cero Desabasto.

 

Fuente Expasion

redaccionqroo@diariocambio22.mx

AFC

 

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