• Fermín Burgos la persona ejecutada hoy en la capital de la entidad, fungía como agente del cuerpo de inteligencia de la Policía Estatal que había egresado de la infantería de Marina.

 

  • Honesto servidor público que su “pecado” más grande fue “saber demasiado”…

 

Renán Castro Madera/CAMBIO 22

A Fermín, lo habían sentenciado a muerte desde el 2021, pero gracias a la intervención de elementos Federales le salvaron la vida.
Más bien, se la prolongaron por unos años…

En uno de esos meses veraniegos de Chetumal, Fermín había sido citado en Plaza las Américas por unos agentes Ministeriales, para recibir informes de actividades del crimen organizado.

Corría el año 2021, un aviso de agentes federales que habían interceptado una llamada telefónica en dónde se informaba del operativo para darle muerte, impidió el fatal desenlace.

Hoy, al fin sus enemigos y a quienes había expuesto, entre ellos altos personajes de la política y del poder con el narcotráfico en Quintana Roo, lograron su objetivo.

Lo mataron con más de 20 tiros de grueso calibre. El descaro y la ignominia en lo más alto de la cúpula y el poder se Imponen de nuevo y Dejan en estado de indefensión a la zona Sur de la entidad.

Advertencia: esta nota periodística contiene imágenes y videos fuertes, recomendamos discreción.

Irónicamente a Fermín lo privaron de la vida en las cercanías de su alma mater: el Batallón de Infantería de Marina en Chetumal.

En los alrededores del mencionado batallón, un grupo de sicarios lo acribillaron sin que el personal de la Marina Armada de México reaccionara como sería la lógica de no existir la política de los “abrazos, no balazos” implementada por el Presidente Andrés Manuel López Obrador.

Fermín Burgos, es un caso excepcional en esos hombres que investigan el fenómeno del narcotráfico.

Irónicamente en la Policía Estatal era mal visto y calificado de traidor, por no prestarse a la corrupción.

No recibía dinero del crimen organizado y por ello sus propios compañeros de la policía estatal lo calificaron como “sapo”, un sobrenombre que en el mundo del narco se lo adjudican a quienes son delatores.

Tenía varios días que había comunicado a sus cercanos que lo venían siguiendo diversos vehículos; “como que miden mis tiempos, lugares que asisto y las distancias que recorro”, mencionaba en corto a sus conocidos.

Tenía marcado la señal de muerte entre el Cártel de Caborca, tras la revelación y confirmación de una lista de más de 200 policías estatales, municipales y ministeriales en la lista de los protectores de la familia Caro Quintero.

Y todo se precipitó cuando en días recientes, por órdenes del alto mando se habían cambiado de sector y de servicios a policías corruptos al servicio de Los Caborca.

Estos movimientos tácticos afectaron directamente el escudo de protección policiaco e Implementado para permitir las operaciones del cártel de Caborca.

Las venganzas se acercaban y acudían a la máxima entre el crimen y sus subordinados: ” el que entra jamás podrá dejar a los Cárteles”.

Y en ello tenían a uno de sus principales objetivos a Fermín por haber delatado y filtrado las listas de policías corruptos a instancias federales.

Pero aún más, el cártel de Caborca tenía planeado acabar con quiénes pretendían abandonar su anillo de protección.

Por ello en la Secretaría de Protección Ciudadana de Quintana Roo, guardaron silencio sepulcral apenas el pasado viernes 26 de abril, Tras el intento de ejecución al policía municipal de Chetumal, Ángel N. “El Borrego”, quien se había negado a asistir a una reunión con líderes del Cártel de Caborca.

Había planeado dejar de formar parte del escudo protector policiaco, porque sabía de las investigaciones federales.

En ese atentado perdió la vida el hijo de “El Borrego”, un Menor de Edad de escasos 16 años; horas después durante el velorio intentaron masacrar a la familia, un grupo de sicarios de Los Caborca, aunque de manera fortuita fueron detenidos antes de perpetrar el ataque.

Esas fueron las señales de la venganza de ese grupo criminal para los policías que no habían cumplido acuerdos.

Les pagaban salarios de mil hasta 100 mil pesos semanales, tanto a altos jefes como personal de tropa.

Fermín Burgos, se había destacado por su honestidad, valentía y entrega al trabajo de inteligencia, vivía de su salario, mismo que no le alcanzaba para cubrir sus necesidades básicas, sin embargo jamás cayó en las tentaciones que desde la pasada administración se tendieron en las Fuerzas de seguridad con el objeto de consolidar la presencia de la familia Caro Quintero en la entidad.

Hoy, las autoridades estatales pretenden minimizar los hechos y tergiversar los eventos criminales de alto Impacto, como pretendiendo decir que aquí no pasa nada.

Sin embargo, la psicosis corroe la confianza ciudadana y se apodera de las calles y avenidas de la capital, en dónde los propios pobladores no tienen confianza ni en su policía y menos en los personajes que los gobiernan…

redaccionqroo@diariocambio22.mx

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