La historiadora Carmen Alberú Gómez estudió códices y escritos virreinales para entender el papel de la novia en la historia del país

 

Redacción/CAMBIO 22  

“Desde el México antiguo el papel fundamental de la mujer era explícito, que no se haya explotado en términos historiográficos es otra cosa”, aseguró la doctora en Historia del Arte Carmen Alberú Gómez, en la conferencia magistral “Hablan las novias. Historia, hechos, relatos. Una mirada a la vida de las mujeres en México”, en la que disertó sobre el origen de los matrimonios y la vida de las mujeres en nuestro país.

Se trató de una de las actividades que acompañan la exposición “Las mil y una novias” —abierta al público en las instalaciones del Museo Ídolos del Esto— para la cual la especialista fungió como parte del equipo curatorial del proyecto Fábrica de Exposiciones.

En un recorrido por la exposición que se exhibe en el Museo Ídolos del Esto

“La novia es una buena conductora (para entender la historia nacional), porque en los mundos del noviazgo y el matrimonio los cambios se viven en primera persona, que son reflejo de la época, el momento sociopolítico y cultural que se está viviendo. Ella encarna en sí misma esos cambios, es una idea y un símbolo”, opinó la historiadora.

De Dinteles y códices

Como ejemplo Alberú Gómez mencionó la reproducción de un dintel maya del año 723 de nuestra era, que forma parte de la exposición. En ella aparece la señora K’ab’al Xook, consorte del gobernante Kokaaj B’ahlam III, quien legitimó su unión al entregarle un casco jaguar.

La especialista también destacó que en la cosmovisión de las antiguas culturas de México hubo importantes parejas sagradas como la Diosa lunar y el Dios solar de la cultura de la isla de Jaina, en Campeche, así como Chalchiuhtlicue y Tláloc, entre los nahuas, en el centro del país.

Esta fue una forma de dar sentido al universo que encuentra sus paralelos en las culturas griegas y romanas, con dioses como Era y Zeus. “Poco cambia en una cultura y otra y no importa tampoco el tiempo transcurrido”, dijo Alberú Gómez.

También se analizaron representaciones rituales de unión en códices antiguos, como el Códice Mendocino y el Códice Borbónico. En el Mendocino se observa la representación de la novia como un tesoro y escoltada, simbolizando su estatus especial y la importancia del matrimonio en la genealogía. Igual se ve un momento en el que los novios anudan su tilma y el ayate para simbolizar la unión, tradición que tiene su eco en el presente.

“En España se usaba una especie de lazo, pero dejó de usarse en el siglo VIII. Aquí parece ser que viene directo de la tradición prehispánica, como parte del rito, a los novios se les pone el lazo. Es muy curioso ver bodas de mexicanos en el extranjero, porque es muy bonito y la gente del extranjero que no lo sabe pregunta, ‘¿y eso qué es?’”, explica la especialista sobre el uso del lazo en la actualidad.

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Mujeres dotas y las novias de Dios

Aunque hubo costumbres que se mantuvieron, como se puede ver en cuadros de época como “Desposorio de Indios” de Juan Rodríguez Juárez, una de las características de las uniones de pareja en la Nueva España fue la implementación de las dotes a las novias, como prácticas ineludibles. “Una ayuda importantísima, para que no les faltara nada de lo que con nosotros tuviste en tu nueva vida”, dijo la historiadora.

La dote incluía bienes como tierras, edificios, casas, haciendas, joyas y ajuar, además de esclavos y sirvientes. En el proceso de la curaduría de la exposición, las especialistas realizaron trabajos de paleografía de una dote del siglo XVI que ascendía a 31 mil 708 pesos de entonces, equivalentes a cuatro millones 700 mil de la moneda mexicana actual.

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Así como había bodas terrenales, también había bodas con lo divino, las cuales eran representadas por las monjas a quienes se les decía que eran “Las novias de Dios”. La unión se realizaba con toda pompa y lujo, “como si fuera una boda de carne y hueso. Esto se sabe, entre otras cosas por retratos que les eran hechos antes de ingresar a los conventos.

“Se las vestía de determinada manera y se las retrataba para que los padres pudieran recordarla y las familias también. Había dos retratos, uno antes de entrar al templo y otro después, al primero le decían tomar el velo, que era como vestirse de novia y el otro era coronada”.

La especialista señaló que varios de los símbolos del rito católico permanecieron en expresiones modernas hacia finales de los siglos XIX y XX, donde se incluye el matrimonio civil.

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“Lo mismo que pasaba en la época prehispánica y en el virreinato pasaba aquí, nunca se acaba del todo, ni las enseñanzas ni lo que se había tenido anteriormente en el mundo religioso. A pesar de estar en el mundo civil, los elementos que están en una y en otra obra son exactamente los mismos”.

Todos estos temas y otros están explicados con mayor detalle, y con la pluma de diferentes especialistas, en el libro “Había una vez… las mil y una novias. México, siglos VIII al XXI”, que se puede adquirir en el siguiene link: https://buy.stripe.com/cNi14n6t372M6Ly7051VK02.

Al término de la conferencia se realizó una visita guiada por la muestra que se exhibe en el Museo Ídolos del ESTO, de la Organización Editorial Mexicana; la entrada es libre, de lunes a sábado de 9:00 a 18:00 horas, hasta diciembre próximo.

 

 

 

Fuente: El Sol de México

redaccionqroo@diariocambio22.mx

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