La Magia del Heno en los Pesebres Navideños, una Tradición Que Lucha por Sobrevivir 

Redacción/CAMBIO 22

JOSÉ MARÍA MORELOS, 11 de diciembre. –  En el mercado del productor, Sandra Kú Martínez conserva un tesoro de las tradiciones navideñas: el heno, ese elemento que durante generaciones dio vida a los pesebres y llenó los hogares de un espíritu único. Sin embargo, como ella misma comenta, esta práctica se está perdiendo poco a poco.

“Actualmente, muchas casas solo ponen el arbolito, pero el pesebre ya no”, dice con cierta melancolía. Sandra, quien vende el heno que su padre recolecta en el monte, relata cómo su familia se esfuerza por mantener viva esta tradición. “Mi papá es quien lo consigue. Yo no sé exactamente de dónde, pero él siempre encuentra la forma de traerlo, y aquí lo ofrecemos al público. Ya casi no me queda porque gracias a Dios se ha vendido bien”. 

El heno, que antes era un símbolo infaltable en los nacimientos, ahora es casi un recuerdo. Para Sandra, sin embargo, tiene un significado especial, no solo porque lo comercializa, sino por la enseñanza que le brinda a sus nietos. “Ellos me preguntaron para qué sirve, son pequeñitos, de dos o tres años. Les expliqué que es para poner el pesebre. En mi familia tenemos la costumbre de armarlo después del 12 de diciembre, cuando celebramos a la Virgen de Guadalupe”, relata emocionada.

Sandra recuerda con cariño cómo, en sus años de juventud, durante un viaje con su esposo cerca de Blanca Flor, cerca de Chetumal, se maravilló al ver el heno creciendo en los campos. “Tomé fotos de esos árboles porque me llamó la atención cómo caían las guías, tan bonito, como si fuera un adorno natural”, comparte. Esas imágenes, que luego subió a sus redes sociales, despertaron el interés de quienes añoran el encanto de los pesebres de antaño. 

A pesar de que esta tradición parece estar en declive, Sandra mantiene viva la esperanza. “Nosotros queremos hacer una casita como antes, con mi familia. Es algo que no queremos perder porque simboliza mucho más que una costumbre. Es el espíritu navideño que une a las familias”, dice.

Para Sandra y su familia, el heno no es solo un elemento decorativo. Es el vínculo con una tradición que resiste el paso del tiempo, un recordatorio de que la Navidad no solo está en las luces del árbol, sino en los pequeños detalles que nos conectan con nuestra historia y nuestras raíces.

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