La Disputa del Crimen Organizado por la Zona Rural de los Municipios de Bacalar y Othón P. Blanco
19 Nov. 2025
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Más de 12 comunidades de la Zona Sur de Quintana Roo en manos del criminales.
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En lo que va del año se ha reportado la desaparición de más 60 personas y el desplazamiento de pobladores que habitaban en esa zona olvidada de la entidad.
Renán Castro Madera /CAMBIO 22
La disputa entre el Cártel de Caborca-Mayiza y el Cártel de Sinaloa facción Los Chapitos-CJNG, han bañado de sangre a las zonas rurales de los municipios de Bacalar y Othón P. Blanco en el Sur de Quintana Roo.
En lo que va del año se ha reportado la desaparición de al menos 60 personas en las diversas comunidades que conforman la zona Sur de la entidad.

Además varios líderes sociales han sido ejecutados en diversos poblados, tras quedar en medio de las disputas criminales y el apoyo que brindan las bandas del narco a los lugareños.
En ese ajuste de cuentas provocado por la lucha y control de diversas actividades ilícitas que incluye el contrabando de precursores químicos, tráfico de armas, el control de las pistas clandestinas para el aterrizaje de aviones cargados de drogas, sumado al contrabando de licor y tabaco adulterado mismo que distribuyen a lo largo y ancho del país.

Esta rica y bella región quintanarroense ha sido olvidada por las autoridades de los tres niveles de gobierno y ahora viven acosadas por el crimen organizado, que ha perpetrado asesinatos multitudinarios, desplazamientos y desapariciones forzadas sin precedentes en esa región.
Lo que pasa, dice una fuente que trabajó en seguridad nacional y ahora es un ex funcionario público estatal que solicita el anonimato, es que hay una disputa entre varios cárteles.
Desde hace casi dos años está ocurriendo un reacomodo de los grupos criminales en los dos municipios sureños de la entidad.

El que controlaba el territorio, dominaba las pistas de aterrizaje para la descarga de armas y drogas , era el grupo de Los Coronel (en referencia a la familia criminal que conforman Ignacio, Marina, Roberto y Lázaro Coronel, por mencionar algunos), de la facción de Los Chapitos del Cártel de Sinaloa.
Pero ahora irrumpió el Cártel de Caborca, que dirige José Gil Caro Quintero, sobrino de Rafael Caro Quintero y que hace menos de 15 meses contrajo una alianza con la facción de la Mayiza.

Tras esa alianza contraída entre José Gil Caro Quintero e Ismael Zambada Sicarios “El Mayito Flaco”, ocurrió de igual manera una alianza entre La Chapiza, Los Coronel y Julio César Moreno Pinzón “El Tarjetas” del CJNG.

Los Coronel, prosigue el entrevistado, controlaban la zona desde hace tres décadas y operaban desde la comunidad de El Gallito, a 90 kilómetros del centro de Bacalar.

Hasta allí fueron integrantes de los Caborca para perseguir y asesinar a sus contrarios. “Pero no sólo mataron a todos los que identificaban como integrantes del Cártel de Sinaloa a todos los que llevaban sus apellidos, a los familiares, sino que también asesinaron, por ejemplo, al mecánico que trabajaba para ellos.
O sea, hubo una limpieza y persecución de todos los que pudieran colaborar con ellos que incluyó a varios funcionarios y ex funcionarios del municipio de Bacalar.

Luego recorrieron las zonas aledañas y poblados rurales.
En la comunidad de Miguel Alemán, 28 familias se tuvieron que desplazar en el momento de máxima violencia, 28 de, no sé, 50 familias que hay”, dice.

Ahora los Caborca operan desde la comunidad de Reforma, a una hora de El Gallito y a treinta minutos del centro de Bacalar, donde tienen pistas de aterrizaje clandestinas para recibir hasta 10 avionetas a la semana, cargadas de drogas y armas que provienen de Venezuela la mayoría fabricadas en Rusia.

Sin embargo, los Coronel aún no han perdido el control de cinco pistas clandestinas de aterrizaje que operan en las cercanías del poblado de Miguel Alemán y en otras zonas colindantes con la frontera de Guatemala y Campeche.
Los Caborca, además, han instalado puestos de control y desplegado vigilancia a la redonda de las localidades conquistadas. Para magnificar el control, el entrevistado me da un ejemplo: un campesino vendió una parcela y con ese dinero se compró una camioneta que le serviría para sus actividades agrícolas. Integrantes de los Caborca notaron que había un carro nuevo, lo persiguieron, lo interrogaron y lo torturaron.

Le preguntaban para quién trabajaba, que de dónde había sacado dinero para la camioneta. Y no lo mataron porque jugaron con él: lo ‘tablearon’ y le dijeron que si adivinaba la madera con la que lo estaban golpeando, lo dejaban vivir… Y sí adivinó. Pero lo siguieron acosando… y mejor huyó”, abandonó sus propiedades y para finalmente resguardarse en un lugar desconocido, detalla.

En Bacalar 39 Fichas Oficiales de Búsqueda de Personas Desparecidas Desde 2020
Esta disputa ha tenido como consecuencia un aumento en las desapariciones forzadas. Muchas de las madres de las víctimas están desesperadas por no poder buscar y menos encontrar a sus hijos desaparecidos por estar amenazadas por los criminales.
Con esa impotencia, una de ellas redactó un escrito de 50 páginas, lo poco que le han dejado hacer en su búsqueda de justicia; un documento de investigación, de lo que ella vive, lo que ha visto, lo que sabe y que desea nunca haber escrito.

Para “llevar a la mente cómo un lugar de exuberantes paisajes se ha colocado como la cuna de las desapariciones se lee en las primeras líneas del escrito, que ha compartido con otras buscadoras y en el que todas pueden reconocerse.
La madre asegura que las comunidades en Bacalar secuestradas por el crimen son Miguel Alemán, Melchor Ocampo, Río Verde, El Gallito, Zamora, Otilio Montaño, Nuevo Canaan, Nuevo Tabasco, General Francisco Villa, Jesús Martínez Ross, 18 de Marzo y Francisco J. Mújica.
Viven con toque de queda les ordenan no salir de casa por la noche o atenerse a las consecuencias.

Asegura que los campesinos viven extorsionados, pagan una cuota por dejarlos salir a vender sus productos.
Y hasta el ingreso de maestros y vendedores de abarrotes se encuentra bajo control para su circulación en la zona bajo dominio de los cárteles.
Los propios trabajadores del sistema educativo local, les hacen llegar una copia de la credencial de elector de los maestros para que puedan ingresar a los poblados para impartir clases en los planteles del área.
De no cumplirse esa disposición, los criminales “tablean” al que la viola sean maestros e incluyendo a los funcionarios educativos bajo su control.

En el caso de las distribuidoras de abarrotes semanalmente para que sus camiones ingresen a las zonas ocupadas, tienen que entregar parte de sus productos para consumo de la “tropa narca” que vigila los puestos de control de acceso.
La madre buscadora, en su escrito hace de igual manera un recuento de los enfrentamientos y hechos violentos sucedidos en los últimos años; habla de hallazgos de cuerpos quemados o descuartizados en sascaberas, en la selva y en caminos rurales; de asesinatos de personajes públicos como Román Guzmán González, político local, o de Francisco Gandiola, conocido ganadero.

En el área también han dado Muerte al líder cañero Evaristo Gómez y sus dos Escoltas, así como del luchador social Felipe Delgado “Felipillo”, ambos muertos en comunidades rurales de Othón P. Blanco.

El último capítulo del documento lo dedica a enlistar las fichas de búsqueda activas en Bacalar, que suman 39 desde el año 2020.
“Este es un análisis muy básico desde los ojos de la desesperación, de la frustración de alguien que no tuvo preparación profesional y es el grito de auxilio de una comunidad que enfrenta uno de los de los periodos de derramamiento de sangre y toma de propiedades, cultura modos de vida y vidas de familias enteras, refugiadas en la selva, y otros que vieron partir a su hijos e hijas a manos de gatilleros y que no saben si volverán a verlos.
Nada comparado con la conquista española que sufrieron los mayas en el periodo de la colonización española y la presencia de piratas en Bacalar. Bajo el sol dorado y los bellos colores de la laguna, bajo el murmullo de la fauna, ante los ojos de los niños testigos corre un clamor. Sí, un clamor: ¡Basta ya!”.

La carta cierra con una leyenda:
“Si lo reproduces o compartes, cita este autor que busca incansablemente a su familiar”.
redaccionqroo@diariocambio22.mx
GCH




















