La Casa de la Fuente Pequeña Reabre sus Puertas en Pompeya
2 Dic. 2024
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El sitio arqueológico, tras su restauración, ofrece nuevamente una vista impresionante de la vida romana antigua.
Redacción/CAMBIO22
En Pompeya cada rincón es una maravilla, pero incluso en un sitio arqueológico con tanto por explorar hay lugares que destacan sobre los demás. Uno de estos es la llamada Casa de la Fuente Pequeña, famosa por sus frescos, mosaicos y por la preciosa fuente que le da nombre. Esta joya ha abierto de nuevo al público después de seis años de restauraciones.
Dicha reapertura inaugura la cuarta edición del programa “Contar los trabajos”, una iniciativa que permite a los visitantes conocer los procesos de restauración y conservación en Pompeya. Gracias a ella se pueden conocer 20 proyectos que se están llevando a cabo tanto en la antigua ciudad como en el cercano sitio de Oplontis, que también fue sepultado por el Vesubio pero que, al estar más cercano al volcán, sufrió una destrucción mayor y por ese motivo es mucho menos conocido que Pompeya y Herculano.
La restauración de la Casa de la Fuente Pequeña ha incluido importantes intervenciones estructurales, como la sustitución total del techo, el refuerzo de las vigas del atrio principal, la protección de la cubierta y los elementos decorativos del peristilo, y la impermeabilización de los suelos para prevenir infiltraciones de agua. También se ha restaurado la fachada de la vivienda contigua, la Casa de la Fuente Grande.
Qué es la Casa de la Fuente Pequeña y por qué es tan importante para Pompeya
La Casa de la Fuente Pequeña es una vivienda situada en la Vía de Mercurio, en el noreste de la ciudad de Pompeya. Se ha hecho famosa por el buen estado de conservación de sus elementos decorativos, que han mantenido muy bien sus colores. La gran calidad y número de estos, junto con otros elementos decorativos y estructurales, permiten deducir que quien viviera ahí poseía una gran riqueza y seguramente un elevado estatus social.
Esta casa está considerada como un gran ejemplo de cómo las familias adineradas de Pompeya invertían en la decoración y el diseño de sus hogares para mostrar su estatus social. Aunque no es una de las viviendas más grandes de la ciudad, sí es una de las mejor conservadas en términos de decoración, lo que la convierte en un recurso clave para estudiar el arte doméstico romano.
La característica más conocida de la casa y que le da nombre es su fuente, situada en el peristilo – patio interior – y decorada con mosaicos de colores vibrantes y una figura de bronce. Está revestida con teselas de vidrio y conchas marinas, que reflejan la maestría artística y el gusto por el lujo. Además de la figura de la fuente, en el peristilo se encontraron estatuillas de bronce y mármol que adornaban el espacio.
Los suelos y las paredes también son notables por su decoración y presentan elaborados mosaicos con patrones geométricos y escenas mitológicas. Además, las paredes están adornadas con frescos que representan paisajes y vistas, entre las cuales destaca el de una ciudad marítima que se ha conservado casi íntegro.
La Casa de la Fuente Pequeña es pues una joya arqueológica que ofrece una visión fascinante del espacio doméstico romano, algo que a menudo resulta tanto o más fascinante que los grandes monumentos que todos conocemos. Se trata de una visita que nadie apasionado por el mundo romano debería perderse, especialmente después de la restauración.
Fuente: National Geographic
GKM/MER