• La demolición de La Boom marca el cierre definitivo de una generación de antros legendarios en Cancún, justo cuando entran en vigor nuevas restricciones al horario nocturno

 

  • Entre recuerdos, cambios urbanos y nostalgia, desaparece el último símbolo de las grandes noches que forjaron la identidad turística del Caribe mexicano

 

Renán Castro Hernández/ CAMBIO 22

En Cancún, el derrumbe de La Boom no es solo el fin de un edificio, es el colapso de toda una época, en el kilómetro 3.5 de la Zona Hotelera, la estructura oxidada y parcialmente destruida de la discoteca comenzó a ser desmantelada a mediados de mayo de 2025, sellando el destino de uno de los últimos vestigios físicos de la época dorada del turismo nocturno en la ciudad.

La Boom fue durante casi tres décadas uno de los lugares más emblemáticos para el entretenimiento en Cancún, fue testigo de generaciones que llegaron en busca de fiesta sin límite, de noches que comenzaban con el atardecer y terminaban con el amanecer caribeño. Su caída ocurre al mismo tiempo que Cancún transita hacia un nuevo modelo turístico nocturno, más restringido, regulado y enfocado en otro tipo de experiencias.

Con la reciente aprobación del nuevo reglamento municipal que establece el cierre obligatorio de bares, discotecas y centros nocturnos a las 3 de la mañana en la zona hotelera, y a las 2 de la mañana en el centro, la ciudad deja atrás su sello distintivo de “party all night long”, tan promovido por décadas como uno de sus principales atractivos turísticos.

La clausura simbólica de “la emblemática discoteca” se vuelve entonces doblemente significativa.

Fundada a finales de los años 80 por empresarios yucatecos, La Boom surgió en un momento en que Cancún comenzaba a consolidarse como un destino de élite para el turismo internacional.

Originalmente concebida como una discoteca de gran capacidad, moderna, con shows de luces avanzados para su época y un diseño futurista, pronto se posicionó como uno de los sitios preferidos tanto por visitantes extranjeros como por los locales.

Durante los años 90 y principios de los 2000, el centro nocturno vivió su máximo apogeo, a diferencia de otros antros que apostaban solo por la música electrónica, La Boom ofrecía espectáculos en vivo, performances teatrales, presentaciones de artistas nacionales e internacionales, y noches temáticas que combinaban fiesta con producción escénica.

Fue precisamente ese carácter híbrido lo que le dio su popularidad, se convirtió en un ícono para quienes visitaban Cancún en busca de algo más que solo bailar.

La lista de eventos memorables es extensa, desde presentaciones de Tatiana que abarrotaban el lugar con niños y familias, hasta fiestas privadas con celebridades y conciertos improvisados de artistas internacionales de paso por el Caribe.

El lugar también albergó torneos de DJ, concursos de baile y promociones con cadenas hoteleras que incluían entradas como parte del paquete vacacional. Durante años, fue referencia obligada para tour-operadores y guías turísticos.

A lo largo de su historia, La Boom cambió de dueños varias veces, después de su gestión inicial por empresarios yucatecos, fue adquirida por grupos empresariales más grandes que intentaron convertirla en un punto de atracción masiva para los turistas del spring break.

Con el tiempo, sin embargo, perdió fuerza frente a nuevas discotecas como Coco Bongo, Mandala o Dady’O, que ofrecían conceptos renovados, mayor inversión tecnológica y agresivas campañas de promoción internacional.

Aunque dejó de operar oficialmente alrededor de 2014, La Boom continuó siendo utilizada esporádicamente para eventos privados y algunos espectáculos independientes. Su estructura quedó abandonada por años, como un coloso herido que aún conservaba parte de su esqueleto, su deterioro avanzó lentamente, hasta que en 2025 comenzaron los trabajos formales de demolición.

Según algunas versiones, señalan que el terreno donde se ubicaba La Boom será convertido en un nuevo desarrollo inmobiliario que incluirá una plaza comercial y un hotel.

Aunque no hay confirmación oficial de la cadena que lo operará, fuentes extraoficiales señalan que se trata de un proyecto impulsado por capital extranjero, interesado en transformar espacios históricos en productos turísticos de nueva generación.

Mientras tanto, voces de la comunidad local, de exempleados, promotores y DJs que alguna vez trabajaron en La Boom, han manifestado su nostalgia y tristeza ante la desaparición del lugar. Para muchos, era más que una discoteca, fue escuela, trampolín, punto de reunión, y símbolo de un Cancún menos corporativo y más festivo.

La caída del emblemático centro nocturno ocurre en una etapa de redefinición del destino turístico que es Cancún. Hoy, la ciudad apuesta por experiencias más exclusivas, más vigiladas y menos descontroladas, atrás quedaron los años en que el marketing del Caribe mexicano vendía noches sin fin, barras libres hasta el amanecer y caos controlado como parte del encanto, ahora, la fiesta tiene hora de cierre.

El cambio responde a diversas razones, preocupaciones de seguridad, saturación turística, demandas vecinales, y nuevas estrategias comerciales, pero para quienes vivieron las noches de La Boom en sus años de gloria, nada de eso borra la memoria de un lugar donde la música, la libertad y el Caribe se encontraban para crear una magia difícil de repetir

Con ella se cierra un capítulo irrepetible de la historia nocturna del Caribe mexicano, lo que viene es otra etapa, pero lo que se va, vivirá para siempre en la memoria de quienes bailaron hasta que saliera el sol.

 

Con información del Sistema de Noticias CAMBIO 22

Fotos: cortesía y redes sociales

redaccionqroo@diariocambio22.mx

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