• Protegidos por altas autoridades cerca de 10 años, los hermanos Rodríguez Interian, empezaron recolectando droga “playada” hasta ser dueños de valiosas propiedades inmobiliarias y fincas ganaderas adquiridas con el dolor y la sangre de la sociedad quintanarroense.

 

 

 

  • Tras la detención de Jacobo Rodríguez Interian y/o Jacobo Interian, se expone la Impunidad y protección de la que ha hecho uso para consolidar su liderazgo criminal en los municipios quintanarroenses de Felipe Carrillo Puerto y Bacalar para el Cártel de Caborca-Familia Caro Quintero.

 

 

 

  • Lo que más ha llamado la atención son sus operaciones de lavado de dinero que han concentrado en los municipios yucatecos de Mérida, Panabá y Tizimín, en dónde adquirieron numerosas propiedades inmobiliarias y ranchos pecuarios, que han dejado para su manejo a importantes empresarios yucatecos.

 

 

Renán Castro Madera/CAMBIO 22

 

Tras la detención de Jacobo Rodríguez Interian y/o Jacobo Interian, se expone la Impunidad y protección de la que ha hecho uso para consolidar su liderazgo criminal en los municipios quintanarroenses de Felipe Carrillo Puerto y Bacalar para el Cártel de Caborca-Familia Caro Quintero.

Sus operaciones criminales siempre han sido cubiertas y consecuentadas por autoridades de los tres niveles de gobierno, en particular policías de Quintana Roo.

Lo que más ha llamado la atención además de su historial criminal y sus complicidades al más alto nivel, son sus operaciones de lavado de dinero que han concentrado en los municipios yucatecos de Mérida, Panabá y Tizimín, en dónde adquirieron numerosas propiedades inmobiliarias y ranchos pecuarios, que han dejado para su manejo a importantes empresarios yucatecos.

A Jacobo Rodríguez Interian es la segunda vez que se le detiene

En nuestra edición del 2 de julio de este año, el diario CAMBIO 22, informó de su detención en el poblado de Limones municipio de Bacalar, junto con otro de los jefes de plaza de dichos municipios, Jesús Martínez Sarmiento “La Yegua”, sin embargo y por la falta de transparencia o complicidad, en ese entonces ninguna autoridad lo reconoció de manera oficial.

Y jamás admitieron de manera oficial, aunque en carpetas informativas de inteligencia Militar consta dicha detención.

En cuanto a esta nueva aprehensión y para no desentonar, tras la serie de cateos y detenciones llevadas a cabo por personal del Ejército Mexicano, tanto en Quintana Roo, como en Yucatán, las autoridades quintanarroenses fueron obligadas a reconocer la detención de este importante Jefe del Cártel de Caborca en el estado.

Llama la atención que desde el mismo miércoles 10 en que fue detenido, en Quintana Roo prevaleció la desinformación pues dos de sus lugartenientes que habían sido asegurados previamente en el poblado de Limones, al ponerlos bajo custodia por parte del personal del Ejército a policías del estado, estos ultimos esparcieron el rumor que se trataba de dos elementos pertenecientes al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), cuando se trataba de dos integrantes de la escolta de los hermanos Rodríguez Interian y que fueron quienes dieron la ubicación de los predios en Yucatán y en dónde podrían arrestarlos.

Los Rodríguez Interian, Una Historia Similar a la de Otras Familias Narcas

La historia de los hermanos Rodríguez Interian, es similar a otras tantas que han florecido en el submundo del narcotráfico mexicano, que inician como ayudantes de capos y gracias a su efectividad y liderazgo ascienden a líderes de poderosas células criminales que están diseñadas para sembrar el terror en comunidades semirurales con el objeto de exaltar su poderío y dominio en el área.

En los municipios de Bacalar y Felipe Carrillo Puerto de todos es sabido que quienes le abrieron las puertas al Cartel de Caborca en esas demarcaciones fueron los integrantes de la familia Montero Valencia, en el año 2016, justo en el florecimiento y asentamiento del narcotráfico en los albores de la peor administración estatal que ha tenido Quintana Roo, la que encabezó Carlos Joaquín González.

En ese entonces Sabino Montero Valencia y su familia eran quienes controlaban la plaza del sur para el Cártel de Sinaloa, gracias al cobijo que recibieron por parte de Joaquín Guzmán Loera “El Chapo”.

Y es que la historia del narcotráfico en Quintana Roo se ha destacado por albergar a poderosos capos a lo largo de su sangrienta historia han habitado en este casi olvidado rincón de nuestra México lindo y querido.

El Chapo Guzmán en algún tiempo utilizó la zona Sur quintanarroense para vivir y operar en tanto se alojaba en una céntrica residencia en la ciudad de Chetumal, según se asientan en reportes que obran en poder de la DEA.

La presencia del Chapo Guzmán en la zona Sur del estado, se tiene registro que ocurrió desde el 2010 y se dió cuando su organización criminal dominó toda la Frontera Sur del país esto es, desde Chiapas, pasando por Tabasco, Campeche, hasta llegar a Quintana Roo.

Y con la presencia de Guzmán Loera aquí, cobra auge el desarrollo de más pistas clandestinas en la zona rurales de los municipios de Othón P. Blanco y Bacalar, Asimismo se incrementaron los “Bombardeos” de cargas de estupefacientes en el litoral quintanarroense que realizaban con avionetas Cessna al servicio del Cártel de Sinaloa.

Bajo ese poderoso cobijo la familia Montero Valencia logra implementar una poderosa red de apoyo y de operaciones, misma que suministraba drogas al por mayor a los consumidores locales y visitantes así como recolectando el recale de kilos de estupefacientes que llegaban a las costas de Majahual y pueblos costeros aledaños al mismo puerto, producto de las perdidas de costales que caían a la mar durante sus operaciones del narcotráfico.

En tanto en el poblado de Limones municipio de Bacalar los hermanos Jacobo e Israel Rodríguez Interian, en complicidad con Jesús Martínez Sarmiento “La Pelusa” y Jesús Martínez Sarmiento “La Yegua” mantenían cuadrillas de “playadores” diseminados a lo largo de toda la costa para la recolección de los paquetes de droga que llegaban a las playas, para entregarlos a la familia Montero Valencia, en ese entonces el enlace directo con el Chapo Guzmán.

Mediante negociaciones entre el Chapo Guzmán y altas autoridades federales y estatales, funcionarios de la administración de Enrique Peña Nieto, “autorizan” la entrega de la plaza a la familia Caro Quintero a solicitud del Chapo Guzmán y de Ismael Zambada García.

Al inicio de la administración de Carlos Joaquín González, gracias a las relaciones que tejieron colaboradores del entonces mandatario estatal con José Gil Caro Quintero “El Pelo Chino” quien para eso había sido comisionado por el Cartel de Sinaloa a la zona sur-sureste y península de Yucatán, para dirigir la naciente pero poderosa organización delictiva, logrando consolidar su estructura criminal que floreció al igual que el sexenio de Joaquín González.

Todo se realizaba viento en popa para la familia Montero Valencia, su cobijo al naciente Cártel de Caborca y su llegada a la entidad les otorgaban poderío en el área y presencia nacional en el mundo criminal.

Los Montero Valencia junto con los Rodríguez Interian y los Martínez Sarmiento, arroparon a José Gil Caro Quintero y compartieron varias pistas clandestinas, así como zonas de desembarco de drogas que llegaban en lanchas de Sudamérica a costas de Quintana Roo.

Las pistas clandestinas se multiplicaron por toda la zona rural de los municipios de Bacalar y Othón P. Blanco, dónde recepcionaban aeronaves cargadas de drogas sudamericanas durante todo el sexenio Joaquinista sin ser molestados ni con el pétalo de una rosa.

Aunque las investigaciones federales y de la DEA proseguían acumulando información, las relaciones políticas frenaban las detenciones y únicamente servían para engrosar los archivos tanto de los gobiernos estadounidense y mexicano.
A la par la violencia envolvía a los municipios del sur quintanarroense y las alianzas parecían inamovibles.

Sin embargo, como en la mayoría de las estructuras criminales mexicanas, la traición y los intereses conviven al por mayor, a la par de su crecimiento aunque siempre terminan por colapsar.

Ynse ejemplifica con lo ocurrido en el municipio de Bacalar en dónde la familia Montero Valencia, asociados a los Rodríguez Interian empiezan a sufrir fracturas por temas de dinero y pérdida de confianza en la toma de decisiones.

Y para sumar esa sociedad se vio manchada por una deuda de 36 millones de pesos que el cabecilla de la organización Sabino Montero Valencia, no pudo pagarles a sus socios, los hermanos Rodríguez Interian y los hermanos Martinez Sarmiento, situación que los hizo entrar en conflictos y arruinar la confianza mutua al igual que su lealtad.

A la consolidación del Cartel de Caborca en la entidad, la célula criminal de los Jefes de Limones les otorgan la razón y esta situación provoca que se afiance la alianza con los Caro Quintero.

En una reunión de Jefes, Israel Rodríguez Interian les comentó de la deuda que Sabino Montero Valencia tenía con ellos; los Caro Quintero con el afán de reforzar lazos de confianza con los hermanos Jacobo e Israel Rodríguez Interian se ofrecieron a cobrarle la deuda de 36 millones de pesos a Sabino Montero Valencia.

Sin embargo, al hacerlo este se justificó diciendo que no contaba con el efectivo para saldar dicha deuda, por lo consiguiente el Cartel de Caborca inició una serie de confiscaciones de bodegas y propiedades a la familia Montero Valencia.

Una de estas propiedades fue el Rancho la Zaga y varios terrenos en Bacalar y Chetumal.

Está medida encendió la rabia y furia de Sabino Montero quien a través de un contacto en México logró enlazarse con agentes de inteligencia de la DEA para delatar toda la estructura criminal del Cartel de Caborca que opera en Felipe Carrillo Puerto y en Bacalar.

Además aportó valiosa información sobre la operación de altos funcionarios estatales y federales que mantenían relaciones de protección a la familia Caro Quintero, mismos que obligaron a dar inicio a expedientes que hoy son calificados en la justicia estadounidense.

A raíz de estás traiciones el Ejército Mexicano logra el aseguramiento de varios laboratorios donde se procesaba Fentanilo instalados en los montes cercanos al poblado de Limones y en comunidades de Felipe Carrillo Puerto, gracias a la información que les había proporcionado la DEA norteamericana.

Sabino Montero Valencia con disfraz de proveedor de servicios turísticos en Bacalar se había convertido en un brillante testigo protegido de la DEA, quien ha logrado infiltrarse en la zona de más influencia del cártel de Caborca, en este caso los municipios de Othón P. Blanco, Bacalar, Felipe Carrillo Puerto y José Maria Morelos del estado de Quintana Roo.

Gracias a la colaboración de Sabino Montero Valencia se han logrado identificar a más de 13 cabecillas del Cártel de los Caborca, es por eso que ya se han concretado varios cateo en ubicaciones clave, en las cuales se ha logrado el aseguramiento de laboratorios, bodegas, armas y drogas, y otras no han tenido buenos resultados por la complicidad que otorgan algunos funcionarios de la Fiscalía de Quintana Roo, con el Cartel de familia Caro Quintero.

De las relaciones de los jefes del narcotráfico en la zona Sur con el sector empresarial y los presidentes municipales de Felipe Carrillo y Bacalar; Esa es otra historia…

 

 

 

 

 

 

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