Miguel Ángel Mauss / CAMBIO 22

Antes de empezar, pido una disculpa para las personas que puedan salir dañadas por mi relato, pero como mi pecho no es bodega, ahí les va.

Cuantas veces has visitado el lobby del Congreso del Estado y observado el mural o has tenido la oportunidad de tener una visita guiada recibiendo explicación del mismo, bueno te puedo contar una historia que para muchos e inclusive quienes tienen la fortuna de trabajar ahí desconocen.

Hoy les quiero contar sobre un dibujo del mural que tiene su larga historia, si te paras al centro del lobby y observas hacia el ventanal que da hacia las oficinas, en la parte de arriba de esa ventana, podrás observar los retratos de los diputados que integraron las legislaturas correspondientes, en un retrato aparece un personaje sosteniendo con su mano una casita, bueno de ese pedacito de mural es la historia escondida de mi bello Chetumal.

Para conocer porque tiene en su mano una casita el diputado primero te tengo que explicar el contexto, y para ello te expondré el trabajo de tesis con el título “De Payo Obispo a Chetumal, la historia de la maqueta de la ciudad, 1985-2013” para obtener el grado de licenciada en humanidades, en el área de concentración en historia que presentó la Diputada Irazú Marisol Sarabia May, a la Universidad de Quintana Roo en el año 2014 cuando era diputada en la XIV legislatura.

En su tesis la diputada cita una entrevista que Don Luis Reinhard concedió a la antropóloga Luz del Carmen Vallarta en 1987 (Reinhard 1987), de la cual hare una síntesis para no alargar la historia y citó:

“En 1983, precisamente aquí en mi casa empecé la maqueta, claro que yo disponía sólo del material que podía pagar, así junté 43 casitas… (el) Ing. Héctor López, encargado de la Biblioteca Rojo Gómez, quien vio las casitas y le causaron mucho interés. Me dijo entonces que si yo podía terminar la maqueta. Le contesté: “Estoy dispuesto a terminar, porque quiero dejar al pueblo de Chetumal un recuerdo de mi tierra, porque soy payobispense, no soy chetumaleño”. El ingeniero se fue muy interesado en la maqueta y yo me quedé dispuesto a hacérsela”

Irazú Sarabia May, narra que el primer diseño de las casitas sufrió un accidente y la maqueta quedó destruida y vuelve a citar:

“La segunda versión de la maqueta comenzó cuando el Ing. Héctor López regresó a casa de don Luis a ver los avances de la maqueta, cuando Don Luis le informó de lo sucedido, el ingeniero tomó la decisión de apoyar el proyecto brindándole un lugar en la biblioteca para su construcción y resguardo, además de proporcionarle a don Luis los materiales necesarios para realizar la maqueta y un poco de apoyo económico pues don Luis ya no podía trabajar.

Sin embargo, al crecimiento de la maqueta el espacio de la biblioteca fue quedando pequeño y don Luis Reinhard pide ayuda y son las autoridades del Congreso del Estado que le dan un lugar.

Sarabia May, dice: “Tras unos meses de exhibición en el Congreso, la maqueta empieza a reunir cantidades cada vez más grandes de gente, hecho que al Presidente de la Gran Comisión, Rodolfo Romero Euan, le parece inapropiado. Muchas y muy variadas son las versiones acerca de lo que sucedió después, lo que sabemos con certeza es que al tratar de trasladar la maqueta de vuelta a la casa de la mamá de don Luis, donde había sido construida originalmente, se maltrató a tal grado que fue imposible salvarla. Este episodio es ampliamente conocido por la comunidad chetumaleña. Sobre el incidente don Luis comenta”:

“La instalé luego en el Congreso. Estaba bastante contento, bastante satisfecho porque pensé que iba a quedarse ahí por lo menos los 10 años que tenía proyectado. Pero no fue así. Estaba contento de que estuviera ahí, inclusive hice propaganda en Corozal, con unos beliceños, para que se hiciera promoción entre amigos y contemporáneos para que vinieran a visitar la maqueta. Pero va a ser lo mismo que siempre pienso yo, que tuve un grande error, no sé si porque soy tonto o porque no sé apreciar mi trabajo. Por la forma en que me la deshicieron pienso yo, que mi trabajo no lo apreciaron, porque he visto otros trabajos menos interesantes que han obtenido más cavidad” (cabida). (Reinhard 1987)

Bueno, es claro y evidente que la Diputada no iba a señalar en su tesis que fue lo que pasó, pero un servidor se dio a la tarea de documentar este hecho y encontré la publicación de un medio de comunicación había divulgado el nueve de septiembre del dos mil veinte con el título “Maqueta de Payo Obispo, retrato del pasado”, en donde la reportera Joana Maldonado realiza una entrevista al académico Antonio Higuera Bonfil el cual expresa: “las primeras maquetas elaboradas por don Luis corrieron la misma suerte que la ciudad, aunque en este caso varios “huracanes políticos” hicieron que sus maquetas desaparecieran”.

Tampoco, el académico, quiere señalar con exactitud que pasó, por lo que seguí la búsqueda y bingo, encontré el dato, en el libro de “Efemérides quintanarroense”. Tomo I Gobierno del Estado de Quintana Roo, 1987, de Francisco Bautista, en donde apunta:

“1985: Gran desencanto causó entre numerosas personas, principalmente entre los viejos habitantes de Payo Obispo, el saber que la maqueta de la ciudad antigua, elaborada por el señor Luis Reinhard había sido tirada a la calle, aparentemente por instrucciones del diputado local Rodolfo Romero Euán”.

“La maqueta hecha a escala libre y con técnica más bien artesanal, logró captar la simpatía de gente de todos los sectores y no se regateó el reconocimiento para el autor, por lo mismo surgió malestar cuando trascendió lo sucedido. Recientemente estuvo en exhibición en el Congreso y una vez cumplida su función, se le envió al autor en varias cajas y sin el menor cuidado. Por u otra razón la maqueta no llegó a sus manos de don Luis y quedó sobre la banqueta, fuera de donde labora, a la vista de reporteros, que ni tardos, ni perezosos…”

Ahora, ya documentando el hecho, puedo comentar, que un servidor, cuando acompañaba al Diputado Primitivo Alonso Alcocer, Presidente de la Gran Comisión en la VII Legislatura, escuche la explicación que le dio el autor del mural Elio Carmichael sobre el personaje sosteniendo la casita en la mano, dijo que no podía dejar pasar este anécdota sobre la maqueta de Don Luis Reinhard, aunque existió reclamo por parte de las autoridades del Congreso, de quien había encargado la obra, pero como artista insistió que su aportación y ahí se quedó, para la posteridad, por lo que un servidor retoma y hace remembranza del anécdota, no con el afán de hacer algún agravio, sino para que no se pierda en las historias escondidas de mi bello Chetumal.

 

 

 

redaccion@diariocambio22.mx

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