Miguel Ángel Fernández/CAMBIO 22

CHETUMAL, Quintana Roo, 10 de septiembre. – La Megaescultura de Chetumal, un ambicioso proyecto que buscaba ser un símbolo de orgullo para la capital de Quintana Roo, se encuentra hoy en estado de abandono. A pesar de haber representado una inversión millonaria a lo largo de varias administraciones, sus principales atractivos permanecen cerrados y en desuso. Esta situación ha llamado la atención de la Comisión de Cultura de la XVIII Legislatura, presidida por el diputado José Luis Pech, quien ha prometido investigar el caso y buscar una solución.

El diputado Pech subrayó que la Megaescultura no debe ser olvidada, independientemente de los colores políticos bajo los cuales fue construida. Para el legislador, es crucial que se inviertan recursos en su restauración y se convierta en un verdadero ícono de identidad para los chetumaleños. “No podemos permitir que una obra de esta magnitud quede en el abandono. Con la visión adecuada, podría ser no solo un atractivo turístico, sino una fuente de ingresos para el estado”, expresó.

Al ser un edificio a cargo del Instituto de la Cultura y las Artes de Quintana Roo (ICA) el tema será revisado desde la Comisión de Cultura de la XVIII Legislatura y se buscará que tenga presupuesto para el próximo año, y cumpla el propósito esta obra que tiene más de 20 años que inició su construcción.

Desde su construcción en 2004, bajo la administración del entonces gobernador Joaquín Hendricks Díaz, la Megaescultura ha sido objeto de críticas y controversias. Originalmente proyectada con un costo inicial de 100 millones de pesos, su presupuesto ha ido en aumento con cada gobierno subsecuente, llegando a superar los 250 millones de pesos. A pesar de esta significativa inversión, la obra sigue inconclusa y gran parte de sus instalaciones no están operativas.

La Agencia de Proyectos Estratégicos de Quintana Roo (AGEPRO) anunció recientemente la asignación de un millón de pesos para reparar los sistemas de aire acondicionado de la Megaescultura. Sin embargo, esta decisión ha sido vista por muchos como una medida insuficiente, dado que persisten problemas estructurales mucho más graves. Las fuentes danzarinas y los juegos infantiles exteriores están en estado deplorable, mientras que el espectáculo inmersivo que alguna vez atrajo a visitantes ha quedado en el olvido por falta de mantenimiento.

La situación ha generado críticas en la comunidad local, quienes ven en la Megaescultura un ejemplo de derroche de recursos y falta de visión a largo plazo.

A más de 20 años de su construcción, la Megaescultura continúa siendo un tema polémico en la capital de Quintana Roo. Para muchos, es necesario que las autoridades adopten un enfoque más integral para reactivar este espacio, transformándolo en un verdadero símbolo de la ciudad. Mientras tanto, el inmueble permanece como un recordatorio de la mala gestión de recursos, dejando a la comunidad a la espera de decisiones que realmente impulsen su recuperación y utilidad.

 

 

redaccionqroo@diariocambio22.mx

RHM

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